Ayer día 19 me dejo caer por la exposición España contemporánea, un recorrido fotográfico (y de vestidos de mujer) que va desde el siglo XIX hasta nuestros días de corrupción y campeones del mundo de fútbol. En esta muestra, organizada por la fundación Mapfre, no sólo asistimos a la transformación de una sociedad aristocrática en una sociedad en el que el salto de lo rural a lo "moderno" lleva consigo no sólo los consecuentes absurdos éticos y humanos en el sentido más amplio, sino al establecimiento de otra forma de aristocracia, mucho menos visual, que queda establecida hasta en la configuración del paisaje. Entre esta estructura, hay dos hálitos que aparecen siempre; uno, expresado en forma de búsqueda de la felicidad (y no sólo de la fiesta), como un esfuerzo por abrir puertas en un desierto de crudeza. La otra, una lucha de tipo social, que abarca todos los ámbitos, incluso los más individuales, que trata de abrir espacios en una tradición absolutamente caciquil. La visión de Gran Vía de los años treinta nos da sensación de estar viendo hechos históricos, las revueltas de Cataluña, los gobiernos de finales del XIX... Más allá de la visión puramente fotográfica, nos parece asistir a otro tiempo. Especialmente frente a la foto de Encarnita Alcaraz, retratada por Díaz Casariego, semidesnuda y posando con una hélice de avioneta. ¡es el año 1925!
Después, nos viene el presente, de golpe, con los colores y la rápida transición a una sociedad de éxito. Sin embargo, hay otra hálito todo el rato presente: el hálito de la autoridad. Y siempre doble; moral, encarnado por la Iglesia, cuyo máximo son estas dos fotografías que nos muestran la verdadera España,
y autoritaria, cuya máxima expresión es esta imagen, una obra maestra de los años cincuenta, tomada en la casa de campo.
En ella, el engranaje es total, los guardias que lo vigilan todo, la timidez en la mujer de la derecha, y dos formas de liberación: el enfrentamiento directo de la mujer, en posición firme, y la mujer en el columpio que va a hacer siempre lo que se le ponga en las narices (y con toda la razón). Al caminar entre estas salas pensaba, con cierta distancia, de manera muy intelectual, cuánto de todo esto explica la España de hoy, el cómo es posible que hoy pase todo lo que está pasando en España. Pero sentía que era una reflexión distante, racional. Hasta que esta mañana vi la portada del periódico. Gallardón aprueba la ley del aborto más retrógada de los últimos cuarenta años, se sitúa infinitamente detrás de Encarnita Alcaraz y de toda Europa, y nos permite ver con claridad que estas exposiciones no tienen sentido, que presente y pasado se imbrican hoy, en nuestra experiencia diaria, como en un cuento de Cortázar en el que el pasado es la sombra traicionera que nos quita toda la luz de la que este país se tendría que sentir, ya, orgulloso.
sábado, 21 de diciembre de 2013
viernes, 20 de diciembre de 2013
INAUGURACIÓN DE LA GALERÍA INSECTARIO. 15 de Diciembre. Calle Duque de sesto, 3. 3º izda C.
Ayer, Domingo 15 de Diciembre, quedó inaugurada la
Galería Insectario con un homenaje
precioso a una forma de mirar las cosas. No sólo a las cosas del mundo
retratadas por la cámara, sino al espacio en el que esas miradas se dignifican,
y a las personas que se sitúan en el lugar del ojo que ve, partícipes de esa mirada. Insectario se abrió para empezar a andar, para ser espacio del que
quiera habitarlo con sus propuestas; sin vetos que no sean los propios del
trabajo de cada uno. La responsabilidad es que cada propuesta dignifique al
espacio y sea dignificada por él. Una labor común de exigencia mutua; la del
espacio y la del artista.
Tenemos que recuperar los rincones; nuestros
rincones. En las visitas de ayer no hubo miradas condescendientes, sino el
respeto a un trabajo y a un espacio en el que tratamos de cuidar todos los
detalles que estuvieron en nuestra mano, y dentro del espacio y las
posibilidades reales. Las autoridades no fueron las autoridades políticas ni
sociales, sino las autoridades que nosotros mismos creamos; esas personas a las
que nosotros respetamos por su forma de mirar y de pensar las cosas, esas
personas que tratan a diario con la misma materia con la que nosotros
trabajamos, con las ideas y las manos del arte, con las ideas y las manos del
mundo que imaginan y que construyen.
Porque el mundo no es una esfera que se ve desde fuera y desde lejos, sino que está en los rincones, escondido en él. Y porque transformar un rincón del mundo en un espacio tal y como nosotros queremos es transformar el mundo entero. Este Insectario de formas en las que la imaginación prima y completa, como en las magníficas fotografías de Cirilo Santiago, queda abierto y a vuestra disposición y colaboración. Ojalá entre todos le demos vida.
Porque el mundo no es una esfera que se ve desde fuera y desde lejos, sino que está en los rincones, escondido en él. Y porque transformar un rincón del mundo en un espacio tal y como nosotros queremos es transformar el mundo entero. Este Insectario de formas en las que la imaginación prima y completa, como en las magníficas fotografías de Cirilo Santiago, queda abierto y a vuestra disposición y colaboración. Ojalá entre todos le demos vida.
domingo, 1 de diciembre de 2013
CINCUENTA TACOS
Medio siglo es medio siglo, se mire desde donde se mire. "Joven carroza" podríamos definir a quien lleva en su pasaporte biológico semejante acúmulo de días. Si bien Borges consideraría cumplir 50 años no más que un coqueteo con el sistema métrico decimal, quizá el maestro argentino esté cometiendo alguno de sus más grandes errores (no olvidar su foto con Pinochet y sus vómitos ante las palabras de Sábato) y cumplir 50 años se trate de un acontecimiento "conforme a la naturaleza", es decir, un hecho significante en sí, como los amaneceres, los crepúsculos, o las lunas llenas. Porque 50 años son 600 lunas llenas. Y eso es la hostia. Ni Mozart ni Schubert pudieron contar tantas, entretenidos en otras cosas (y no precisamente musicales). Por eso, quizá hoy, deberíais agradecer, vosotros, los afortunados, vuestro medio siglo, sobre todos los hombres, a Pasteur. Y a los fisioterapeutas, que os mantienen aún con una cierta movilidad. Pero tratemos de indagar en ese medio siglo ateniéndonos a los hechos de la noche de ayer. Los pequeños gestos. Porque ponernos a hablar ahora de todo lo que pasó desde el 63... desde Amstrong a Fosbury y Beamon, pasando por la muerte de Franco, hasta la aparición del SIDA, los teléfonos móviles e internet, o sea, de lo impensable que vendría desde vuestros días de pañal... en fin, sobrepasaría las melancolías de los más sensibles. Así que vayamos a la noche de marras, en la ruidosa taberna irlandesa de la Calle Pradillo, en donde degustamos unas maravillosas berenjenas con salmorejo, más propias de Baeza, y hamburguesitas de sabe Dios dónde, riquísimas. Y un whiskey, un Jameson, riquísimo también, por cierto. Pues bueno, al grano, sin dilación. Las fotos tienen eso, no son motivo de recuerdo sólo, ni forma de documentación únicamente, sino un fiable instrumento de análisis del alma humana. A los humanos les gusta fijarse siempre en los ojos, en el rostro, en busca de la seguridad y la confianza, como si creyeran que es allí, en esa orografía, en donde pueden encontrar los peligros y los paraísos del otro. Sin embargo, es en el baile de las manos donde encontramos todos los cincuentas del mundo...
Fíjense, unas manos buscan apoyos mientras otras fingen ser columnas, unas se agarran a copas que quizás les abran caminos o quizá les lleven a la perdición, otras se cierran, protegiéndose, y otras, a un lado, no quieren revelar sus secretos. Una condensación sincrónica de los avatares de cincuenta años diacrónicos. Claro, que hay otra forma de ver las cosas. Los cincuenta, desde la adolescencia más pura, desde el descubrimiento, desde la vida sin filtro, no es más que un aburrido estanque en el que ya nada podría suceder. O al menos eso me parece leer en esa mirada.
Pero, claro, esa es sólo una forma más de ver las cosas. Porque hay cincuentas y cincuentas igual que hay miradas y miradas. Fíjense aquí en Tomás, en un estado de regresión evidente, o quizá sólo atacado por los espíritus que le poseen, tratando de negar el advenimiento de su edad.
Pero son disquisiciones, porque tener cincuenta es sólo una cuestión biológica que nada tiene que ver con actitudes vitales. "Es necesaria cierta locura para sobrevivir", me decía yo mismo en la intimidad de la alcoba una vez llegado a casa. A la Edad, como a la muerte, hay que mirarla de reojo, y supongo que no hay que ponerse muy de frente con los cincuenta, si quiere uno evitar disquisiciones innecesarias.
De reojo, eso es, mirar de reojo.
Porque si uno se pone a observarlo de verdad, con mirada estadística, al final los cincuenta no son más que un cinco y un cero, dichos con toda la alegría del mundo y se ponga Dios como se ponga.
Aunque la mirada del Estadístico y la mirada del poeta son complementarias. Donde el Estadístico ve un cero, el poeta ve un sol y el infinito, el aro de la iluminación divina y el paisaje de todos los versos de Novalis. Donde el Estadístico ve un cinco el poeta ve una mano abierta; toda una vida, los picos del Universo, la pausa necesaria ante un acontecimiento trascendente y el instante previo a que algo a aprehender aparezca. Todos instantes de aconteceres y pensamientos reunidos a lo largo de medio siglo.
Además, bien es verdad que al decir simplemente "cincuenta" reducimos todo a nada, y algo de existencialismo debe de haber, también, para poder sobrevivir. Al menos algo. Si algo fue conmovedor en la fiesta fueron esas fotos de colegio en donde otro tiempo parecía asomar. El milagro, y eso es un milagro, el sueño de cualquier pensamiento de profesor medio cabrón, o hipersensible, sería ese de "a estos los querría ver yo dentro de cuarenta años". Pues aquí los tiene, sí señor, y ordenados como entonces;
en varones
y en hembras
Y, por supuesto, todos juntos, como corresponde a una sociedad que llegó a presumir de laicismo hace no muchos años, y que ahora aspira a regañadientes a conservarlo.
Qué sonrisa de placidez, la de algunos, mientras otros se esconden o se mueven para quedarse como en un lugar apoderado por el principio de indeterminación, o fíjense en esos dos que parecen crecer de lado. Qué estarán pensando. A qué retos mayores aspirarán. Al final, después de darle muchas vueltas a los gestos y a las miradas, a los milagros y a los laicismos, quizá debiéramos quedarnos con las palabras de Borges, porque esto de los cincuenta, se mire por donde se mire, es un lío, y aunque a algunos parezca alegrarles tanta especulación, lo mejor es seguir con lo de uno, antes de que alguien se aburra de darle vueltas al numerito, y no olvidarse de
rodearse de parejas coloridas
seguir viviendo en feliz matrimonio con la edad de uno, sea esta la que sea...
y echarse un baile (http://www.youtube.com/watch?v=mh7FXorDNSQ)
con "hace falta valor" para celebrarlo.
Fíjense, unas manos buscan apoyos mientras otras fingen ser columnas, unas se agarran a copas que quizás les abran caminos o quizá les lleven a la perdición, otras se cierran, protegiéndose, y otras, a un lado, no quieren revelar sus secretos. Una condensación sincrónica de los avatares de cincuenta años diacrónicos. Claro, que hay otra forma de ver las cosas. Los cincuenta, desde la adolescencia más pura, desde el descubrimiento, desde la vida sin filtro, no es más que un aburrido estanque en el que ya nada podría suceder. O al menos eso me parece leer en esa mirada.
Pero, claro, esa es sólo una forma más de ver las cosas. Porque hay cincuentas y cincuentas igual que hay miradas y miradas. Fíjense aquí en Tomás, en un estado de regresión evidente, o quizá sólo atacado por los espíritus que le poseen, tratando de negar el advenimiento de su edad.
Pero son disquisiciones, porque tener cincuenta es sólo una cuestión biológica que nada tiene que ver con actitudes vitales. "Es necesaria cierta locura para sobrevivir", me decía yo mismo en la intimidad de la alcoba una vez llegado a casa. A la Edad, como a la muerte, hay que mirarla de reojo, y supongo que no hay que ponerse muy de frente con los cincuenta, si quiere uno evitar disquisiciones innecesarias.
De reojo, eso es, mirar de reojo.
Porque si uno se pone a observarlo de verdad, con mirada estadística, al final los cincuenta no son más que un cinco y un cero, dichos con toda la alegría del mundo y se ponga Dios como se ponga.
Aunque la mirada del Estadístico y la mirada del poeta son complementarias. Donde el Estadístico ve un cero, el poeta ve un sol y el infinito, el aro de la iluminación divina y el paisaje de todos los versos de Novalis. Donde el Estadístico ve un cinco el poeta ve una mano abierta; toda una vida, los picos del Universo, la pausa necesaria ante un acontecimiento trascendente y el instante previo a que algo a aprehender aparezca. Todos instantes de aconteceres y pensamientos reunidos a lo largo de medio siglo.
Además, bien es verdad que al decir simplemente "cincuenta" reducimos todo a nada, y algo de existencialismo debe de haber, también, para poder sobrevivir. Al menos algo. Si algo fue conmovedor en la fiesta fueron esas fotos de colegio en donde otro tiempo parecía asomar. El milagro, y eso es un milagro, el sueño de cualquier pensamiento de profesor medio cabrón, o hipersensible, sería ese de "a estos los querría ver yo dentro de cuarenta años". Pues aquí los tiene, sí señor, y ordenados como entonces;
en varones
y en hembras
Qué sonrisa de placidez, la de algunos, mientras otros se esconden o se mueven para quedarse como en un lugar apoderado por el principio de indeterminación, o fíjense en esos dos que parecen crecer de lado. Qué estarán pensando. A qué retos mayores aspirarán. Al final, después de darle muchas vueltas a los gestos y a las miradas, a los milagros y a los laicismos, quizá debiéramos quedarnos con las palabras de Borges, porque esto de los cincuenta, se mire por donde se mire, es un lío, y aunque a algunos parezca alegrarles tanta especulación, lo mejor es seguir con lo de uno, antes de que alguien se aburra de darle vueltas al numerito, y no olvidarse de
rodearse de parejas coloridas
seguir viviendo en feliz matrimonio con la edad de uno, sea esta la que sea...
y echarse un baile (http://www.youtube.com/watch?v=mh7FXorDNSQ)
con "hace falta valor" para celebrarlo.
viernes, 15 de noviembre de 2013
OSCAR CURIESES Y AMC313. La casa encendida. 13 de Nov de 2013
Oscar Curieses, Edith Alonso y Anthony Maubert improvisaron el miércoles 13 de Noviembre
en la Biblioteca de la Casa Encendida sobre poemas de Oscar relacionados con
reinterpretaciones de San Juan y de Machado, además de sobre otros poemas del
libro “Hay una jaula en cada pájaro”. El concepto es un trío en el que la
música electrónica se combina con la palabra en un formato basado en una
improvisación simultánea, que no asume las estructuras improvisatorias clásicas
de músicas declaradas como tales. De algún modo, los tres asumen una libertad
en cuanto a las imágenes sonoras que van de lo visual a lo emocional o
metafórico, sin abandonar ciertas actitudes que parecen trabajar sobre la idea
de “paisaje sonoro”. La puesta en escena es sencilla, los “actores” pasan del
escenario (al mismo nivel que el del público) a unas sillas (sobre las cuales
cambian sus posiciones con una propuesta de igualdad estética) en las cuales cuentan y
sobre las cuales son interpelados por el público, en una salida constante y en
una ruptura de los espacios como roles que nos recuerda a las
concepciones de Artaud. El debate es improvisado también, y vacila desde lo
especulativo a lo emocional, de lo procesual-vital a lo fenomenológico de su
propuesta. Más allá de la capacidad imaginativa de cada cuál, capaz de generar
imágenes visuales o sonoras desde la escucha, son muchas más las preguntas que
suscita que las respuestas que otorga, de manera que la puesta en escena parece
devenir una especie de bosque lleno de riesgos estéticos. ¿Cómo sobrevivir con
la sobreescritura de una improvisación simultánea que músicas como el jazz
evitan de plano? Sin entrar a establecer un juicio de valor, sí se presenta como
una zona de riesgo, en la que a veces el resultado parece resultar, y en otras
da pie a una oscuridad no necesariamente brillante. ¿Cómo lidiar con la
improvisación simultánea de materiales semánticamente disímiles? Es bien sabido
que en la evolución de la relación sonido palabra (de la cuál el mejor análisis
que ha llegado hasta mis manos es el texto de Neubauer publicado en España en
el año 1992, “La emancipación de la música”) esa jerarquía de la palabra
llegaba hasta el punto de los insultos de Goethe a Schubert por "ensuciar" sus
poemas, y que no fue hasta bien entrado el s XIX cuando ambas se pusieron a una
misma altura. Sin embargo, las estructuras no eran tan libres, y determinados
órdenes, tanto en lo poético como en lo armónico, mantenían a la bestia
controlada. No es la propuesta de Oscar y AMC313 acercar los tres elementos al
ámbito meramente sonoro, sino, a mi parecer, mantener las características individuales de cada
medio, establecer quimeras de diferentes materiales en las cuales la mezcla
produzca aperturas. Si el espacio poético ansía estas puertas, o si las necesita
para ampliar sus significados estéticos constituye una discusión dialéctica que
gravita en las dos direcciones. Si la propuesta facilita o confunde, si amplía
u obstaculiza, es una pregunta que el propio riesgo asume. El
siglo XX es el siglo de las mixturas, de cotejar los umbrales hipotéticos de
los medios, de hacerlos dialogar, de romper sus límites, de establecer nuevas
relaciones. La experimentación sigue, añadiendo preguntas activas ante las cales
cada uno es dueño de la posición que decide ocupar en busca del significado poético. Una gran velada.
jueves, 7 de noviembre de 2013
MOLDEANDO VOLUNTADES
En el año 1951, el gobierno de Estados Unidos subvencionó
uno de los proyectos de investigación más controvertidos del siglo XX. Con el
fin de utilizarlo para fines militares, encargó a un grupo de profesores
universitarios, entre los que se encontraba el tristemente conocido Ewen
Cameron, un estudio sobre los efectos del aislamiento sensorial y sus efectos
sobre la voluntad. Querían modelar la voluntad de sus víctimas para sus propios
beneficios. ¿Por qué quiero hablar de esto, aquí, hoy? Una de las cuestiones
legalmente tipificadas y admitidas, no sólo por el código, sino por el sentir
general de la opinión pública, es la idea de voluntad como entidad sacralizada,
pura, definitiva. “Lo hizo porque quiso”, “lo hizo en contra de su propia
voluntad”. Sin embargo, por lo que se deduce de estos estudios, la voluntad no
es un estado de cosas puro, sino una criatura moldeable, incluso en adultos. A
nivel filosófico esto nos plantea una pregunta fundamental: ¿podemos disminuir
o incluso anular la responsabilidad de una decisión volitiva cuando esa
voluntad ha sido “manipulada”? Si la respuesta, evidentemente, dista mucho de
ser, de forma determinista, afirmativa o negativa, sí debe, en todo caso,
formar parte de la ecuación evaluativa, tanto desde el sentido común, como
desde el punto de vista legal. Es
más, me atrevería a afirmar que cualquier conducta dirigida a producir
aislamiento sensorial (o social) debería ser tipificada, sea este aislamiento
provocado para cualesquiera fin al que se destine. En el caso del ejército y
sus fines militares, conseguir confesiones firmadas o incluso escritas de
propia mano era uno de los objetivos primordiales. Desde aquellos años, el
ejército de los Estados Unidos (como pionero), y muchos otros ejércitos
internacionales, han utilizado estas técnicas. El caso paradigmático es el caso
de los presos de Guantánamo, sometidos a un aislamiento cruento, sin haberse
podido demostrar, en la mayoría de los casos (si no me falla la memoria sólo en
tres casos) ninguna vinculación con hechos terroristas. Pero si traigo aquí la
reflexión sobre estos procesos, es para ponerlos en relación con el caso
Viseras. Uno de los mecanismos de control del entrenador Carballo era, como
todo el mundo reconoce, incluso él, llamándolo “concentración”, el aislamiento,
en este caso social. Se me podría objetar, y con razón, que desde el punto de
vista científico, no podemos extrapolar los resultados de un estudio sobre el
aislamiento sensorial a un caso de claro aislamiento social. Pero, ¿es posible
disociar el aislamiento sensorial del social? ¿es la pérdida de la voluntad una
consecuencia del aislamiento sensorial exclusivamente, o, más bien, de un
aislamiento social, que es, en verdad, la consecuencia de aquel? No creo que
haya ninguna duda sobre la estrecha vinculación de ambos mecanismos,
indisociables. De manera intuitiva, el criminal los conoce a la perfección. Y
para los defensores de las bendiciones infinitas a ilimitadas de la voluntad,
quizá sería necesaria una reflexión mayor sobre los componentes que la moldean,
para observar como pederastas y manipuladores de todo tipo (también políticos y
económicos) hacen de nuestra voluntad un territorio propio, para luego dejar a
nuestras espaldas una responsabilidad que ya, desgraciadamente para nosotros,
no nos pertenece.
sábado, 26 de octubre de 2013
HODOLOGÍAS. Sobradillo. Espacio vivido. Juanma González
(http://www.pasape-cronicasviajeras.blogspot.com.es/2013/10/dresden.html)
En la fotografía, el trabajo de Bleda y Rosa parece apelar a una idea muy
similar. Las ciudades, como espacios habitados, no son lo que se ve, lo que se
toca, sino cada una de las historias que esos espacios "memorizan". Nos hemos
cansado ya de ver la imagen repetida del turismo, fotografiándose junto a los
grandes monumentos. Una foto que indica “yo estuve allí”, una idea de viaje que
empezó a diluirse ya a mediados del XIX, porque lo importante ya no es “yo estuve
allí”, sino qué me pasó allí (en relación a esto acabo de escribir una entrada
sobre mi experiencia berlinesa y la puerta de Bradenburgo.
(http://www.pasape-cronicasviajeras.blogspot.com.es/2013/10/la-fotografia-es-una-criatura.html)) En esas fotos de los hombres junto a los lugares, sólo sentimos vacíos. El
turismo es la vivencia del vacío. Del mismo modo que la compartimentación técnica. Decía Cartier: “No hay que ir a los lugares,
hay que vivir en ellos”. Nuestros monumentos (nuestros espacios) no son los
íconos de un espacio cualquiera, sino nuestros propios íconos. Son las
historias que vivimos en cada uno de los lugares. Las piedras, en sí mismas, no son nada.
Pero si esa piedra me ha visto pasar, me ha escuchado, me ha sentido, entonces
la puedo elevar a ícono propio. Puedo sacar su molde y hacerle un espacio
sagrado en una sala, sólo para ella. Desde fuera, la piedra es ingenua. Pero si
te transporta a la memoria que posiblemente guarda, de manera invisible, si tu
imaginación te permite proyectarte, la piedra es potencia de todas las cosas. Y
no sólo te permite una experiencia estética, personal, sino que te permite
mantenerte alerta en cuanto a la forma en que las instituciones económicas,
sociales y políticas conciben tu vida. En la forma en que esas mismas
instituciones consideran tu espacio, y, por tanto, a ti mismo. Así, la piedra de
Juanma funciona también como una alerta.
En los movimientos sociales de los últimos años, a saber,
fundamentalmente el 15M, hemos observado una entrada de los espacios
personales, un intento de politizar, en el mejor sentido, las emociones. Hace
tiempo escribí un artículo llamado “El beso del 15 M” (http://odahirvanderlinde.blogspot.com.es/2011/07/el-beso-del-15-m.html),
en el que consideraba ese como uno de las verdaderos puntos revolucionarios del 15M.
Algo de eso emana de la piedra de Juanma. Algo verdadero de lo que el Arte
conceptual de los últimos años andaba, y anda, escaso…
sábado, 28 de septiembre de 2013
Heimweg. Zhang Yimmou. 1999
Macht es Sinn über einen Film schreiben, der vor 14 Jahren
gedreht wurde? Auf diese Frage hat der Film selbst die richtige Antwort. Worüber
spricht Yimmou in “Heimweg”? Durch die Erzählung, die Bilder selbst, und durch
das Tempo des Filmes und des Lebens im Film spricht Yimmou über etwas Tiefes,
nämlich “Worin besteht das Menschliche?”
Die Erzählung ist ganz einfach: Ein junger Lehrer ist in ein kleines Dorf gegangen, um als Lehrer des Dorfes zu arbeiten. Es ist
schon klar, sogar wenn Yimmou nicht sehr es betonen will, dass der junge Lehrer
andere Ideen über Politik und Bildung hat, als die, die in der “Kulturellen Revolution” von Mao eingesetzt wurden. Die junge Yi ist auf den ersten Blick in
ihn verliebt. Diese Liebe, die Liebe von Yi, ist geduldig. Es ist eine Liebe,
die mit dem Tempo der Natur zu tun hat. Sie (die Liebe) ist weiss, gelb, grün und rot, wie
die Farben des Tempos der Natur. Es ist eine Liebe, die nichts erwartet, die
nur eine unterbrochene und stille Freude bringt, die immer in der Gegenwart ist.
Wie die Bildung, an die der junge Lehrer glaubt. Die Bildung, die ganz tief in
unserer Seele für immer bleibt. Diese Bildung ist keine technische Bildung,
sondern eine menschliche Bildung. Es geht darum, wie man mit der Natur, mit den anderen, und mit sich selbst, in Gleichgewicht und Freude leben kann. Es geht um das, was im Leben wichtig ist (was bleibt), und was im Leben kurzlebig ist. Liebe
und Bildung sind im Kern des Lebens, sogar wenn sie beide in einem
kleinen Dorf stattfinden. Das Prestige, das Schnelle und das Laute interessiert das Ehepaar überhaupt nicht. Das interessiert Yimmou, als Regisseur, auch nicht.
Diese Geschichte spricht darüber, wie wir leben, wie wir in Europa denken, wie unsere politische Entscheidungen unsere Welt verändert, wie wir und langsam von uns entfernen. Yimmou schafft etwas nicht Einfaches; er verzichtet auf Effekte und dramatische Szenen. Durch die Blicke, die
Farben, das Tempo, die Details (z.B. wie Yi ein Taschentuch um einen Napf
faltet) erzählt uns Yimmou über das Leben. Manchmal verlieren wir den Weg.
Manchmal vergessen wir alles. Aber immer, immer, wenn wir gerade vor “Das rote
Kornfeld”, “Rote Laterne”, “Keiner weniger”, “Under the Hawthorn Tree”, u.s.w stehen, können wir fühlen, wie das
echte Leben klopft.
jueves, 25 de julio de 2013
¿DEBE PRESCRIBIR EL ABUSO SEXUAL INFANTIL?
¿Cuál es el factor determinante para considerar un delito
preescrito? ¿Cuáles son los factores a tener en cuenta para una definición del
código que lleve a, en caso de abusos sexuales infantiles, determinar la prescripción en “veinte
años después de que la víctima alcanza la mayoría de edad? No conviene adoptar
posiciones rígidas que nos lleven a la intolerancia; es necesario valorar
muchas cosas para evitar el linchamiento colectivo como arma. Pero es necesario
también conocer las consecuencias de los delitos. Y reflexionar, a la luz de
los nuevos casos, en este caso tras la salida la luz de la denuncia de Gloria Viseras contra Jesús Carballo, ex seleccionador nacional de Gimnasia artística, no sólo para modificar cuestiones de código, sino para
modificar actitudes, comportamientos, y contextos que faciliten delitos como
este, en el que el aglutinante de poder, con cualesquiera objetivo (sea este el
que sea) es caldo de cultivo de este tipo de abusos.
Desde el punto
de vista médico, los que trabajamos con pacientes aquejados de dolor crónico, o
“patologías” funcionales (como síndrome de fatiga crónica, fibromialgia, colón irritable, etc…) consideramos
siempre en nuestro Assesment inicial la
posibilidad de que el paciente haya sido sometido a tales abusos (más aún teniendo en cuenta, desde el punto de vista epidemiológico, la desgraciadamente
alta incidencia). Según el Textbook of Pain, el 95% de los adultos que han sufrido abusos
durante la infancia tienen una alta posibilidad de sufrir trastornos
viscerales funcionales. Según diferentes artículos, de los cuales me remito a dos, como modelos, (http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/10641468
aún habiendo
todavía mucha discusión, la relación "abuso sexual infantil-dolor crónico" en la
edad adulta es muy estrecho. La explicación nos la dan los conocimientos en
neuroplasticidad: la llamada “sensibilización central” (Central Sensitization). Hoy sabemos que este tipo de traumas pueden ser (aunque no siempre lo son ni siempre llegan a producirse) el primer desencadenante de esta "sensibilización central", a través del llamado Stress postraumático. ¿Pero qué es la sensibilización central? La SC es un estado de alerta continua del sistema
nervioso central, sistema que está, en realidad, sólo preparado para
situaciones de alarma puntual (Sapolsky, 1994). Como consecuencia de este estado mantenido, el
propio sistema nervioso da lugar a cambios tróficos y químicos que “sostienen”
el estado de alarma, estado que produce dos consecuencias: la primera, una alta
fatigabilidad, la segunda, un estado de exceso de sensibilidad (hiperexcitabilidad neurofisiológica), tanto física
como psíquica, que va a hacer al Cerebro interpretar los estímulos como si
fueran potencialmente dañinos, y, por tanto, considerar en su interpretación los estímulos normales como estímulos dolorosos. Esto puede llevar no sólo a
situaciones de dolor crónico, sino que el mundo médico, entrenado en el modelo
alopático, considere dañadas estructuras que no lo están, dando lugar a un
hipermedicalización y a intervenciones quirúrgicas a todas luces innecesarias.
En el Modelo
del Organismo Maduro (Mature Organism Model)
descrito por Louis Gifford en 1998, podemos ver como el organismo funciona como
un centro de sampleo del exterior y del interior para establecer la mejor
estrategia adaptativa al entorno (tanto exterior como interior). Las variables
utilizadas en este sampleo incluyen no sólo la cultura, el pensamiento, y los estímulos sensiitivos y motrices, sino las experiencias personales,
pasadas, propias y ajenas, y las experiencias emocionales; que son las que,
obviamente pesan más en el modelo infantil. Una vez establecida la estrategia,
el organismo se adapta para sobrevivir. ¿Pero es esta estrategia siempre
exitosa? En absoluto. La plasticidad neuronal es, al mismo tiempo que la vía de
curación, la base de los trastornos crónicos. En muchos de estos casos, la mayoría, la
estrategia es "maladaptativa". Quiere esto decir que la base del comportamiento biológico, psicológico,
y social, será, en la mayor parte de los casos, en un niño que ha sufrido
abusos, el de una mala adaptación a esos entornos. Desde el año 77, en que Engel
definió su Byopsicosocial Model,
en parte basándose en los descubrimientos de Melzack y Wall, que en el año 66
publicaron en la revista Science
“Pain Mechanisms; a New Science”,
es imposible considerar estos espacios por separado. Nuestro Pedro Laín
Entralgo abrazó desde sus comienzos el nuevo paradigma. Basándonos en él, no
podemos considerar aislado ninguno de los acontecimientos bio, psico, o
sociales, en el itinerario vital (mucho más allá de los veinte años que siguen a la llegada a la mayoría de edad) de cualquier persona, ni sus influencias sobre ella en su totalidad.
La persona; ese centro de la monumental “República poética” de Robert Burton (http://odahirvanderlinde.blogspot.com.es/2011/07/robert-burton-una-republica-poetica-y.html)
, que ya en el siglo XVI escribió :“vigilarán que ningún funcionario, bajo pretexto de
autoridad, sea prepotente con sus inferiores y que como las bestias salvajes,
ni oprima, domine, despelleje, muela, pisotee, sea parcial o corrupto” .
Ese debe ser nuestro fin. Reflexionar para que esta nueva República a la que
aspiramos gravite en torno a las personas, evite el abuso de ellas, y no deje impune a los que por propia
voluntad actúen contra ellas.
lunes, 22 de julio de 2013
GLORIA VISERAS: Una gesta olímpica.
El deporte está plagado de gestas deportivas. Podría remitirme a ellas de memoria
durante horas. Sin embargo, el deporte está plagado de, en comparación, pocas gestas
que vayan "más allá" de lo deportivo. Pero es en ese espacio donde el deporte
adquiere la magnitud a la que verdaderamente aspira. Ese espacio privativo en donde aparece su magia. Donde el juramento olímpico coquetea con
algo llamado “verdad” y donde los anillos establecen sus vínculos. El deporte
español escasea de dichas gestas. Quizá el esfuerzo solitario de los que llegaron
desde la tierra yerma que había dejado la dictadura. Pero cuando algunas
hierbas empezaron a crecer, aquí se pensó que vivíamos en las grandes praderas
americanas. Y aunque vivamos esta aparente edad de oro del deporte español
(quizá el final de una suerte de maravillosas individualidades) el deporte
olímpico necesitaba, para aspirar a ese "más allá", gestas como aquella de Fillol después de que Argentina
ganara el Mundial del 78. Videla, que hizo desaparecer a toda una generación de
argentinos, estrechaba uno por uno la mano a los vencedores. El último era el "Pato" Fillol; el guardameta. El que guardaba la puerta del Paraíso. Fillol le negó la
mano a un Videla que había asesinado a miles de argentinos. Después de todos
estos años, Fillol vive mucho más en mi memoria que los goles de Kempes. Hace unos meses, Gloria Viseras denunció a Jesús Carballo por
abusos sexuales en la época en la que Fillol le negaba la mano a Videla. El
silencio de todos estos años engrandece aún más su gesta. Porque un silencio tan grande sólo puede ser consecuencia de un dolor del mismo tamaño. Porque ha llevado
su dolor en silencio todos estos años, y porque si el sueño olímpico (ese
vertedero de lágrimas de emoción que hace uno en la imaginación mientras trabaja día a día
hasta la extenuación) puede confundir a cualquiera, mucho
más a una niña entregada a su sueño, ingenua quizá, y sin armas para comprender lo
incomprensible. Su relato es de una verosimilitud aristotélica y admite pocas
dudas para los que, de un modo u otro, tuvimos una vinculación con la gimnasia
artística de aquellos años. Su silencio sólo demuestra que es difícil articular lo inefable, especialmente cuando el abuso de un pederasta hace a una niña confundir los valores, los conceptos, y las emociones más básicas; todos los elementos con las que deberá hacerse adulta. Gloria denunció a Carballo poco antes de terminar
el año olímpico. Unos meses después ha dejado en evidencia la hipocresía de las
instituciones deportivas de este país, y a la Federación de Gimnasia, sin duda responsables de algo mucho más grave; un silencio institucional en el momento de los hechos, cómplice de un interés más por los logros que por los medios, y de un silencio a día de hoy más fruto de una incapacidad que de una toma de partido. Las instituciones deportivas no sólo abandonan a las personas que habitan en el interior de sus deportistas una vez utilizados para la bandera que portan, sino que funcionan con el mismo esquema de autoridad-abuso de poder de cualquiera de nuestras otras instituciones; políticas, sociales, y financieras. Contra todo eso grita Gloria Viseras. Tan alta es la bandera y la aspiración que enarbola. El deporte de hoy luce en gran parte por la conciencia colectiva sembrada poco a poco en la época de la tierra yerma (especialmente en los deportes que no eran de masas) por algunos deportistas como Gloria, que iniciaron nuestro olimpismo moderno. A día de hoy, el deporte español debería sentirse orgulloso de deportistas como ella, no sólo por sus participaciones olímpicas, sino porque siguen aspirando a ese espacio que va
más allá del deporte en sí; a ese sueño olímpico y a los valores humanos que lleva; un mundo en el que soñar de
verdad en noches de calma, un mundo en el que la victoria esté más allá del
otro, un mundo en el que haya desaparecido la inmundicia que lo contamina. Como Fillol, Gloria le ha negado la mano al
Diablo de la mentira. Ha defendido la puerta del Paraíso, la puerta de la
verdad. Y, pase lo que pase, pueda o no la Justicia hacerse digna frente a sí
misma, queda ya, para siempre, en el olimpo de la memoria. Porque esa es la única y
verdadera Gloria olímpica, la que uno se gana frente a sí mismo para el bien de todos. Gracias y enhorabuena, Gloria. Un diez.
domingo, 5 de mayo de 2013
TEATRO BREVE Y A TIEMPO. ETS Arquitectura
Hay varias
razones por las que me apetece hablar de esta puesta en escena, que constó de
dos textos encadenados; “Encantado de no conocerle”, de Getsemany Valenzuela, y
“Lo bueno de las flores que se marchitan pronto”, de José Sanchís Sanisterra.
El grupo “Caín” ha sido capaz, en esta obra, en primer lugar, de llevar a la
escena (y fuera de ella), una idea del teatro como representación total, en
segundo, de establecer vasos comunicantes entre dos textos diferentes, y en
tercero, de mantener esa filtración, casi como isotopía, entre el escenario y
el afuera, y entre el interior de la escena y el exterior de la escena. La idea
de representación total, que ha sido anhelo no sólo de dramaturgos, sino de
pintores y músicos sobre todo durante el expresionismo y en la época de
vanguardias, fue llevada a cabo con una sencilla escenografía que marcaba, como
si fuera una intervención en el espacio arquitectónico, las líneas que
conducían a la taquilla, y al escenario. Esa línea, metaforizada en un concepto
filosófico de falta de autenticidad individual, acababa convirtiéndose en el
eje de la puesta en escena de la obra de José Sanchís, mucho después de que los
espectadores hubieran de permanecer a la espera, de forma premeditada,
guardando cola en la más estricta de las linealidades. La “butacalización”,
acto por el cuál cada uno ocupa su butaca, se hizo como parte de la actuación,
y la “desbutacalización” siguió el mismo procedimiento. Para que el segundo de
los puntos, la comunicación entre textos, fuera posible, los participantes del
segundo texto aparecían, como en una foto, observando la primera escena. Uno de
los personajes de esta salía del escenario, abriendo el espacio hacia el
exterior, mientras que la segunda se ponía a la cola en la segunda de las
escenas. La solución de continuidad, el cisma, quedaba resuelto sin renunciar
al “afuera”. Una maniobra mágica. Para que el vaso comunicante “filtrara” hacia
el público, se establecieron distintos planos de trabajo; en primer lugar, el
ya mencionado del público como parte de la escena, en la entrada y en la
salida, en segundo, la salida de los actores hacia el espacio del espectador,
con los cuales se mezclaban una vez abandonada la escena, y, por último, la ya
mencionada interacción experimental, basada en una identificación múltiple
basada en los significados metafóricos del concepto “línea”. Para conseguir sus
objetivos, el grupo renunció a establecer el nombre de los textos y a sus
autores en los carteles de anuncio, democratizando la acción en cada uno de sus
rincones, liberó a la escena de todo artificio, y, con una sencillo banco, una
línea, y una penumbra, se dedicó a ofrecernos Teatro con mayúsculas bajo el
prisma de esa idea de Nabokov: “En los detalles es en donde germina y vive el
verdadero hecho estético”.
lunes, 14 de enero de 2013
"Yerma" de Lorca y el "Banquete" de Platón. (CDN María Guerrero)
Leo “el
Banquete” de Platón en busca de algunas ideas sobre el Amor que espero
encontrar más en el discurso de Aristófanes que en el de Agatón o del propio
Sócrates. Me sorprende Pausanias, con su “no hay Afrodita sin eros”, frase de
la que podría hablar horas, pero llego a la idea de Aristófanes (del
Aristófanes de Platón, claro) que busco: “Eros es el nombre para el deseo y
persecución de esa integridad” (que es “llegar a ser uno solo de dos”). Aunque
lo busco por otras razones, la formalización del texto en Platón responde
(casi) siempre a una construcción dual, en la que ese “uno doble” es filosófico
y es poético. Como en “Yerma”, donde Lorca es teatral y en momentos de una
dulzura poética que nos amaina. En ambos, en Platón y en Lorca, se produce el
mismo juego; es Eros, el amor, una excusa, para hablar, en el primero, de
virtud y de justicia, en el segundo, de ese enorme tema lorquiano que es el
honor. En Platón, según Aristófanes, eros es el deseo, en Lorca, Yerma desea un
hijo. ¿Es sólo una pulsión, o representa algo más? En la concepción patriarcal
del mundo, un hijo representa el cumplimiento de un deber, de un destino, de un
rol, de una femineidad fértil; es, en suma, el cumplimiento de la institución
social primera, el matrimonio. ¿Y qué espacio le queda al amor al eros, al
deseo de un ideal que es en suma un ideal de bien? Si Yerma es yerma por culpa
suya o de Juan, nos es indiferente, pero que Yerma mate a Juan no lo es. ¿Qué
representa, esa muerte, para Yerma? Juan es un opresor literal, un vector
inocente; un hombre, pero es, a la vez, la esperanza del cumplimiento de su
femineidad, la esperanza de dar a luz un hombre nuevo que es en realidad la
continuidad de uno viejo; un niño nacido en un espacio cerrado, la casa, donde
apenas palpita el aire (que es, en realidad, metáfora de libertad). Pero Juan
representa también un compromiso con todas las leyes sociales reinantes; es un
compromiso con el honor, con la sumisión, con el encierro. En ellas, Yerma desaparece.
No tiene voluntad, no tiene voz. Matando a Juan, mueren todas de golpe, las
leyes, las esperanzas, y el opresor inocente (víctima a su vez de una opresora
aún mayor; la pobreza). De repente, Yerma se ve sola, y libre. Aunque la
tragedia es doble, tanto para la víctima como para el verdugo, esta escena crea
todas las condiciones de posibilidad para el nacimiento de un hombre nuevo, de
un hombre-niño con voz. Y no sólo eso, crea las condiciones para el nacimiento
de una cosa llamada amor, que era, en Platón, ya dije, deseo de una integridad
que no es sólo entre hombre y mujer, sino que es una integridad social; de bien
y justicia. El cordel que mata a Juan es como el portazo de Nora; un principio. Es la verdadera fecundidad. De eso nada parece decir Platón.
Por la
tarde nos acercamos al María Guerrero a ver la representación de “Yerma”. Y
allí donde aparecen sutilezas textuales, deja el director vía libre a la
sobreinterpretación. Y allí donde aparecen símbolos y metáforas, se conforma el
director con un texto leído de forma literal, casi sin fondo. Me quedo con el
teatro de mi imaginación.
sábado, 12 de enero de 2013
SORGO ROJO. Zhang Yimmou.
En estos días de Enero aprovecho para que el Cine me
devuelva la vida que roba el frío. “Sorgo rojo” brilla sobre todos los demás
títulos. No quisiera hablar mucho de cine, ni entrar a detallar las escenas, ni hacer
una crítica del guión. Pero siento, cuando “leo” las películas de Yimmou, que
contar historias es mucho más que un guión perfecto. En esa escena primera,
prodigiosa, en la que los porteadores bailan con la joven en el palanquín a
cuestas está todo; esa fiesta, esa alegría (o esa crudeza, quién sabe si más crudeza que
todas las demás cosas) son la consecuencia de una cultura y de una experiencia
que va más allá del guión; está en la tierra, en el rostro, y en el cuerpo. Que
“Sorgo rojo” denuncia a los “japos” es una evidencia, pero más allá de eso
apela a un paisaje, a un vino, a un color, a una forma de salir y ponerse el
sol, a una forma de expresar la existencia y la supervivencia; a una verdad
propia que está en el espacio de lo irracional, en la médula misma de esa parte
de China, que es, de alguna manera, una parte de Yimmou. Esa apelación del cine
de Yimmou resuena con una forma de vida; es como si nos pidiera una vinculación
real con lo nuestro, que nos pidiera que formáramos parte del paisaje, que nos
confundiéramos con la tierra. De algún modo, es una llamada a esa “realidad
continua” de la que hablábamos los días anteriores. En cada película de Yimmou
hay algo de eso. Incluso en el “tempo” de su cine, Yimmou vive. “Linterna roja”
es así, “Ni uno menos” también, “Hero”, e incluso su último “Amor bajo el
espino blanco”, en el que sentimos el latido del adiós a través de una imagen
sin palabras en la que el agua se interpone y se despide para siempre, también. En
España, confundidos por nacionalismos y antinacionalismos, por federalismos y
caracteres nacionales de derechas, existe una turbulenta manifestación hacia lo
propio; una, orgullosa y soberbia, otra, pudorosa y “rechazosa”. En ninguna de
las cosas de la bandera se haya eso que canta Yimmou, pero sí en la niebla de la
mañana, en el color de los cielos matutinos, en el crujido del saltamontes en
verano, y en el sabor del madroño y del aceite. Con eso, con ese olivo que
acaricia el horizonte o con el mar bravo, es con lo que nos hacemos a nosotros
mismos; en lo que nos definimos peninsulares y desde donde nos sorprendemos por
lo transnacional, por lo nuevo, por lo otro. Más allá de eso, sin negar la
justicia verdadera e imperecedera, sólo vive el rencor.
domingo, 6 de enero de 2013
CODIGO 46, Michael Winterbottom. (2003)
Dicen que han venido los Reyes Magos. Aprovechamos un día
como ese para ver Código 46; y la metáfora de la película nos abruma, no
hablándonos de historias lejanas en escenarios exóticos, sino hablándonos de
nuestra realidad misma. A María Zambrano le parecía que había que recuperar la
metáfora como forma de pensamiento, como modo de hacer filosofía. Infinita
sabiduría la de la metáfora. Por supuesto, la Zambrano tenía el bebedizo mágico
en la Grecia de Pericles y “periPericles”; esa era la forma de hacer de Platón.
Me pregunto qué metáfora traen los Reyes Magos y doy brazadas como las del
Leandro griego, casi al aire. Pero, con el frío, viene la claridad; ante un
niño pobre, nacido en un pesebre, traen los Reyes, que en ningún sitio dice que
fueran Reyes (Rey quizá como metáfora de sabiduría, del que sabe ver, del que
hace el viaje hacia el centro mismo de las cosas), de todos lados, no otra cosa
que adoración. De los regalos, sólo materias primas, oro, incienso, mirra.
¿Adónde ha ido la metáfora hoy? Los regalos, hoy, sólo llegan a aquellos con
posibilidades, y no les adoran sino les aturullan con paquetes en los que
mayormente no hay ni una sola materia prima: sólo productos finales, no
materiales con los que crear. Es más difícil matar una metáfora que una
realidad, pero este año me pido que no me traigan nada. Y me lo conceden. No
resulta casual la “lectura” de “Código 46”. En ella, aunque el principio parece
imitar una realidad similar a la nuestra, creo que con toda intención, existen,
en la práctica, dos espacios: un “dentro” y un “afuera”. El afuera no interesa,
son los desheredados, en ella, todo es posible, porque no pone en peligro la
realidad verdadera del “adentro”. Pero en el adentro, a través de virus se
controlan los pensamientos ajenos, a través de coberturas se permite la
movilidad, y mediante sencillas operaciones se borran las memorias ( recuerdos
y experiencias) específicas que pueden alterar el funcionamiento del sistema.
Es una versión avanzada y mucho más genetizada, del mundo feliz de Huxley. En
él, las emociones y los recuerdos deben ser controlados al máximo. Pero no es
Ciencia ficción; si somos capaces de aceptarlo, en nuestro mundo existen todas
esa metáforas, y, en cierta forma, en nuestra mano está el grado que acaben por
alcanzar.
martes, 1 de enero de 2013
La Vallecana San Silvestre despide los años con la alegría que necesitan las despedidas y la firmeza con la que debe ser construida esa alegría. En la cola de los treintaytantos mil corredores, Elena, Miguel, y yo nos disfrazamos con nuestras mejores galas y no dejamos de festejar que se va el 2012 mediante una actividad colectiva, y sin perder el rictus que te dan unas gafas verdes, una pajarita roja, una camisa de rayas de colores y un gorrito lapón, al grito de “Sanidad, pública”. La vallecana fue una de las pocas alegrías de Vallecas en los años más duros del “caballo”, y, habiéndose mercantilizado hoy al son de Nike, abandonado en parte su carácter “popular”, apela a sus raíces en el cántico social y en el disfraz que los ortodoxos llaman “piratas”. Recuerdo aún el año en el que, en Canillejas, Benítez tumbó a McLeod. No fue Benítez un héroe, claro, pero el grito de los atletas en la meta, aquel “popular, popular, popular”, dicho con verdadero enfado, me impresionaron, en aquel año 84. Ahora ya no se sueña con careras populares, ahora se sueña con recuperar algo que es de todos y para todos: el derecho a una sanidad y una educación gratuita y de calidad como único medio capaz de garantizar una cierta igualdad de oportunidades.
Antes de medianoche, empiezo con los papis una última partida de “Pocha”. La interrumpimos cinco minutos antes de la medianoche, para escuchar patochadas a Imanol Arias y las doce campanadas. Después seguimos jugando como sin querer que el mundo dirija nuestros pasos, manteniendo una “nuestra” realidad continua, de la que quizá hable mañana.
Antes de medianoche, empiezo con los papis una última partida de “Pocha”. La interrumpimos cinco minutos antes de la medianoche, para escuchar patochadas a Imanol Arias y las doce campanadas. Después seguimos jugando como sin querer que el mundo dirija nuestros pasos, manteniendo una “nuestra” realidad continua, de la que quizá hable mañana.
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