martes, 15 de noviembre de 2011

Arnulf Rainer.




  Dice Rainer que él pinta sobre los grabados de Goya para señalar lo que tacha, no para dejar señalado lo que no tacha. Es un trabajo de énfasis, pues. Enfatizar, elegir, jerarquizar aún más. Y lo de otro, además. En dos formas: la primera, ampliando un detalle del grabado original. La segunda, pintando encima, tachando. ¿Qué añade Rainer? ¿Nos señala algo de Goya que no hubiéramos visto? ¿Nos modifica acaso la visión de lo previo? No parece ir por ahí el trabajo. Más parece querer descubrir otro orden; un orden abstracto, un juego, un fluir de lo inconsciente utilizando el pie goyesco. Pero es sólo una pregunta. Quizá no haya nada de eso, quizá Rainer esté apelando simplemente al juego. Pintar sobre grabados de Goya es ya una estética. No existe autoridad, o la autoridad es dinámica, útil, materia prima, parece querer decirnos Rainer. No objeto de veneración, sino punto de partida, material, barro moldeable. En esto Rainer no es novedoso, utiliza conceptos primitivos, y actuales, de sociedades más cercanas a lo telúrico, a lo intemporal. Muchas de las sociedades latinoamericanas indias lo son. La materia es de todos y es cíclica. Quizá esté jugando Rainer con eso. O quizá quiera escandalizar pintando, tachando sobre lo intocable, lo insuperable. Incluso uniéndole una más que presunta admiración por nuestro Goya, es posible que le espante la podredumbre del estancamiento en el Arte, ese soberano aburrimiento de orquestas que sólo tocan a Mozart, a Beethoven, a Schubert... (sin restar ni el más mínimo mérito y veneración por estos maravillosos genios). O quizá busqué Rainer encontrar lo abstracto en las formulaciones compositivas de determinados detalles de Goya, acercarlo a nuestro tiempo, encontrar eso antropológico, universal, que va más allá de la figuración. O quizá busqué simplemente encontrar su pulso, la relación inconsciente entre una forma, un gesto, un detalle, y el trazo que en ese momento genera, sea, y eso nos da igual, por parentesco formal, temático, o, simplemente, casual. Alterar el blanco por una base ya formada es facilitar el trabajo, arrancar en marcha. Huir del horror vacui. Si observamos con detalle los trabajos, encontramos gestos estúpidos, infantiles (tanto en el sentido positivo del término, como en el negativo), y gestos maduros, maestros, trazos plenos, y trazos torpes, ideas, y carencias. Una muestra desigual, a la que acudo con mi mente abierta, creo, y, en la que, a pesar de la escasa emoción que, en general me provoca, busco mis preguntas más profundas, mis lagunas más secas...

lunes, 14 de noviembre de 2011

CHOMSKY Y EL CAMBIO DE MODELO



  Amanezco en este Domingo extraño decidido a que el propio Domingo me conduzca. Desayuno en la vaguedad de la ciudad, incapaz de ofrecerme algo verdadero en Domingo por la mañana. Así que no me queda más remedio que desayunar en Viena Capellanes. No me imagino nada peor. Siento ya por todos lados el choque cultural de una América latina que ocupa todos los puestos de contacto con el público. El reflejo de “lo que el viento se llevó”. Allí leo a Chomsky; me doy cuenta de que el joven que inventó aquella lingüsitica generativa con "Estructuras sintácticas" tiene ya 82 años. Cuando se nos vaya estaremos aún más jodidos que ahora. “El capitalismo es capaz de destruir una posibilidad: la posibilidad de una vida digna”. No es ninguna estupidez. Es lo que hay. Voy a la exposición de Rainer, que pinta encima de los grabados de Goya con muy distinto éxito, pienso. Y me voy a la manifestación por el cambio de modelo, como si Chomsky lo hubiera tenido en mente. Allí, solitario y silencioso, me dedico a observar las metáforas del mundo, a escrutar la belleza del movimiento, de sus contradicciones. Y aunque ya no me siento en casa por estos lares, siento una ajena comunión. Al contrario que el Jorobado de Notre Dame, una belleza se esconde detrás de una capa, de un pelo largo y de unas gafas de sol. Cruza por entre los manifestantes. Es lo que queda de esperanza; la pasión, la fé que atraviesa a cada uno de los presentes. La que necesita un mundo que decae y que se nos escapa. Arriba, en un cielo rancio, las frases de Rajoy cobran sentido. Y con la ambigüedad con la que los esloganes buscan captar idiotas en vez de ser fieles a alguna verdad sincera, sea esta la que sea, nuestro futuro presidente queda en lo alto, en un cielo ajeno, comunicándose consigo mismo, ajeno a ninguna de las realidades reales. Un marciano, vamos. Como todos los que pretenden gobernar esta Europa ajena a sí misma, ajena a los que viven en ella.


miércoles, 26 de octubre de 2011

PINA. WIM WENDERS


Hay algo en el hacer del director alemán que agradezco. De entrada, no ha querido hacer una biografía de Pina Bausch, no ha querido regodearse en su muerte, en las causas de su muerte, en las reacciones a su muerte. No. Nada de eso. Lo que nos deja Wim Wenders es otra cosa: nos deja la respuesta a un gran pregunta ¿qué nos ha dejado Pina Bausch? Y como este dibujo que hago al llegar a casa, después de una sesión de fotos estimulante, muy muy de madrugada, la respuesta es clara. Es como si Pina Bausch nos dijera: “Yo os ofrezco mi fé”.
 Conocí el nombre de Pina Bausch a través de Arno Gimber, y, como todas las cosas que oí a su través, eran dignas de conocer. La única obra que vi de Pina fue la última, con los bailarines callejeros, y no la entendí. De ella he hecho el dibujo con el que acompaño esta entrada, que ahora tiene todas las significaciones. Por lo que nos muestra Wenders, Pina transmitió silencio, trabajo, imaginación, pasión, pero sobre todo Fé. La Fé de Pina que percibo es algo grande. Lo que nos ha dejado va más allá de la propia Danza. No es sólo fé en su idea de la Danza, en lo que esa Danza nos dice del mundo y al mundo, sino es una Fé en el ser humano, en las potencias individuales del ser humano, no como base del éxito, sino como base de un “otra cosa” que se siente inmenso. Su fuerza parece ir más allá de la institución del Arte e incluso de la Institución social. Es una apelación individual a la búsqueda propia, una defensa brutal de lo propio, de lo único, de lo individual, como fin último del camino artístico. Y es ahí donde aparece la segunda cara de la Fé, es una Fé en el otro. “Tienes que seguir buscando”, “Hazlo bien”. ¿En dónde radica el valor, lo valioso? En lo propio, parece decirnos Pina, en la único. La diferencia con la institución artística es radical, porque esta defiende Modelos, tradiciones, formas de hacer, sometimientos de Mercado, gustos del público, realizaciones posibles. Pina va más allá. Y en esa fuerza está por encima de su propia mortalidad. No parece preocuparse de sí misma. Preocuparse de uno mismo es cosa de mortales.
Gracias, Pina, por recordarme lo que no debo olvidar.



martes, 25 de octubre de 2011

STEPHEN SHORE


  Me acerco a la obra de este fotógrafo sin desconfianza. Su “Uncommon Places” me resulta un lugar común. Curiosamente. Ha pasado el tiempo; el color es ya un espacio para la fotografía artística, y Estados Unidos una realidad bien conocida. Los “lugares comunes” de Estados Unidos me repelen. Quiero decir, los colores azules rojos y blancos cayendo del cielo, las grandes torres, las líneas del horizonte, las grandes gaviotas, las animadoras de la NBA, la policía golpeando a negros y latinos, Hollywood, su absurda alfombra roja sobre la que camina lo más granado de la estulticia de este mundo. Me dan por culo las ruedas de prensa de los Comandantes del ejército norteamericano, el día de acción de gracias, los juicios televisados, las series de guapos y detectives, me dan por culo también los rascacielos de noche, el “crack” extendido y el ejército destrozando espacios en los que en otro tiempo hubo vida, familias enteras, niños que jugaban. Me dan por culo los agujeros que los americanos han dejado en la tierra, pero más aún los que han dejado en el seno de sociedades como la guatemalteca, nicaragüense, y en Vietnam o Irak, por no extenderme hasta el infinito. Ese es el Estados Unidos visible. Para Shore no hay duda de que existe otro Estados Unidos, pero es que ofende a la inteligencia pensar que el Estados Unidos de los lugares comunes puede ser percibido como un ente único, armonioso. Es fruto de la estupidez nuestra, de la falta de reflexión, de la asimilación de los cambios. El mundo se ha volteado desde los hombres y la literatura hacia las finanzas y la idiotez. Shore mostraba ya en el 82 (cuando Reagan masacraba con la “Contra” Nicaragua) bancos emergentes que se alzaban por encima de todas las cosas, dejando abajo no otra cosa que nuestro terreno disponible, la chabola plana, el espacio sometido. El consumo no permite no consumir, no permite mantener los tiempos propios, no permite detenerse, no permite no querer, no desear, no querer crecer, no querer enloquecer. Es una dictadura. Y esa dictadura deja en cada cruce, en cada rincón, la estampa del absurdo, la fealdad en el sentido griego, casi bajo un sentido ético. Eso es lo que recoge Shore, la imagen de un desierto tóxico (desde dondquiera que se mire) en el Paraíso. La visión de esas imágenes no me gusta. Se aleja de lo que consideramos estético. Hermanado con Shore desde el concepto y desde el sentimiento, prefiero imágenes de otro mundo. De un mundo en el que hay aún esperanza, en donde aún se baila y se juega.

miércoles, 19 de octubre de 2011

La Hispanidad, la Deuda, Ouroboros y la Fuenfría. Día del Pilar.

 Para celebrar la Hispanidad, es decir, los albores de las atrocidades de la colonización, del sometimiento, del genocidio, me subo a Cercedilla para subir por las terribles rampas pedregosas que nos llevan entre bosques hasta la cima del Purgatorio. El purgatorio fue un lugar donde los indígenas aprendieron a avergonzarse de ser indígenas , pobres, e ignorantes según el concepto de sabiduría que tenía la Cristiandad. El purgatorio fue un concepto inventado por esos mismos cristianos, que al mismo tiempo defendían una extraña caridad y un amor hacia todos nuestros hermanos. Uno de esos cristianos fue Lope de Aguirre, del que Mijangos me ha prestado las crónicas, que leeré, digo. A mitad de rampa alcanzo a los Alien, a los que no veía desde la Pedals de Foc de 2009. Y esas cosas tiene el monte, estas escenas inolvidables: Karina y yo nos bajamos de los ciclos para besarnos y abrazarnos. Es el momento del día. Entre piedras, casi perdiendo pie. Después veo a Ángel, con su bici verde y su maillot de Alien. Estos alienígenas me encantan. Son el paraíso en el otro. Arriba, en Navacerrada, un verdadero cielo, el cielo de Madrid, decidimos bajar por una trialera de mil demonios, en donde tiemblan los ejes de mi maltrecha bici, y los míos. Es en esos pequeños rincones en donde uno se lo juega todo y se gana de verdad el cielo, si consigue no amamantar la tierra. Y en donde difruto como pocas veces, a pesar de mi pobre estado de forma tanto cuesta arriba como cuesta abajo. Después, la Fuenfría me lleva por el mundo de los poetas. Si algo dió y da América latina fueron poetas. Y sigue dándolos. Es la otra cara de una tragedia. Dice Neruda en “Confieso”, de los españoles: “se lo llevaron todo y lo dejaron todo(…) nos dejaron las palabras” De esas palabras terribles que dejaron junto a la sangre derramada y el semen de la dominación esparcido y mestizante han nacido los mejores versos del castellano, desde Vallejo a Borges, a Huidobro a Gabriela, a Rojas, a Blanca Varela, a Dulce María y a un infinito que pasa por Sor juana Inés. Ese pinar de la bajada por la Carretera de la República me emociona, ese sol incomprensible de un 12 de octubre casi me asfixia, y ese paisaje abierto hacia Cercedilla forma parte ya desde el Marqués de Santillana de alguna extraña parte de nuestros corazones. La trialera de la vereda alta es también un regalo. Es lo que queda de esta otra Hispanidad. La capacidad de disfrutar. Después me voy a escuchar poesía en La Marabunta a tres grandes poetas que reclaman desde la poesía (desde las palabras dejadas sin conciencia por los españoles en el suelo conquistado y robado) la desaparición de la Deuda externa, que parte seguramente de un principio similar al que crea un concepto como el de una Hispanidad nacida un 12 de Octubre de 1492, y que parte de un tiempo similar; después de 500 años no se acaba de invertir el papel de Dominador-Dominado. Como dice Ferlosio en un texto inolvidable “nada ha cambiado mientras no cambien los dioses”. Sólo las formas cambian.  Jose Luis Gómez Toré, con su palabra limpia y lúcida entronca verso y deuda desde el juego, desde el significado, hasta decir “esta sed donde duerme la memoria del agua”. Ernesto García entronca la poesía a la deuda desde la fiebre, desde ese concepto de irrealidad que las une, desde esa extraña sensación de navegar en el filo de lo irracional. Ana Gorría lo enfoca todo desde el pudor, según dice, pero democratiza la palabra dando otras voces, que es como no aceptar la voz dominante, aunque sea propia. Y es eso ir en contra de los principios que forman la Deuda. Diría Foucault que trabajar con el lenguaje es trabajar con los medios de la dominación actualizados en el yo, que es como cree el francés que ejerce su dictadura el poder. Dice Patricia Mora que la poesía va más allá de las ideas, de los mecanismos. Dice que hacer poesía es contribuir a la belleza del mundo, a la armonía de este. Y que en esa armonía, en esa belleza, no cabe el ejercicio de la dominación, del control o del sometimiento del otro. Que esos comportamientos, también puramente humanos, se diluyen entre tanta belleza, desapareciendo. Pienso en el tesoro Kimbaya del Museo de América y no estoy seguro de nada. Ni de eso, ni de mi propia palabra, ni de pertenecer a una cosa etérea y sucia como la llamada Hispanidad. Ojalá volvieran a nacer Bolívares y Martíes que pusieran de nuevo claridad, y una América latina única. Pero para eso habría que encomendarse a la virgen del Pilar. Y creer en los milagros.

martes, 18 de octubre de 2011

Luis García Berlanga, el "Patrimonio Nacional", y el futuro de hoy.


  Hay acontecimientos en este país inolvidables. Dentro de la idiosincracia nacional se pasan en general por alto (con dignísimas excepciones). Uno de esos acontecimientos se llama Luis García Berlanga, y va más allá de donde llega su propia guasa. La Filmoteca (impulsada como siempre por la muerte) acaba de proponer la nueva visión de toda la obra de este genio del cine, que si hubiera nacido americano compartiría sillón en el olimpo con los Welles, Ford, Dreyer, Renoir, etc… Como Valle Inclán y Cervantes, quedará para él un parrafillo en las historias escritas en inglés. Pero no es de eso (del egocentrismo cultural) de lo que quiero hablar aquí, sino de una interpretación de una película que la Filmoteca me dio la posibilidad de ver: “Patrimonio Nacional”. La película es del 81, y el guión fue escrito, con mucha probabilidad, entre el 78 y el 80, aunque es pura conjetura. La historia es simple: terminado el franquismo, el Marqués de Leguineche vuelve a España, a “su” Palacio de Linares, a intentar recuperar sus ancestrales privilegios. Se encuentra que todo ha cambiado: su mujer, pero también el funcionamiento de las cosas. El privilegio empieza a verse como algo nefasto. Sin ambargo, el marqués debe intentar algo, y acaba alquilando su imagen; la imagen de un tiempo pasado, como objeto de museo: el Marqués visitado en su propio Palacio. La metáfora es de una fineza que deja atónitos. ¿Está diciéndonos Berlanga que en esta Democracia que recién empieza son los privilegiados objetos de museo? Creo que sí, creo que ese era un sentir general. En aquellos años del setenta y cinco al ochenta y uno, si algo se debió vivir fue la ilusión, y en esa ilusión colectiva, ilusoria, luego se supo, no cabían los privilegiados sino como objetos museológicos de un tiempo acabado. Todo lo contrario que hoy. Desde hace tres años, los privilegios deben buscar nuevos formatos. La Banca busca nuevas formas de privilegio una vez acabados los fondos sin fondo. De un modo más sibilino y, por qué no decirlo, genocida, los van encontrando. Es un momento como el de entonces; de cambio, de reestructuración, de búsqueda de nuevas fórmulas. La diferencia entre esos dos tiempos es esencial: en estos, quitando los fogonazos del 15 M, no se percibe mucha ilusión, sino el rostro del diablo, encarnada en esa Mantis religiosa que copula y mata.

sábado, 8 de octubre de 2011

CRISTINA GARCÍA RODERO

 La exposición del Círculo de Bellas Artes de Cristina García Rodero es inolvidable. Por partes: el objeto. Esas copias en 100 x 70, en un blanco y negro analógico cuidadísimo es ya un placer. Pero después desfila la realidad gallega, la realidad española, desfila el significado del hoy. Hay una foto especialmente conmovedora del hoy, y es la de la confesión. ¿Pero de qué coño se tiene que confesar nadie? ¿quién es quién para valorar juzgar y salvar a nadie? la idea es medieval, y despotrica contra las vanguardias intelectuales. Foucault dice: todas las relaciones modernas se basan en el ejercicio de la confesión: la educación, la medicina, la psicología, y la justicia. Ferlosio dice: nada ha cambiado meintras no cambien los dioses. Pero ambos van más allá. Suponen que el estigma primero ha desparecido. En los ochenta, en los noventa, la Rodero se pasea por Galicia y toma instantáneas. y curiosamente descubre algo increíble: que el estigma sigue ahí, que la confesión es una realidad, que no son necesarios esquemas que lo suplanten. Paseando por la exposición siento algo parecido a lo que debieron sentir en los sesenta los que vieron Las Hurdes de Buñuel, algo así como "esto es aún el presente"...

LAS BELLAS ARTES Y EL DESASTRE ECONÓMICO

  He empezado a estudiar Bellas Artes. Mi pirmera clase ha sido inolvidable; más que aprender algo de dibujo o de cualquier otra cosa, me ha enseñado el futuro. Como un profeta, la Universidad asume la temperaura de lo que será. Pero esta Universidad, la de hoy, en Madrid, la que finge Bolonia, aún más. Con enorme elegancia, una profesora de la que no daré el nombre nos dice "cuál es nuestra situación"; y es la siguiente: no tenemos profesor de Dibujo. La explicación es bien sencilla: la Complutense no tiene dinero, asume matrículas, recoge el precio de las matrículas, y no asume sus obligaciones; no contrata profesor. La consecuencia es que el 40% de los alumnos no tienen profesor de dibujo y que los profesores asumen (con buena voluntad) la docencia de los no contratados. ¿Puede una sociedad universitaria sostenerse en la buena voluntad? La respuesta es obvia: No. La buena voluntad termina donde empieza la necesidad, y, cuando el abuso se extienda, la buena voluntad se extinguirá como si nunca hubiera existido. Pero ¿qué nos enseña este hecho del futuro? Nos enseña una nueva cultura, en la que la responsabilidad personal suplirá las remuneraciones, en la que las gentes trabajarán de gratis por sus sueños, en las que las empresas y las instituciones públicas abusarán de los sueños de las personas para luego darles una patada cuando ya no les interesen, y una sociedad en la que se vaticina un bajón de la formación, una ambigüedad en la exigencia, y una generación criada en el devenir, a la que se le pedirá el autodictatismo, y que tendrá sus derechos en hacer lo que buenamente les venga en gana con sus habilidades, que serán en todo caso, si creemos en el ejercicio de la transmisión pedagógica (que, claro, eso es una discusión mayor) más bien escasas. Me voy a hartar de dibujar bodegones, pies, y estatuas. Lo voy a hacer con grafito, con carbón, con plumilla y con acuarela. Lo voy a hacer por vicio y por gusto y por pasión y por azar. Y lo voy a hacer junto a los que serán los artistas de los años veinte y treinta, gente a las que sus mentores abandonaron porque en ese tiempo, les contaron, no había pasta para la enseñanaza. Que luego nadie se avergüence de nuestros jóvenes.

viernes, 29 de julio de 2011

¿POR QUÉ MURIÓ EL CABALLERO DE OLMEDO?
  He tenido estos días, por fin, la oportunidad de reflexionar sobre esta pregunta. Para mi es una cuestión histórica, en lo personal. Aproximadamente hace diez años, nos reunimos Aiblín y yo con Paco Solano; un enorme escritor, y un tío estupendo, Ángel García Galiano, y Espido Freire, con la que coincidía por primera vez, en Diego de León, en una casa lindísima, a ver una película inolvidable; la “Ordet” de Dreyer.  Espido estaba metida en su última novela de entonces, que quizá fuera “Diabolus en música”( quizá no ), y preguntó, como si esa pregunta encerrara casi una verdad mitológica, ¿por qué murió el Caballero de Olmedo? Por supuesto que no preguntaba si le mató Rodrigo o Fernando o si murió según Lope de arma de fuego. Preguntaba por una razón mayor. Entonces yo no había leido "El Caballero de Olmedo" de Lope, y he seguido sin hacerlo hasta la semana pasada, en que recibí la visita en la consulta de una paciente que vive en Olmedo, y que me hace el halago de venir desde aquel noble lugar para ser tratada por mis humildes manos y mi laboriosa ciencia. La señal fue definitiva. Fui a Pasajes, recogí un libro de Herzog que había encargado y me llevé otras dos joyas; El Caballero de Olmedo y otra versión del Roldán. Los leí con gusto mientras pensaba sin parar ¿por qué murió el caballero de Olmedo? Dice la leyenda que el 6 de noviembre de 1521, volviendo de Medina, Juan de Vivero fue asesinado. Dice también que pudo ser por venganza, u orgullo, y los estudios históricos buscan una verdad confusa (seguramente como aquella razón oculta (según me contó el otro día Gloria Trinidad con esa pasión literaria desbordante a la que acostumbra) que hizo a Augusto ejercer el más terrible de los destierros con un Ovidio al que no le quedaron más que “las Pónticas” y “las Tristes”). Pero ¿por qué mataron al caballero /la gala de medina/la flor de Olmedo?. No fue una cuestión de clase ni una imposición del amor cortés, pero algo tuvo que ser. Encontrar la razón en Rodrigo y en el beneficio que el rey le tenía no nos basta, porque Inés estaba enamorada de él, y Don Alonso, “la gala de Medina, la flor de Olmedo”, de ella. ¿Fue acaso el filtro de Amor? Siguiendo la tradición medieval de los filtros, encierran normalmente una maldición, pero creo que es la maldición de contradecir un orden natural en el amor. Sólo cuando existe una imposibilidad, el filtro impone un maldición. Si no, no creo que el filtro sea un problema. Pero aquí Fabia es una alcahueta de medio pelo, nada que ver con la del señor de Rojas, y casi actúa más para ganarse el pan que para favorecer el amor. Es decir, casi son los amantes las que la ayudan a ella dejándola intervenir. ¿Entonces, Espido, por qué coño muere el Caballero? "Porque si tú tenías la pregunta, tú tenías la respuesta". No tenemos aquí a Espido, así que tenemos que seguir ensayando una respuesta. Y entonces aparece Don Pedro, el padre de Doña Inés, al que ella supone contrario al casamiento, porque quiere que se case con Rodrigo, protegido del rey. Pero Inés ha sobreinterpretado a Don Pedro, que acepta inmediatamente el amor de su hija por Don Alonso. Pero ¿cuándo? ¡¡Tarde!! El caballero agoniza en el hogar paterno. Como Hamlet, la pequeña duda y el fallo en la interpretación ajena le mata. Inés duda del consentimiento de su padre. Él también. Creo que por eso muere. A Susan Sontag le hubiera gustado decir “contra la interpretación”, es decir, creamos sólo lo que es dicho, no pensemos pensamientos o creencias de otros antes de que hayan sido expuestos. No nos movamos en el difícil mundo de las adivinanzas de lo que sentirán o pensarán los otros. Al caballero de Olmedo le faltó la confianza, la fé en que su amor estaba por encima de convenciones y de aprobaciones ajenas; una migaja que lo dejó en el camino. Pero es tan atrevido y tan volátil esto que digo, que si alguien pudiera ensayar otra hipótesis, quizá pudieramos ir aclarando algunas esquinas de este gran misterio del amor, fallido con frecuencia, y, cuando existoso, mortal…

lunes, 25 de julio de 2011

JOSEPH STIGLITZ, premio Nobel de Economía, CON EL 15 M en la Asamblea de economía

ASAMBLEA DE ECONOMÍA EN EL FORO DEL 25J. Palacio de Cristal. El Retiro.

  LA DEUDA Y LOS RECORTES SOCIALES.
   Fue una asamblea emotiva hoy en los jardines del Palacio de Cristal. Sobre todo porque nada menos que Joseph Stiglitz, premio Nobel de economía en 2001, apareció por la Asamblea para observar y dedicarle unas palabras.  “I love to feel this beautiful energy. The way will be difficult, but the challenge is a good oportunity to change bad ideas for good ideas. In the last three decades, we lived an experiment based not in economic science but in ideology. Now, we can use the economic science to create new and good ideas. Good chance!” Por supuesto, transcribo de memoria, pero la idea es esta. Emociona tener un premio Nobel en nuestra pequeña Asamblea de Economía. Pero no estuvo sólo él, hubo ponencias del profesor Fonseca, y de un compañero suyo de la Complu, ambos brillantes, y hablaron de la Deuda y de los Recortes sociales. Aprendí mucho. Creo que no es mala idea compartir los puntos básicos.
 El primero y fundamental es cómo se contrae la deuda. Basado en el “robo” de la riqueza de la fuerza de trabajo, el acúmulo de la riqueza invierte en nueva riqueza. Para eso necesita endeudarse, lo cuál no es problema siempre que haya beneficios. Sin embargo cuando esa búsqueda de riqueza (especulación, vaya) falla, es el Esatdo el que absorbe las pérdidas insuflando capital para sacarla a flote y quedándose con la Deuda. Este proceso es un proceso de transferencia en el que la deuda privada se convierte en deuda pública. Si seguimos el proceso, encontraremos entonces que es ahora el Erario público el que tiene problemas. Para solucionar la deuda tiene dos opciones: aumentar los ingresos a través de una fiscalidad más dura con capitales más fuertes, tramitando impuestos de patrimonio o de sucesión, impuestos a las transacciones bancarias y a la especulación, o disminuyendo gastos; es decir, reduciendo salarios, ayudas sociales o pensiones. Mediante este proceso, que es el proceso de Europa, es al final el ciudadano de a pie el que paga, mediante transferencia, la original deuda privada.  Sencillo y claro. Hay que tener claro que los “tenedores” (los que tienen) de la Deuda en Europa son mayoritariamente la Banca, y que todo el proceso de asegurar el pago de la deuda es el proceso en el que la Banca se asegura de que les van a devolver el dinero prestado a través de ayudas que eran en realida usurería, simplemente inversión para el aumento de la riqueza. ¿Y si cambiamos el orden y no consideramos primordial devolver la deuda? La Banca se queda jodida y gana el ciudadano. Técnicamente es una opción, escogida por Islandia y Argentina en el 2002, por ejemplo. Pero no, nuestros gobiernos prefieren que los que tienen la pasta la recuperen y los que se queden jodidos seamos nosotros.
     ¿Cómo?
 En España a través de tres procesos: el pacto del euro, la reforma laboral, y la reforma de las pensiones, que suponen
 una lógica de austeridad en vez de una lógica de incremento de la fiscalidad
 un chantaje basado en deuda no contraída por las personas a las que se la cobra
 un recorte social en vez de priorizar un  incremento social o por ejemplo auditorías a los verdaderos tenedores de la Deuda.
 una disminución de la Democracia, al impedir que sean todos los que tomen este tipo de decisiones.

 Se habló, se dicutió y se vibró durante muchas más horas. Hubo mayormente inteligencia por los Jardines del Buen Retiro. Y buen tiempo. Pero estos “pequeños” detalles son, creo, los más iluminadores de cómo funcionan las cosas.

EL BESO DEL 15 M

Tengo la sensación de haber vuelto a encontrar una foto, y una foto de la que hablar, una forma de retomar esa sección llamada “hablar de una foto”.
  Desde dentro, el 15 M genera una multitud de emociones, sensaciones, pensamientos, preguntas, y análisis. Desde fuera, muchas pasiones, e infinidad de valoraciones. Como ya he intentado explicar en otros escritos, para mi la imagen que mejor define el movimiento es aquella del niño que, tambaleándose, da sus primeros pasos. Hay en esos pasos algo encantador que no admite un adjetivo como "torpe". Sin embargo, el núcleo de la capacidad de movilización del 15 M no está, a mi juicio, en la ideología, ni en la metodología asamblearia, sino en un cambio radical en el concepto de “ser político”, no sólo desde el paso del ejercicio de la representación al de la participación y al carácter inclusivo, sino al del paso de simple ciudadano a persona. Ese cambio es radical, y permite la entrada a un espacio vetado en el terreno político: las emociones. Al entrar las emociones en el terreno político, son bienvenidos los corazones, las ilusiones, y la vida personal, afectiva, familiar, y creativa de las personas empieza a desempeñar un rol. La apertura es total, porque la política debe atender ahora no sólo las demandas de pan y techo, sino las de la ilusión y la felicidad. Habrá quien piense que es palabrería o un ejercicio de romanticismo naíf. Sin embargo, en mi opinión, es esta la parte más fascinante del nuevo paradigma. El beso de estas dos mujeres jóvenes, libres, confiadas, ilusionadas, y sus más que significativas pancartas, son la imagen de esa parte del 15 M. Caminando Castellana arriba en la manifestación de hoy, 24 de Julio, las vi. Me acerqué y disparé con discreción. Una, dos, hasta diez veces. La foto no salía. Entonces le pedí a una que alzara el cartel de los corazones, que se había virado hacia el otro lado. La otra me miró, sonriente. Después la miró a ella, y no pudo contener este beso. Para entonces yo ya estaba preparado. El foco estaba en su sitio y el diafragma se abrió a tiempo. Una delicia.

martes, 5 de julio de 2011

ROBERT BURTON. UNA REPÚBLICA POÉTICA Y EL 15 M

¡¡Qué fortuna!! Llega a mis manos un librito delicioso que revive tras una conversación con Coco, maravillosa moderadora del “Debate del pueblo sobre el Estado de la Nación”, desde una postura femenina. Me habla de decir “nosotras” (inclusivo y femenino), y de excomulgar el “yo”, el “mío”, como principio fundamental de esta nueva República (de momento interior) que trata de ser el 15M. Y entonces la lectura fresca de Robert Burton salta a la memoria como un resorte. Salta junto con Foucault y junto con Eurípides. Me explico. Eurípides fue un autor eminentemente “feminista”. En sus obras da la voz a quien en aquella sociedad griega no la tenía: las mujeres. Sus “Troyanas” son un ejemplo de lucidez femenina. Eurípides vivió en el siglo de Pericles. Luego esta posición no es una posición moderna. Más parece responder a un cierto sentido común… como se encarga de establecer Foucault con su teoría de la historia como “vacuolas de orden” (ese: "las cosas no fueron siempre así, aunque lo parezca"). Y en esas vacuolas aparece Burton con este fragmento de la inmensa “Anatomía de la Melancolía” llamado “Una República poética”, publicado y traducido en una edición cuidadísima por Ediciones Utopía. Robert Burton nació a finales del XVI y murió doscientos años antes que Goethe, y mientras este seguía firmando sentencias de muerte en 1842 por “brujería”, aquel, doscientos años antes, intentaba establecer una verdadera reflexión sobre el funcionamiento de las cosas entre los hombres. Aunque no es mi intención aquí pormenizar todo el texto, sí quisiera señalar algunos aspectos que me fascinan. La lectura es, al modo horaciano, “delectare”, y los principios de la libertad quedan poco a poco impresos con frases de autoridades. En la búsqueda del hombre que quiere para su República, dice: “no hace mal a nadie decir una cosa buena dos veces”, y “la deshonestidad no es más que necedad y locura” “No podemos considerar hombre libre al que vive con temor” Pero, ¿qué es un necio, Burton? “es necio el que busca algo que no puede encontrar; es necio el que busca aquello que, una vez encontrado, le perjudica más de lo que le beneficia; es necio el que teniendo varios modos de llevar sus viajes a buen fin, escoge el peor.” Para Burton “sabio y feliz son términos intercambiables” y “la libertad consiste en vivir según las leyes propias de cada uno” Este es el hombre de Burton, un hombre libre, honesto, sabio. ¡¡Un hombre!! No alguien que se somete a las leyes que circulan en derredor, sino el que vive por sí. Pero para ello hacen falta unas condiciones. “la fertilidad de un país no es suficiente” “hace falta el tesón, que atrae a todo lo bueno”. Es como si estuviera hablando al 15 M, o desde él, mostrando lo que queda del camino. “¿Quién se puede lamentar o deplorar bastante estas ruinas?” No, hay que ir hacia delante, necesitamos hombre políticos, ¿pero cómo son? “Lo que dijo Luciano de un historiador, lo digo yo del político: “Quien quiera hablar y escribir libremente, no debe estar sujeto a ningún príncipe ni a ninguna ley, sino que debe exponer el tema como es verdaderamente, sin preocuparse de que a alguien la pueda gustar o disgustar”. Condena la corrupción, a los manirrotos y derrochadores y habrá gente que “vigilarán que ningún funcionario, bajo pretexto de autoridad, sea prepotente con sus inferiores y que como las bestias salvajes, ni oprima, domine, despelleje, muela, pisotee, sea parcial o corrupto” “Quien se haya arruinado será reprobado públicamente, y el que no pueda pagar sus deudas, si se ha empobrecido por libertinaje o negligencia, será encarcelado durante doce meses, y si en ese tiempo no ha satisfecho a sus acreedores, se le colgará” (¡¡Oh, Diosa banca, campos de minas en la República de Burton!!), porque, dice “no se les dejará que acumulen dinero aparte, sino que lo lleven a un banco público, que habrá en todas las ciudades” “no admitiré prestamistas, fiadores y usureros mordaces”. Burton, no por ingenuidad, defiende el “reparto equitativo (para que una casa dominante no absorba vorazmente todo, que es algo muy común entre nosotros). Pero ¿dice algo Burton de la sanidad? “Y estos hospitales construidos así y mantenidos sin colectas, limosna o donativos, no serán para un número de personas fijo, sino para quien pase necesidades, mayores o menores, y se pagará siempre del erario público” ¿y de la Educación? “Facilitaré escuelas públicas de todo tipo, de canto, de danza, de esgrima…” Recompensa el trabajo independientemente de la condición, da voz a los plebeyos, retira títulos a los que dilapidan sus fortunas mediante el libertinaje, llena el espacio de poetas y pintores, y acaba diciendo: “peragit tranquilla potestas, quod violentia nequit” (el poder pacífico consigue lo que la violencia no logra). Tales son los principios del movimiento 15M, tales eran los pensamientos de Burton; autor de una de las obras más monumentales de toda la historia de Inglaterra, mucho antes de que el Estado moderno estuviera siquiera en proceso de germinación… Algo más profundo que el tiempo y el contexto late en sus palabras. Algo que está en los hombres de entonces, de ahora y de siempre. Algo que está en nosotros, en nosotras.

miércoles, 29 de junio de 2011

HAEVNEN (En un mundo mejor) Dir: Susanne Bier.


    No me queda más remedio que arrodillarme ante alguien a quien no le da igual el tema a tratar. ¡¡Eso ya es virtud!!  Y aunque no suelo hacerlo, aunque estoy aprendiendo de Ernesto García a alejarme de la crítica evaluativa, vayan también mis aplausos para Anders Thomas Jensen. El guión es excepcional. Pero vayamos por partes. El título me sonaba a “Heaven” y eso me maravillaba, desgraciadamente la traducción es algo así como “venganza”. Desolador. El título internacional: “En un mundo mejor” es fatídico. Naif.  Pero la película no lo es. Es la historia del encuentro de dos niños con experiencias familiares de padres separados, que se encuentran en el centro de la línea afectiva del rencor entre los padres. Los dos tienen personalidades muy diferentes; Christian acaba de perder a su madre de cáncer y detesta a su padre. Es un niño brillante, pero reconcentrado y violento. Elías es lo contrario. Sometido a “mobbing” infantil, lo lleva con aceptación, como un pequeño Job. El encuentro desata las necesidades del otro. Christian puede dar rienda a su violencia para defender a Elías y este se deja llevar por él para salir de ese lúgubre lugar del sometido. Al modo de las “palmeras salvajes” de Faulkner, el padre de Elías, Antón, vive al mismo tiempo una vida de médico en una región de Africa atestada de miseria y una desatada violencia dominada por un demonio que abre en canal a las mujeres embarazadas para apostar si lo que llevan dentro es niño o niña. Anton, consumido por un desatino amoroso, representa en cierto modo las palabras de Jesucristo; pone la otra mejilla, no reacciona a la violencia con violencia. Es su gran enseñanza, su modo de vida. Acepta el rencor de su mujer con la mejor de sus responsabilidades, aún extrañándola. Acepta la violencia en África con la mejor de las éticas posibles; un paciente es siempre un paciente, haya hecho lo que haya hecho. Y acepta la violencia verbal de sus vecinos con una única arma; la falta de miedo. Pero su enseñanza es en vano. Elías cae en la inercia de Christian y comete venganza. Una venganza que es como el cuchillo de doble filo, vuelve siempre sobre el que lo empuña. Sin embargo, esta posición lo cambia todo. Pone de su lado a Elías, hace a su mujer superar el rencor, y ablanda a Christian, al que la violencia se le escapa contagiado por un cierto amor. En el background queda el mundo, casi inmutable: una África brutal, una Dinamarca que es más pose que verdad. Pero en el amor de los pequeños gestos, de las pequeñas cosas, se agrieta la tuberculosis del mal, en favor de los maravillosos tentáculos de la Fé, de la paciencia, del amor. Esperanzador. Pero no sólo. Extraordinario. Un regalo.
  

lunes, 27 de junio de 2011

1000 CARAS / 0 CARAS / 1 ROSTRO


¡¡Empieza Photoespaña!!
  Me permito presentar esta exposición con esta foto mía de un rostro infantil reivindicándose a sí mismo, más por la cantidad de interrogantes que plantea esta pequeña muestra de Cindy Sherman,  Thomas Ruff y Frank Montero, que por la claridad de la propuesta interpretativa (pienso en Susan Sontag, a lo mejor hay que abandonar la hermeneútica). Dada la vaguedad con la que estos discursos se imbrican en el mundo de hoy, me llevo a casa un libro con ensayos editado por el propio Photoespaña, sobre todo por la presencia en él de John Berger y Ian Lotman. A Cindy Sherman la aprecio hasta la locura por la propuesta de una imaginería femenina capaz de articular respuestas a los modelos femeninos impuestos por el cine desde los años cincuenta hasta los ochenta. Esa reducción a arquetipos que sin duda alinea a Jung con Pessoa, y sobre los que sobrevuela un Foucault que probablemente hubiera dicho que aquellos arquetipos no son sino el resultado de una relación de poder, sin duda genérica, de lo masculino, cuyos tentáculos controlan hasta la sexualidad femenina. Cindy Sherman muestra, canta, grita. Y aunque las fotos no nos emocionan, el disicurso cala. La serie que se presenta aquí, en la que vemos nueve fotos de la serie original más famosa de la autora, es escasa. Sin embargo, la serie de pasajeros de autobús y de detectives o asesinos es representativa, aunque a mi ya maltrecha vista estética le parece portadora de otro discurso; un discurso que ve al individuo como estructura de un disfraz, en el que lo universal o propio o esencial da paso a esas nuevas visiones de la psicología moderna en las que el individuo es más bien un ente dinámico y adaptable más al modo de Heráclito que al de Parménides. ¿Y que nos dice Thomas Ruff? ¿Es de verdad el rostro un objeto? ¿Podemos tratarlo así? ¿Podemos robarle toda su carga emocional, toda su historia, podemos objetivizarlo?  ¿es cierto que el mundo de hoy ha llegado al punto de convertir nuestros rostros más en una huella dactilar que en algo verderamente humano? Por ese camino discurren las finanzas y las economías, obviando lo humano y dando paso a vectores: fuerzas de trabajo o fuerzas de consumo, cargas, o daños colaterales. ¿Y el alma?  ¿Apela Ruff a la pérdida de alma? Así se inquieta mi alma ante el verdadero rostro humano en las salas de la fundación telefónica en este 26 de Junio en el que el mundo abrasa en Madrid. ¿Y Frank Montero? Es como un predecesor de la Sherman, con algo también en común (además de ser un rostro único y múltiple); el ser Homo ludens. Ninguno de los dos se olvida del juego. Y recuerdo aquella maravillosa ventana de Galeano, en “las Palabras andantes”, como un tesoro en la memoria: “En una taberna de Madrid dice: “Prohibido el cante jondo”. En el aeropuerto de Buenos Aires dice: “Prohibido jugar con las carritos portavalijas”. Así que todavía hay gente que canta, todavía hay gente que juega…”
 ¡¡Bienvenida de nuevo; Photoespaña!!

miércoles, 22 de junio de 2011

COMPAÑÍA ZARANDA. “nadie lo quiere creer”. Teatro español. 22 de Junio de 2011



   Llego con mucha ilusión a las maravillosas butacas del Español, que de alguna forma me recuerdan siempre a Felipe IV. Llego a esta obra sin saber mucho, sin horizonte de expectativas. Y a los diez minutos el horizonte sin horizonte se nubla. La propuesta del absurdo se confunde con la propuesta del humor vulgar, y hasta las risas me irritan. Una mujer a punto de morir preprara su entierro, mientras en la más absoluta de las miserias, los que le rodean intentan apoyarla, no sucumbir a sus dictaduras, y sacar algo a cambio. ¿Y la metáfora? ¿A qué mundo apela? ¿A un mundo muerto en vida? ¡¡Claro!! El mundo de la taxidermia, hacer parecer que los personajes, los humanos, viven, cuando en realidad están muertos. La propuesta de Beckett y de Ionesco no trataba de llegar ahí, ellos creo que pensaban que el mundo era sencillamente así, que no daba para más. Pero la idea de la Taxidermia me gusta más, nos da una idea de un mundo actual ante el cuál gritaba maravillosamente el Marco Canale de “La puta y el Gigante”. Pues todo eso resbala en la obra, se esfuma, no aparece. Parece pensarse, pero no se pone en escena. Una puesta en escena estética y turbia, con ciertos tonos de belleza…

domingo, 5 de junio de 2011

LA ASAMBLEA

  En estos últimos días he intentado congeniar diez horas de trabajo con hasta seis horas de presencia en Sol. Como un Argos de mil ojos y mil oídos, he tratado de comprender, apenas vagamente, en que consiste “el movimiento”. Con los días y esas largas noches voy comprendiendo que, de momento, los ojos y los oídos, como instrumentos del pensamiento, de poco valen. Que este movimiento es, de momento, un movimiento del corazón, un entramado de emociones que van desde la indignación al amor. Que es rumbo sin destino, que es presente más que futuro, y que sus grandes valores acuden en masa a ese insrumento final; la Asamblea. Después de las seis horas de asambleas de hoy, me atrevo a empezar a comprender que la realidad es mucho más difícil que la ilusión, pero que muestra en la misma medida las dificultades y los valores. La asamblea va comprendiendo que no es lo mismo unanimidad que consenso, va comprendiendo que la igualdad de voces, la pluralidad, el carácter abierto, es en sí mismo su principal estigma. No todas las voces construyen, no todas las voces aportan lucidez, sino más al contrario, en muchos casos enturbian. Sin embargo, y ahí es donde el movimiento y la Asamblea alcanza su cima, la Asamblea debe hacer uso de sus principales valores; el respeto y el carácter inclusivo y abierto, y afrontar las consecuencias “dificultosas” de estos. La ganancia es infinita, e instantánea; el valor del otro. La posibilidad. La voz. La paciencia se va convirtiendo el valor, el respeto y el asumir responsabilidades propias y no ejercer la culpa ajena también. Es un mundo nuevo que parece filtrarse por las grietas de lo social y lo familiar. Un cambio de paradigma en las relaciones humanas. Su otro gran valor es la capacidad de observarse a sí misma, de hacerse eficaz por el camino, según anda, No establecerse desde el principio, sino aprender a ser, crecer según vive. Todo eso me parece observar en esta nueva criatura viva que ha echado a andar. Una criatura que nos habla a lo más hondo de los vicios adquiridos con los años…  

viernes, 3 de junio de 2011

ABOVEDADA NO SERÁ LA FORMA DEL CIELO

 


  Abovedada no será la forma del cielo
ni habrá piedras sillar sobre nuestras cabezas.

La certeza del cristal cortante no ocupará
los ventanales por los que dejar pasar una luz ficticia.

No pisaremos un suelo de esmaltes
ni nos arrodillaremos ante un altar de cera.


Abovedada no será la forma del cielo
ni habrá una manta roja sobre el frío del mármol.

La caricia del calor no llegará de noche
ni buscaremos refugio para una lluvia.

Empapados y ahítos de frío, hambrientos,
desorientados, ciegos,
seguiremos una estrella invisible
por los inifinitos laberintos de los años
cayendo en trampas del tiempo
en pozos de aire en tifones de fuego

con la única compañía de un pequeño hornillo de fé

en un cruce de caminos quizá
dejemos la vida mirando
a un cielo abierto
y no a una boveda pintada de azul.

miércoles, 1 de junio de 2011

CIUDAD SOL

                              
I (15M)
   De la discordia hay que arrancar un beso
y de ese beso hacer jirones tibios;
colchones, mantas, y un alumbrado.

II  (16M)
 Un alumbrado que haga de la incomodidad un reino
de jardines
capaz de hacer brotar nuestras más lindas flores.

III (17M)
   Y de esas flores laminadas techumbres
Incapaces de dejar filtrarse a la desilusión
Incapaces de dejar evaporarse un sueño.
  
IV (18M)
Un sueño; gran collage de manos y corazones
tocándose
por fin
como un milagro de las auroras.

V  (19M)
Auroras, me repito y digo aurora,
Y digo aurora de nuevo y grito aurora
Porque es de auroras de lo que se hacen las ciudades
Porque no de otra cosa que de auroras
Hicimos este sol gigante.

VI  (20M)
Gigante es esta ciudad mínima
Hecha con algodones, con tiritas
Con el huerto que rodea a la fuente
Y con la cuerdas que sujetan el mar al cielo;

VII (21M)
  Cuerdas que van desde los pies hasta los ojos
Que unen el alma al hígado
Que sujetan las lágrimas de emoción
A los cojines de nuestra biblioteca.
 

IX (22M)
 Biblioteca que guarda toda la serena sabiduría
Del amor.
Amor con el que cada mañana hicimos
Cajas
Vacías
En las que volcar
Todo el contenido de nuestras almas llenas.

X (23M)
 Y con la expresión de tus ojos grandes.
Y con tus ojos
se hace también
la ciudad.


XI (24M)
 Una ciudad que nunca calle
Que nunca duerma
En la que la música no nos deje dormir
Y en la que se estrechen los pasillos.

XII(25M)
 Pasillos que se vayan cerrando a nuestra espalda
Para no dejarnos volver nunca
De las turbias estancias de las que vinimos.

XIII(26M)
  Vinimos de eriales sin guarderias
Y aún hoy desconocemos por completo
Adonde vamos;
Pero vamos balanceándonos de mano en mano
Con la inmensa certeza de ser rumbo.

XIV(27M)
  Rumbo paso
Escalón pregunta
Ovocito en la escarcha de una mañana.

XV(28M)
 Mañana que me llama
Muy de mañana
Que me dice ven desde el mañana
 Mañana a la que no me resisto.

XVI (29M)
Resisto porque es mi ciudad
Mis manos mis flores mis cuerdas
Mis luces
Mis soles
Miluzmisol.

XVII (30M)
Miluzmisol, daguerrotipo en el que todo y todos
Caben, llegan, valen.
Miluzmisol; caleidoscopio de lo que alguna vez soñamos.

XVII(31M)
Soñamos que una ciudad nacía.
Y ha nacido.
Aún llora su primera bocanada
Y es ya el orgullo de sus padres.

martes, 10 de mayo de 2011

JERARQUÍAS (Epitafio post mortem a un ciclista)

Wouter Weylandt ha muerto. Se dejó la vida bajando a 70 kilómetros por hora en pos de cualesquiera que fuera el triunfo. Hay deportes como el ciclismo que tienen esto; requieren lo máximo de los que lo practican, hasta a veces robarles la vida. Ese es el espíritu del deporte, un afán de superación, una búsqueda del límite, una forma de simular una efímera gloria. Detesto el deporte de competición profesional en el mismo grado que valoro los valores que vehicula. El gesto de Weylandt es uno, el de Nadal, admitiendo la superioridad de Djokovic el Domingo, sin renunciar a la batalla, también. La historia está llena de esos pequeños gestos, que nos conectan con lo más profundamente humano, con los grandes valores. La épica homérica y renacentista estaba basada en una necesidad humana, claro. Sin embargo, turbias oscuridades rodean la mayor partes de los gestos deportivos. El bochornoso teatro de los episódicos Madrid- Barça es uno, por citar uno de los más recientes. Esta mañana, hojeé un diario deportivo, y vi la noticia de Weylandt, un pequeño recuadro. Pero en la jerarquía de este lamentable diario, el Marca, la noticia era el fichaje de un tal Sahin por el Madrid: Portada y cuatro primeras páginas. Ese es el deporte que queremos, esa la estupidez que nos llena.

lunes, 9 de mayo de 2011

SEVE, EL PUTT, Y LAS NEURONAS ESPEJO.

 Hace unos días, en el putt and pitch de Grajera tuve mi primera experiencia, por azar, con un deporte del que, en el país de las sequías con las que crecí, me horroriza el entorno político y social: el golf. Hice setenta y cinco salidas con un hierro 9, y, aunque entiendo que es difícil creerlo, alcancé cien metros. Nunca antes había siquiera intentado golpear una bola con un palito de esos. Pensaba que darle, sólo el hecho de tocar la pelota, era auténtica ciencia ficción. Pero no; se puede. Cansado de dar pelotazos, me fui al putt. Mi infancia estaba plagada de grandes gestas deportivas. Recuerdo la final del mundial 82, al Thomas Shoenlebe del 83, al Abascal del 84, la final de Roland Garros del 85 (3-6, 4-6, 7-5, 7-5, 6-4 para Lendl, contra el gran McEnroe), al Edwin Moses del 47:69 en Madrid ante danny Harris, recuerdo a Freddie Spencer y a Kenny Roberts, recuerdo a Niki Lauda y al Prost del 84, y recuerdo las tardes, lentas tardes de Greg Norman, Jack Nicklaus, Nick Faldo, Bernhard Langer, Ian Woosnan, y Severiano. Es curioso que mi primer putt se produjera una semana antes de que aquel muriera. Así son las cosas. Doblé las rodillas, observé la caída, y pateé. Hice unos diez hoyos, y estaba dispuesto a marcharme, cuando dije: “un momento, un último putt”. Estaba a diez metros del hoyo, una inmensidad. Pensé en Bernhard Langer, en aquella Ryder del 91, cuando estaba a metro y medio del 18, para que Europa ganara la Ryder. La pelota lamió el hoyo, y salió. Estados Unidos se llevó aquella Ryder. Me metí en la piel de Bernhrd y pateé. Manu, Samuel, y yo, seguimos la trayectoria, hasta que aquella bola, increíblemente, entró. Caí de espaldas. ¿Era un milagro? Después de la infancia, llené mi adolescencia de literatura, y en este comienzo real de la vida, los treinta, de neuroplasticidad, en donde ahora encuentro las respuestas. En este caso; la única posible: las neuronas espejo. Esas celulitas que, formando un 25% de las superficie cerebral, vibran con la observación, se funden con el entorno, realizan las secuencias de aquel. Mis modelos habían sido grandes pateadores.¡¡Incluso Bernhard Langer era un gran pateador!! Por eso, sólo por eso, mi sistema nervioso se fundió con aquellas imágenes, y aquella bola entró. Los modelos de mundo con los que vamos viviendo nos hacen sentirnos cada vez más torpes, más idiotas, más vacíos.  Hasta Seve se nos va. Quede para él mi putt y una honda emoción, como si hubiesemos perdido una parte casi mitológica del pasado, una parte de ese 25% que nos hace movernos como nos movemos…

jueves, 5 de mayo de 2011

JAMES HILLMAN. EL PENSAMIENTO DEL CORAZÓN. Biblioteca de ensayo Siruela.


   Hace unos meses, en mi visita a la tumba de Tutankhamon, hubo una idea egipcia que me fascinó por encima de todas las otras: para los egipcios, el órgano del pensamiento siempre fue el corazón. Es verdad que los egipcios no conocieron a Miguel Servet ni al tecnología Doppler, pero este pensamiento es demasiado ingenuo. Desde el principio me ha parecido intuir un paradigma diferente más que falta de precisión. Es fácil, en principio, caer en facilidades del tipo emocional, justo ahora que esa "nostalgia de absoluto" de la que habla Steiner parece dejar vía libre a la proliferación de los comerciantes de las emociones. Pero no, me decía, no creo que se trate de ese tipo de interpretación. La fortuna (y el buen hacer de la librería "La central", nunca mejor nombrada) puso en mis manos este libro del profesor y psicólogo James Hillman: "El pensamiento del corazón".
  Su lectura, más allá del sentido, me fascinó. En la primera parte, "el pensamiento del corazón", prima la metáfora como método de búsqueda. Y sobre ella, y en cierta forma como isotopía formal, como coherencia, una idea: "¿Cómo es posible que la psicología haya dejado a la estética fuera de la propia psicología?" La idea es compleja y se refiere a un ideal de lo bello que no es sino reflexión de la vida interna de las cosas, y no sólo de las personas, como expresión del alma del mundo, idea que subraya en la segunda parte del libro: "Anima mundi; el retorno del alma al mundo". En ambas partes hay una tesis de unidad, holística; el hombre está imbricado en el mundo, no a la manera marxista u orteguiana, sino a la manera de la escuela florentina de Ficino. Y no es el hombre el único objeto de la psicología, ni sujeto del mundo, sino que el propio mundo, "el alma del mundo", es objeto de esta, y debe ser objeto de la observación del yo, como parte de sí mismo, sin ni siquiera compartir la dualidad antinómica de yo-otro. En Rilke, ese atisbo aparecía, de pasada. En nuestro mundo, en el que la epidemia del "yo" contamina al "nosotros" hasta el límite de la quiebra al tiempo que el mundo se desmorona con una vaga narrativa que se repite, unir belleza al alma de las cosas, y suponer un mundo enfermo, y unos hombres demasiado sensibles para este, me parece una idea tan fascinante como bella y necesaria.

BIN LADEN Y EL PARAÍSO PERDIDO

 Hay algo en los humanos que está en la raíz más fuerte de su naturaleza; la necesidad de narrar, en todos sus sentidos. Inventar historias para explicarse a sí mismo y a su pasado, y contar historias. Desde aquellas tablillas de Gilgamesh y del Enuma Ellis, pasando por las diversas recensiones de los textos de Oriente, hasta nuestro Homero y ya directamente a Borges. Pero como todas las cosas del mundo, la narrativa está más donde no parece estar. La literatura es el espacio oficial de esa narrativa. Por otro decir; un espacio acotado, controlado, "despeligrosado". Muerto al fin. Porque desde Zarathustra los hombres necesitaron buenos y malos, días y noches, y casi ángeles y demonios. Por supuesto que el cristianismo, como no otra cosa que la narración más influyente de la historia, lo elevó al infinito, y la Edad Media nos encontró con todos esos esquemas ocupando la vida. El Romanticismo y la Modernidad se llenaron la boca de ellos mismos, y parecían haber escapado de todo aquello, alcanzando “otra” realidad. Sin embargo, aunque los espacios han cambiado, la verdadera literatura de la vida de este siglo ocurre en la calle, en los esquemas de pensamiento que, ocultos en sí mismos, nos hacen pensar de nuevo pensamientos de siempre, con buenos y malos, ángeles y demonios. El mundo, la narración del mundo, necesita, más que de Bin Ladenes y de Sadames Husseines, la creación de estas figuras. Necesita la amenaza, y considerar al mal como algo encarnado. Hacerlo concreto. Y necesita la liberación, la catársis que provoca la victoria del bien sobre el mal. Necesita ejecutar Sadames y Bines.  Pero no lo necesita en el espacio de la realidad, sino en el espacio de la narración. En la práctica, la realidad no puede cambiar. En el seno del imaginario, en nuestra mitología, puede cambiar mucho. Que Bin Laden haya sido muerto o asesinado, que sea verdadero o falso, no es una pregunta importante. Lo que nosotros necesitamos es la historia, y esa historia ya está inventada, escrita y contada. Para nosotros, el mal ha muerto. O eso creemos y queremos creer.

miércoles, 16 de marzo de 2011

LOLA. Brillante Mendoza (filipinas)


 Lola (abuela) es un susurro al cine. Es la resonancia del dolor y de la justicia máxima, como una guía que se diluye en una realidad mayor; la de la lluvia. Como una cortina ante el mundo, nos queda una imagen punteada, apenas visible, que la imaginación o el hastío completa. A este lado queda la paciencia. En aquel, las realidades, las verdades, se van diluyendo, como si ya no de verdades se tratara, sino de, sabe Dios qué “pseudoalgos”. Así transcurre “Lola”, lírica de una supervivencia, homenaje a la sabiduría humana en un tiempo casi casi detenido. Una mirada tierna sobre los nadies, como los nombra Eduardo Galeano. Una metamorfosis de la moral, de los principios de lo soberanamente humano (si es que eso existe) en una acción práctica, en un sinsentido mucho más significante que el Derecho, una acción animal a la que están abocados los que viven al otro lado del telón de agua que cae en esa realidad filipina que es la de muchos otros en muchos lares; una acción “justa” en un mundo en el que las instituciones desaparecen y, como si nada, sólo se respira el susurro de la estricta vida; esa que consiste en comer y no ser comido. “La sutil etología de lo humano”, podríamos llamarlo. En una mirada apenas, en un susurro.

EL QÜENCO DE PEPA Y EL REY TOMATE

  Pocas veces un restaurante plantea una preguntas tan claras cuyas respuestas hacen tambalearse los cimientos de lo político, de lo económico, y de lo social. Es el caso del restaurante El Qüenco de Pepa, situado en pleno corazón de un barrio rancio. La carta huye de grandes elaboraciones, y apuesta por una obra maestra: el tomate. Un tomate enorme y sabroso hasta casi el llanto, cultivado “con aguas potables”, reza la carta. El resultado es conmovedor, con un simple acompañamiento de cebolleta. ¿Qué representa ese tomate? Representa huir de una economía en la que lo único que ha primado, desde hace años, ha sido la competitividad de los precios. El resultado, ese nuevo tomate que invade nuestras vidas, ha sido lo de menos. Hemos perdido al verdadero tomate a cambio de un tomatastro. Los economistas liberales, a los que se les sigue llenando la boca con palabras como competitividad, se han olvidado del fin último de la economía: el tomate. Un verdadero tomate. El que de verdad consigue esto, el que sabe, al que se honra degustando esta maravilla, es el agricultor. No el intermediario, ni el que aprieta al productor y al distribuidor. No, no, señores; el príncipe de esta historia, ninguneado hasta el insomnio, es el agricultor. La economía debe estar al servicio del tomate. Debe ser directa, como muchos movimientos cooperativistas en todo el mundo van demostrando. Son los únicos capaces de mantener vivos al agricultor y a su rey; el tomate. Por todos lados vemos, en El Qüenco de Pepa, estos grandes tomates, grandes espárragos, grandes cebolletas. Elegantes y dignos como ellos solos. Después vienen las croquetas, sin patrón, exquisitas, luego la tortillita de camarón y al atún de Almadraba, tal cuál, casi sin hacer, el atún rojo en sí mismo. Homenaje al atún tal cuál, rendir culto a su muerte. Sin elaboraciones, sin engaños. Y con él, soñar un mar limpio en el que ese atún pueda vivir con la libertad y la fuerza necesaria para dar estas maravillosas carnes. El vino, de castilla, un Vallegarcía del 2006, una joya. Y la tarta, ¡¡mi Dios!!, “nos la vendieron como la mejor tarta del mundo. Es una tarta protuguesa de chocolate. Y…lo es” Este “Qüenco” es un oasis, afortunadamente y desgraciadamente.

martes, 15 de marzo de 2011

RANGO Y LA COMUNIDAD DE MADRID

  Me dejo caer por los cines de Villaescusa con Sammy y con Manu para ver esta película de animación, que según reza el poster, es para niños. Tras la primera presentación narrativa en tercera persona a través de los búhos mariachis, Rango se presenta a sí mismo en una escena de una lucidez verbal maravillosa, en la que cita, sin mencionarlos, a Aristóteles y casi a Stanislawski, en su explicación del concepto de  la obra de teatro que está preparando dentro de su pecera. Pero después, el Far West, y el Western. Una maravilla en la búsqueda de la identidad, pero sobre todo en la definición del engranaje social…¡parece la Comunidad de Madrid! El Alcalde (la lideresa) se bebe el agua de un pueblo que bebe polvo, juega al golf en los alrededores del canal (la coincidencia resulta casi increíble), y gobierna bajo el lema de “controla el agua y controlarás todo”. Pero al mismo tiempo, expropia y compra tierras al habitante de tercera que apenas puede ya jadear de sed, mientras, aprovechando la explosión que genera “la carretera” (una metáfora tan poco metafórica (literal, o sea) en la Comunidad de Madrid, y a la vez tan extendida por todos y cada uno de los lares del noroeste (sobre todo)). Junto a él tiene a la serpiente de cascabel que inocula el veneno contra la discordia (nada de andarse con chiquitas) y a todos los agregados que copulan con el vellocino de oro del futuro, ladrillo a ladrillo. Mientras, la institución de ese pueblo llamado Polvo va quedando sin orden (sin sheriff), sin agua, y sin ningún tipo de servicio público. La coincidencia es que en el maravilloso libro de Alfredo Grimaldos “la Lideresa” se exponen todos estos hechos como fruto de una planificación minuciosa. Al final Rango, como en todo Western, se encuentra a sí mismo y devuelve a Polvo el agua, la esperanza (mira tú, la esperanza) y el orden, el verdadero; el único, el bueno. A ello une un castigo ejemplar a las cúpula de la corrupción. Esa es la única diferencia con la Comunidad de Madrid; en esta predomina el cine negro.

miércoles, 9 de marzo de 2011

VALOR DE LEY. Los Coen.


  Nos sentamos en la butaca del disfrute, al sentarnos frente a “Valor de Ley”. Una narración con los principios de las de Welles, contada en primera persona por Mattie Ross. En la primera escena la descripción del personaje, negociando con el enterrador y  con el usurero, es directa, como una flecha. Va al núcleo mismo no sólo de Mattie Ross, sino de la esencia de lo que quieren los Coen. La vida es algo real, en primer lugar, y en segundo, es algo crudo, “rough”. La vida es, en el Western, no el empalago de la postmodernidad, sino una imagen reflejada del paleolítico; supervivencia. La otra cara no admite melodramas, fracasos, o tristezas crónicas. No. Al otro lado de la supervivencia está la muerte. Y no hay más. Lo conmovedor es que todo esto ocurra en el interior de una niña de catorce años en la que todavía podrían caber sensiblerías o sueños. Pero no, la muerte se salda con venganza; esa es la verdadera ley; una muerte merece otra muerte, lo quiera o no una justicia en entredicho que ha hecho del derecho la trampa para, casi, el “cohecho”. En nuestras sociedades civilizadas, no se condena la corrupción, ni la violencia de género, apenas el robo a manos llenas, y los tecnicismos han sustituido a lo justo. En el mundo de “Valor de Ley”, eso no existe. La ley es la ley, y no necesita un respaldo del derecho. La tematización está trazada en lo espacial con espacios abiertos, con bosques, y con cuevas. En lo temporal por la senda de la huida, y en lo puramente “inventio” con los materiales del género: matar o morir. A manos de los disparos, de las serpientes, del frío, o del cansancio.  La supervivencia marca, como una huella al rojo, pero ni en eso hay espacio para melancolías o sentimentalismos. Todo sigue. La cabeza bien alta y el paso firme. Esa es la vida. Esa es la ley.

lunes, 28 de febrero de 2011

André Kertesz. Fundación Carlos de Amberes. 27 de febrero de 2011.

  Paseo por las 137 fotografías del Museo Carlos de Amberes en busca de una respuesta que no había conseguido encontrar, y que sigo sin encontrar. ¿Por qué es André Kertesz maestro de maestros en el arte de la fotografía? Me impresionan de sus fotos, sobre todo, las palabras de Cartier: “Inventemos lo que inventemos, Kertesz siempre será el primero”. Las fotos, en general, no me emocionan. Aunque hay algunas del húngaro que lo hacen, cuando las rastreo en libros o antologías, pocas de esta exposición lo hacen: la mirada de una mujer, el piso de Mondrian, la visión del invierno del rincón Douglas, el autorretrato del propio Kertesz…
 Lo que sí me pregunto es la noción de maestro. En las palabras de Cartier hay siempre una crítica: “¿es suficiente con ser el primero?” Deben mantener las fotos el espíritu significante por sí mismas, o deben pasarse la vida dependiendo de haber sido las primeras, si es que algo así puede decirse. Petrarca ya hablaba con un lector venidero, siglos después de muerto. La fotografía, cualquiera de las Artes, debe hacerlo también. Las fotografías deberían ser capaces de significar por sí mismas, de hablar con espectadores ajenos a la historia, y ajenos al discurso intelectual en torno a la estética. En esta exposición no encuentro sin embargo, en la mayoría de los casos, eso que busco en la fotografía. No consigo caer en idolatrías pseudointelectuales, pero tampoco trato de negarle el valor al húngaro. Si me pongo del lado de la objetividad, haré un discurso sobre composición, vistas de pájaro, distorsiones y acabados perfectos en gelatinas de plata. Hablaré de un nuevo fotoperiodismo, y del París de los años veinte. Si me pongo del lado del Sujeto que soy, me falta algo.

domingo, 27 de febrero de 2011

RUTH VERONA O LA ESCULTURA.

   Hay una actividad propia del demiurgo: la escultura.  La metáfora de un Dios creador no pudo darle a éste otro oficio, porque representa como ningún otro una actividad suprema: la de dar forma a lo que no la tiene. La metáfora del Dios creador le añade a esta un “algo” que no es un añadido, sino que forma parte de ese dar forma: da “vida”; el Dios creador, al dar forma al hombre, le dota de hálito. No son acciones independientes. La metáfora no es ingenua; es la verdadera representación antropológica de un hecho humano. Somos esclavos de la forma, hasta en sus más pequeños detalles. La música se debe a ella, y, debido a su capacidad autotélica, y a su falta de referencia significante (cuando no lleva texto), posee una libertad infinita y una dependencia total de aquella. Si bien es cierto que el grado de percepción de dicha forma es un acto resultado de un largo proceso de práctica, es a la vez un acto profundamente humano, casi un reflejo ligado como ningún otro a la necesidad del reconocimiento necesario para la superviviencia. Nuestros sistemas nerviosos están  predestinados a ella. A la forma. Por eso, cuando en una noche así, como la de ayer, Ruth Verona “amasa” la Sonata de Vivaldi, remueve el barro de la aparente nada para ir construyendo un enorme perfil, y luego, conocedora con precisión de cada uno de los pasos a seguir, con absoluta tranquilidad, accede a los detalles más pequeños, dando forma a una sonata, que, inmediatamente, como aquel hombre del principio, cobra vida, percibimos un hecho creador; un “sí”, un “todo”. Si la claridad es una característica de la luz, la pieza esculpida va dejando que esta vaya pasando, para poder iluminarla, claramente, desde cada uno de sus rincones. Y esa misma luz, esas mismas manos que niegan la masculinidad del demiurgo, van dejando lo inesperado: aquella música, “tiempo en el tiempo”, empieza a ocupar el espacio. Y del mismo modo que la niebla parece detener el tiempo, nos impide percibir el movimiento, el tiempo y el espacio se unen, y aquella primera línea melódica se convierte en masa en tres dimensiones, y queda flotando sobre la sala, como un regalo de un Dios del cielo.

martes, 22 de febrero de 2011

MOLINOS O GIGANTES

Me pregunto, de paso por Campo de Criptana, qué significarán los Molinos (o los  Gigantes) . Me pregunto por el cómo, un episodio de tan corta duración en el Quijote, puede levantar tantas pasiones; quiero decir, tanta literatura, tanta música, tanta pintura. Sólo hay una respuesta posible, y es la altura, la proyección, el alcance, de la metáfora. Cervantes se anticipa de todas todas a la psicología moderna, y a muchas ramas modernas de la neurociencia, además de anticipar los peligros de la hermeneútica. Se anticipa a las teorías modernas de la realidad, y a los mundos posibles. Pero mucho antes se anticipa a Berkeley, y establece, más allá de la ciencia, algunos principios vitales, en la moral, y en la práctica. Hay una metáfora parecida en Homero, claro, la de Escila y Caribdis, con una diferencia fundamental, más allá del contexto: ¡¡Ulises no lleva consigo a Sancho!! “¿Pero qué coño pinta Sancho?”, me dirás, “¿pero cómo que qué pinta Sancho?”, te contestaré, Sancho está allí para mostrarnos que Quijote ve de otra forma, que Quijote ve otras cosas, que en la percepción de lo que llamamos erroneamente “realidad”, los molinos son molinos. Sancho es un personaje lineal en lo perceptivo, carece de capacidad metafórica, llama a las cosas por su nombre, y son sus objetivos los mismos que los de su ADN: sobrevivir, y reproducirse (la “ínsula” soñada le dará la posibilidad de hacerlo). Pero eso no es sino otro de los marcos posibles. Sin embargo, Quijote es un personaje metafórico, percibe la realidad desde su propio otro mundo, desde sus propios conceptos. Exctamente igual que cada uno de nosotros. La realidad es “lo percibido”, según Berkeley, y no lo que supuestamente “es”. Hoy por hoy, la realidad es un constructo dependiente de las decisiones, y los mecanismos de percepción (como demuestra con cada vez más tino la neurociencia de estos maravillosos (para eso) últimos diez años), dependen cada vez con mayor claridad de un constructo de cultura, experiencias, conceptualizaciones, historias escuchadas, y asimilaciones por similitud, en busca de respuestas sobre la realidad. De manera que, para Quijote, los molinos son Gigantes, y la comicidad de la escena sólo puede venir de un cierto egocentrismo, ya que para todos nosotros la realidad es nuestra realidad, y en cierta manera estamos salvados en la medida en la que esta coincide en mayor o menor medida con la de lo nuestros prójimos. Porque en la práctica, nuestra experiencia diaria nos dice lo contrario; que a cada paso nos encontramos con gigantes sin nombre que aparentan ser otra cosa.

lunes, 14 de febrero de 2011

EGIPTO 8 DE FEBRERO

  Hay un sinfín de noticias que, como hace ya cuatro mil quinientos años, nos trae de nuevo Egipto. La gente, los egipcios, han logrado varias cosas. Una de ellas, la más y la menos evidente, ha sido mostrar en qué estado de hipocresía viven las instituciones internacionales: los gobiernos occidentales, europeos y americanos, y las teóricas instituciones del derecho internacional. Durante treinta años, sin enterarnos, Egipto ha tenido a un único presidente, un dictador, en realidad, que ha tenido a Egipto en estado de excepción (¡¡durante 30 años!!) para enriquecerse hasta límites vergonzosos incluso para quienes lo permiten. Sin embargo, los líderes internacionales (los mismos que ahora fingen ponerse del otro lado), que obviamente lo sabían, han mantenido relaciones amistosas con el dicho Mubarak, convirtiéndolo en invitado de honor desde Alemania a Estados Unidos. Sólo hay una explicación: los intereses económicos de Estados Unidos y Europa en Egipto. Así que la revolución egipcia no es sólo una revolución contra Mubarak, es contra el mundo, sin el cuál, ninguna institución o estado de cosas se mantiene. Durante años, hemos oído siempre al periodismo internacional, a las instituciones y a los gobernantes, llenarse la boca con la frase “derechos humanos” en determinados lugares (de sobra conocidos por todos), mientras muchos otros se nos mantenían escondidos. Si algo representa para los europeos esta revolcuión, es una sorpresa. Y que sea una sorpresa debería resultarnos indignante.
  Por otro lado, hay otro algo” que esta revolcuión ha logrado. Desde los sistemas monárquicos, feudales, pasando por los mecanismos de control del XIX mostrados por Foucault en sus análisis sobre el poder, hasta los sutiles mecanismos de control modernos, capaces de reducir al mínimo la capacidad de participación y de transformación de los ciudadanos de a pie en los procesos políticos, sociales y económicos de primera línea, decía que en esta evolución, habíamos llegado a creer que ya no quedaban opciones, que el miedo y la inacción, el control y la pobreza, nos habían vencido, anulado. Sin embargo, el mensaje de la revolución egipcia es un mensaje de esperanza, se logre o no el objetivo que busca: los mecanismos de poder tienen fallas, y son destructibles. Que  a nadie se le olvide.

sábado, 12 de febrero de 2011

EL SEÑOR COGITO. Compañía Chorea (Polonia) Teatro Pradillo. 11 de Febrero.

 A veces, cuando uno trata de evaluar y valorar los logros de las obras de arte (sean del tipo que sean) debe situarse siempre en el espacio del logos. La pasión individual, el gusto propio, la alegría o la emoción que nos provoca una obra, o el súbito y sereno contacto con lo sublime (o sea, en realidad, todo aquello que nos hace volver a las formas artísticas, del modo que sea), forman parte del sujeto, no del objeto. Sin embargo, cualquier experiencia estética es una relación entre esas dos partes,;entre un sujeto (o una multitud de ellos ) y un objeto (o una multitud de ellos). Normalmente, las reseñas o análisis, o los estudios académicos, por muy rigurosos que sean, nos dejan, en general, fríos. En mi blog, hace ya tiempo que experimento la imposibilidad de acceder a la transmisión de las obras en el momento en que dejo al sujeto aparte. Y no es lo inefable, pienso, sino lo indecible, si es que entre ambos puede haber diferencia. Hoy, al plantear esta maravillosa obra de teatro,  vivo esa separación como ningún otro día. La sensación constante de estar asistiendo a una verdadera obra de Arte no se corresponde con las palabras que encuentro. Por tanto, lo diré de entrada: apasionante, sublime, profunda, repleta de imponderables, erótica, divertida, y, sobre todas las cosas, bien hecha.
  La obra plantea un juego y lo formaliza con juegos (exactamente con 16 juegos): llevar a escena algunos poemas de Herbert Zwiegniew (¿??). Los textos no son “figurativos”, son “abiertos” (surrealistas, les dicen). La puesta en escena plantea el círculo, la huida, el erotismo, el juego entre alma y cuerpo, la relación entre dioses y hombres, la injusticia, el sonido, el ritmo, el amor, la virtud, la pasión, lo individual, lo propio, la fé, la muerte, lo colectivo… y lo plantea en los términos del poema, con planteamientos formales, de igual modo que el texto, sin preguntas ni respuestas susceptibles de una análisis logocéntrico. A saber, los medios son: la música (el trío es fantástico, los que cantan, también), la puesta en escena (luces, distribución del espacio, decorados, vestuario, juegos de cantidad de actores, movimientos en escana), la danza (muchos de los movimientos en escena eran difíciles de separar de la danza), la voz (roturación del tiempo, espacio sonoro, ritmo, música) y el lenguaje (en vertiente significado (más simbólico que otra cosa), o en vertiente significante, simplemente roturando el aire), el símbolo (muchos de los elementos utilizados provienen de espacios simbólicos de lo surreal) y el cuerpo (medio de expresión por sí mismo; actio). La pregunta que planea es una pregunta que planea por toda la modernidad: el significante estético no tiene porque ser un significante “racional”; los medios y materiales de cada modo de expresión son propios, y no necesariamente menores que los de la razón.
En la dirección, hay algo del teatro tradicional que la escena contemporánea olvida con frecuencia, o en lo cuál fracasa: el “timing”. Esta compañía, Chorea, y esta dirección, plantea un “timing” estricto al que la respiración se adecúa sin problema.
 En este festival de Escena contemporánea he tenido la suerte de asistir a cinco obras. Sin duda, para mi, la más profesional, la más entera, la que explota más todas las posibilidades del Teatro, y la que lanza su voz más lejos, es esta, sin duda. Al apagar las luces, mi garganta, ajena a mi, no pudo reprimir un ¡¡Bravo!!, merecidísimo.

PHOTO-ROMANCE. BEIRUT. 11 de febrero. Sala Cuarta pared

Teatro libanés.

 La sala Cuarta parde programó para el día 11 de Febrero una obra libanesa: la historia del encuentro de alguien que quiere vender un guión, y su censor. En realidad, la intención de la vendedora del guión es vender una obra nueva como si fuera un “remake” de una obra de Ettore Scola, y justificar muchos elementos utilizados por la postmodernidad (falta de actores, ruptura de la linealidad en lo interiormente narrativo, no en lo discursivo, presencia de varios finales, elementos simbólicos, ruptura de los espacios real-ficción, etc…) desde la ironía de la falta de medios o del despiste o la falta de rigor, más que como planteamiento estético. Al final, la historia es un marco para contar una historia interior a través de la fotonarración; que es en realidad un planteamiento que, fuera del marco de la historia, es realmente “un planteamiento”.  Por supuesto, todo el tratamiento irónico es autoirónico, porque, en realidad, los dos personajes del marco son los dos personajes creadores, actores, y a la vez los personajes del interior de la historia contada, de la fotohistoria. Una especie de “Meninas” en las que el pintor es a la vez pintor, rey, y espectador.  Este es el marco del marco; un trabajo serio que a la vez es irónico, y en el que no falta la parte divertida. Es una obra ligera, fresca, en la que hay una cierta idea de Arte como “bluf”, una burla de las posturitas estéticas con respecto a la creación. Una de las ideas sobre la creación artística, basada en la de hacer un remake, es la idea del Eclesiastés: “No hay nada nuevo debajo del sol, dijo el predicador”, que en el arte moderno está formalizado por ese “todos somos Homero” del Borges de “el inmortal”. La protagonista dice, al ser apelada por el censor diciendo que esa obra no es un remake sino una obra totalmente nueva: “No hay obras totalmente nuevas, todas las obras son de alguna forma un remake”.
  Pero ¿qué nos dice la historia interior, la que se intenta colar al censor? Es una historia del Líbano, de los “dos líbanos” separados por una línea, por un espacio. Los conservadores, y los radicales. ¿Pero hace la obra un planteamiento histórico o va más allá? Sin duda, va más allá. Los personajes, los dos personajes de nuestra historia no participan de los dos líbanos. Son individuos ajenos a los movimientos de masas. La dicotomía de la obra es más profunda, no es una dicotomía entre dos líbanos, sino entre la individualidad y el movimiento global, colectivo. ¿Cuál es el espacio del individuo en la alternancia de sólo dos opciones? Es la misma pregunta que se debería plantear en Estados Unidos, en Cuba, en España… ¿Cuánto espacio queda para el individuo en las ideas fijas, masificadas? ¿Debe vivir ese individuo sincero y propio, ajeno a todo, alienado de su entorno? Recuerdo, como siempre, que ese planteamiento ya aparecía en Alemania, en la filosofía y en la poesía, cuando aquellos “artistas” (los protagonistas de los poemas, en realidad hombres) huían de las ciudades, enfermos, y se adentraban en bosques habitados por brujas, locuras y muertes. Schubert lo escenificó como nadie (con textos de Eichendorf) en los Liederkreis op.39. Pero, alrededor, subyace la idea de Herder, ese yo comunitario unido por el idioma, y los acontecimientos que sucedieron después, ese yo-masa al que nadie pudo parar hasta que ya era demasiado tarde. El planteamiento individuo-masa no es nuevo, pero debe ser recordado. Y si es así, con la frescura de una obra así, mejor que mejor. Sobresaliente.

viernes, 11 de febrero de 2011

TOKIO BLUES

Como una maraña llegan los ecos de toda la turbiedad que despliega la versión cinematográfica de la novela de Murakami. ¿Por qué?, me pregunto, ¿Por qué decide Murakami contar esta historia a través de personajes que abandonan la adolescencia para empezar la vida de adultos? Quizá es banal, pero no lo creo. En ellos se aposenta una idea con más poética que en los adultos. Es el momento de una decisión vital. Optar por la vida, u optar por aposentarse en el pasado. La infancia y la adolescencia ha dejado en todos ellos el suficiente dolor como para establecer suficiente pasado, y como para que este pasado empiece a tomar cuerpo en sus decisiones. Pero en ellos hay presente, y hay futuro. Poéticamente encarnan mejor la metáfora que un viejo. Naoko es la viva imagen de la imposibilidad. En cierta forma, como Kizuki, su novio muerto, que se suicida, renuncia. Midori es la frescura, el presente, la confianza: “te esperaré, porque confio en ti”. En el centro, donde confluyen todas esas fuerzas, está el personaje principal, Watanabe. Atenazado por la muerte de su amigo de la infancia, y por un cierto vínculo con la ex novia de aquel, se entrega a ella con una responsabilidad y un amor impropio de su edad, que no le deja vivir otra vida, a la espera de que aquella supere la pérdida. Pero, como dice una maravilllosa voz en japonés: “nada puede consolar una pérdida; ni el amor, ni la amabilidad, ni la dulzura, una pérdida se vive desde el centro mismo del dolor, y debemos convivir con ella”. Naoko se suicida y Toru Watanabe se exprime de dolor. Una vez vivido, se produce la liberación. Debe elegir quedarse conviviendo con los muertos (linda metáfora del pasado, más que realidad concreta, creo) o seguir. Midori, que representa la vitalidad, la motricidad y el deseo, coge a tientas el teléfono. De los fríos rechazos pasa a esa linda acogida que le conecta con su propia decisión; vivir. Cuánto nos puede atenazar el pasado; esa es la pregunta, cuánto podemos desprendernos de él. La linda margarita es dehojada; el viento se va llevando sus lindos pétalos a nuestra vista. Queda el vuelo del pájaro que se va para siempre, la puesta de sol que se esconde; un cachorro lo suficientemente grande para dejar el redil, que se marcha. Nosotros mismos, “siempre en despedida”, nos vamos yendo. La mirada apenas sonriente de Toru Watanabe, hecha de literatura (pasado) y adioses (más pasado) queda expectante cuando al otro lado de la línea parece amanecer de nuevo.

sábado, 5 de febrero de 2011

TRANSIT. ETC. Teatro Cuarta Pared. 5 de febrero de 2011.

  En el seno del Festival de Escena Contemporánea, el Teatro Cuarta Pared programó “Transit”, de la compañía ETC.  El 4 de Febrero, estuvimos allí, ingenuos ante lo que podía deparar el encuentro en escena de una brasileña (o portuguesa), una suiza, una rumana, un africano, un marroquí, una japonesa, y un croata(¿?).   
  Todos se mueven y se expresan con su idioma, pero comparten un espacio, el del tránsito (el viejo mito original, el del viaje), en el cuál convergen, además del propio de la escena. Cada uno trae al encuentro no sólo su lengua, sino su cultura, y, sin embargo, se trae también a sí mismo, a su historia propia, a su “exilio”. El encuentro es el planteamiento de otro viejo mito; de un castigo divino: la torre de Babel. Pero, parece querer decirnos la obra: ¿es tal el castigo? ¿o hay algo común con la misma fuerza o más que la potencia divergente de las lenguas y las culturas? Es el espacio de incomunicación un espacio de comunicación. El de los espacios o experiencias comunes, el del espacio propiamente humano. El de las personas. La experiencia, en lo teatral, es radical, apela a un discurso que no teme plantear la obra en siete idiomas diferentes, sin traducción, y apela también a un doble juego, a un doble cometido; lo mismo que sucede en escena sucede a la vez entre actores y público, ya que este último se ve obligado a interrogarse sobre los significados de esas palabras que en su mayor parte no entiende, utilizando para ello la búsqueda de las personas, trazando en cada uno una historia marcada por su forma de hablar, por su forma de moverse, por su energía, marcada por su forma de relacionarse con los otros, por su mirada, marcada por lo profundamente humano, que es en donde parece radicar el significado de esta obra; un espacio de comunicación que rompe las barreras del idioma, dejándonos a todos en un vago espacio de tránsito entre unos y otros lugares, entre unos y otros tiempos, entre este mundo y el que vendrá…

viernes, 4 de febrero de 2011

LA PUTA Y EL GIGANTE. Teatro Lagrada. Jueves 3 de febrero. 21:00.


 Hablar de “La Puta y el Gigante”, me produce una satisfacción inenarrable. En las próximas líneas, en la medida de mis posibilidades, intentaré desentrañar esa emoción. En primer lugar (dejaré el final para lo esencial): el concepto de Teatro. Esta es la obra escrita e interpretada por un personaje real llamado Marco Canale, que habla en primera persona contándonos algunas de las pequeñas imágenes que dejaron las masacres y los asesinatos de Uribe (el Gigante) en Colombia, y los silencios de el periódico “el País” (la puta) sobre esas masacres y asesinatos. A los que se unen los (tambien silencios) de Vargas Llosa. Detrás, Canale cuenta encuentros con víctimas directas o cercanas de esos crímenes. Les da voz, les da cuerpo, les da realidad con la palabra. ¿Puede ser esto Teatro? Esa es la pregunta. Y no hay duda. Puede. La realidad supera a la ficción, y en la apuesta de Canale, la tematización teatral no es más que la puesta en escena de una realidad silenciada (inexistente) para el público que la escucha (hacer esa misma obra en alguna de las comunidades indígenas víctimas de Uribe no tendría sentido). Pero, en realidad, la apuesta es más ambiciosa que lo que parece a simple vista. Porque Canale no quiere hablar, en lo profundo, sólo de hechos, sólo de crímenes, sólo de personajes. Canale quiere hablar de un yo individual y de un yo colectivo amarrado por los miedos, incapaz de enfrentarse a una realidad terrible. De un yo agazapado, abocado a la inacción. El individuo inactivado, víctima de una pelea entre su miedo (instinto de supervivencia) y su razón (acción por lo justo). La parte menos anfibia del humano sujeta por la más anfibia. La justicia silenciada por la necesidad de sobrevivir. De ese individuo, que somos nosotros no sólo en Europa sino en una cierta América latina, habla Canale.  Nuestros mundos se han ido consolidando en buenas costumbres, y el grito, el golpe en la mesa, la queja, la crítica, se han convertido en antiestéticas. Son parte de la coacción, del organigrama del miedo. De esa tragedia interior (se odia al tiempo que se siente no-hacer) habla Canale, de la desaparición de una especie; del hombre justo, del hombre que tira una botella contra la pared ante los horrores cometidos a sus hermanos, que para Canale son todos; él es un argentino que grita por los colombianos. Cualquier otra combinación podría ser posible. Él es un argentino que desaparece, como todos nosotros, si no somos capaces de mover nuestros propios destinos como humanos, sino somos capaces de sentir los sentimientos de los otros. Si no nos desembarazamos de este miedo atenazante que nos hace desparecer. No es Canale un valiente. Su público es restringido, y se hace oír en espacios alejados de peligro. Él mismo lo sabe, y él mismo lo expresa. Es parte de la expresión de eso mismo, de esa desaparición de la que hablaba. Por eso mismo sufre su conflicto interior. Y por último, ¿qué temas necesita el Teatro, el discurso teatral? ¿De dónde provienen los materiales de la Inventio?¿Cuáles son los Topoi teatrales? No necesitamos retóricas, parece decir Canale, podemos hablar de la “mismita” vida, del “mismito” mundo en el que vivimos, del Teatro en el que unos matan, y otros callan. No necesitamos metáforas ni alegorías, necesitamos (el Teatro moderno necesita) nombres y apellidos.  Dice Canale: “Hay demasiado dolor para hablar de eso”. Me atrevería a decir lo contrario: “Hay demasiado dolor para NO hablar de eso”. Gracias, Marco, por el agua, béndita seas, Catársis.