lunes, 20 de diciembre de 2010

Intimidad (Intimacy) de Patrice Chereux

Cabe preguntarse por los planteamientos de "Intimidad", pelicula presentada en la Berlinale del 2000 con bastantes expectativas, mas que por los logros fílmicos del largometraje. Como siempre, no valoraremos lo conseguido, sino reflexionaremos sobre los temas que nos plantea. El comienzo es magnífico; una mujer llega a casa de un tipo al que se ve que apenas conoce. Entra, hace dos preguntas y... empieza el sexo. La escena se repite dos o tres veces hasta que sabemos que ella llega los miércoles de dos a cuatro ( no siempre y sin previo aviso ), solo para acostarse con él. En algunos encuentros apenas se dicen: "hola, pasa". Hasta que a él le asalta la necesidad de descubrir quién es, qué hace, cómo se llama, hasta que necesita conocer a su marido, ponerle en jaque, ver a su hijo, etc...
 De él no sabemos mucho, dejó a su mujer y a sus hijos un día, de repente, sin dar la impresion de saber por qué. Puede que esta película sea una película sobre la comunicación o sobre el misterio, quién sabe. Ella es una actriz sin talento que busca una energía de la que carece, una forma de canalizarse a sí misma. El es un hombre incapaz de decirse a sí mismo, de definir su busqueda. Alguien que camina en la vaguedad. Ella parece, segun dice, encontrar en él la capacidad de canalizar; él encuentra en ella el misterio, la curiosidad. El descubrimiento de su vida, los hechos concretos, banales, de la vida de ella, matan ese misterio. Las rabietas de él ante el silencio y ante esa banalidad muestran su necesidad de ella, a la vez que la matan. Ambos se necesitan en un grado máximo, y ambos se abandonan a sus vidas anteriores, instalados en los caminos de la incapacidad.
Su encuentro es al mismo tiempo un desencuentro. El deseo, su deseo mutuo, es un deseo más alto, inalcanzable, un terreno abonado a la frustración. Alrededor, todo parece desmoronarse, como si el tiempo nos dijera que hay algo que no es posible, como si hubiera un algo inalcanzable para los hombres, un anhelo de verdad, un contacto con un algo original, un otro, cuyas bases comunicativas sean ajenas al lenguaje logocéntrico. Los fracasos hacen campar a sus anchas el desasosiego, la desesperación, la falta. Ahí parece radicar la búsqueda, más que en dos vidas equivocadas o en el espeso cansancio del largo matrimonio. Lo irracional, por todos lados. Y si el director no se atreve del todo con el tema es porque quizá tenga miedo de desprenderse del lenguaje, porque quizá tenga miedo de no basar las faltas en motivos concretos, porque quizá no sea tan facil definir hacia donde ( o que) busca el ser humano en "lo otro".

jueves, 9 de diciembre de 2010

WILDLIFE PHOTOGRAPHER OF THE YEAR. BBC. Arties. Valle de Aran. 7 de Diciembre de 2010.

Al entrar en la Ermita de Arties y ver las primeras fotos se da uno cuenta enseguida de que la exposición no es ninguna minucia. Que va en serio. Va uno a ver fotografías de naturaleza, de vida salvaje. Conviene pensar primero cuál es el horizonte de expectativas. ¿Qué esperamos? No es sólo esa la pregunta, sino más bien, ¿qué es para nosotros la naturaleza? De ese horizonte va a devenir, sin duda, nuestra valoración. Pero la ingenuidad de ese horizonte de expectativas no es, valga la redundancia, ingenuo: esta creado, básicamente por el National Geographic y la propia BBC. Así que encontraremos imágenes inaccesibles, claro. La mayor parte de las de esta exposición lo son. Nos enseña lugares, bichos, que no podemos ver. ¿Es suficiente?, me pregunto. La inaccesibilidad. ¿Es un valor, acaso? Es cómo preguntarse si el caviar es rico sólo por el hecho de ser escaso. La otra cara del horizonte de expectativas del jurado es sin duda, la belleza. ¿Es bella la naturaleza? Que lo sea o no es sólo una posición, en todo caso no es ninguna verdad. Y luego está la cara salvaje; la muerte, la supervivencia, la dominación, la defensa del territorio. Otro gran tema que aparece sin parar por las paredes de la ermita. En algunos momentos aparecen imágenes que nos remiten a otra pregunta: ¿supera la naturaleza al arte, o viceversa? Estas imágenes, de las que sólo recuerdo tres: una bandada de pájaros a baja obturación dejando un trazo en el cielo, una libélula en primer plano con un fondo de sombras y nubes digno de los mejores movimientos plásticos de la abstracción, y un árbol casi fuera de toma dejando una grieta en la nieve. Esas son las fotos que más me interesan…o casi las que más me interesan. Porque, apenas tratado, hay un tema mucho más necesario, con mayor alcance, que la mera búsqueda de lo no visto: la relación del hombre con la naturaleza. Y en ese temas tenemos tres fotos; un leopardo indiferente a la cuadrilla del safari, haciendo ascos al cliché de naturaleza salvaje, unos monos jugueteando con unas tuberías, y, sobre todas (desgraciadamente no tengo la imagen), la mirada alucinada de una criatura, tratando de reconocer en la huella humana (de zapato) un indicio de algo. Su incredulidad es el quicio entre la cultura y la biología, el quicio entre esta “locomotora desenfrenada” y la vida “natural”. Y el vínculo entre la mirada de un fotógrafo – hombre y las criaturas de dios. Esa extrañeza, en la que el extraño es el hombre, es la que encierra la verdadera pregunta de cómo debemos acceder a la naturaleza, de cómo debemos comprenderla, respetarla. En ella, en la que el fotógrafo consigue retratar la mirada propia, la mirada del “otro lado”, y el mundo de este, es donde más significantes artísiticos encuentro. Es en ella en donde la fotografía se hace honor a sí misma. Donde recupera su espacio entre las artes. Esa, y no otra, es mi foto ganadora.