sábado, 26 de octubre de 2013

HODOLOGÍAS. Sobradillo. Espacio vivido. Juanma González



No es difícil empezar a hablar de la propuesta de Juanma González. Pero quizá es conveniente empezar por el principio: Juanma se remite al proyecto de parcelación de las fincas de su pueblo, Sobradillo, y a las contradicciones humanas que esa parcelación produce: de una lado, la racionalización de la propiedad privada en unidades controladas y controlables, cuantificables. De otro, la arbitrariedad de estas líneas con respecto a las emociones y las líneas naturales de vivencia y trabajo.  ¿De dónde surgen las líneas divisorias? Del concepto de propiedad privada tal y cómo  empieza a entenderse en el siglo XVIII, sin duda. No de la idea de uso, sino de la idea de pertenencia. No de la idea de trabajo, sino de la idea de posesión. Las líneas naturales devienen líneas rectas. No hace falta más que mirar un mapa de África, o acercarse al problema de los indios norteamericanos, para darse cuenta de que el proceso de parcelación de Sobradillo responde al mismo modo de pensar. El registro y la notaría de los espacios nada tiene que ver con el trabajo, nada tiene que ver con la relación de los hombres con la tierra. ¿Dónde quedan nuestras emociones? Ninguneadas hasta el exterminio y humilladas en la mayoría de los casos. ¿Qué queda de nosotros en la tierra? Es ese el reclamo que parece pedir Juanma González. Una memoria que apela a una relación con el espacio y con la tierra en cuanto espacio vivido, tal y como él mismo apunta en sus antecedentes teóricos. Hace tiempo ya que pienso que las piedras en sí no son nada. Cuando digo piedras me refiero a monumentos, íconos, etc… La piedra en sí es la historia que vehícula. En uno de mis últimas entradas hablaba ya de eso, a mi paso por Dresde, en relación a la estación de Neustadt
 (http://www.pasape-cronicasviajeras.blogspot.com.es/2013/10/dresden.html) En la fotografía, el trabajo de Bleda y Rosa parece apelar a una idea muy similar. Las ciudades, como espacios habitados, no son lo que se ve, lo que se toca, sino cada una de las historias que esos espacios "memorizan". Nos hemos cansado ya de ver la imagen repetida del turismo, fotografiándose junto a los grandes monumentos. Una foto que indica “yo estuve allí”, una idea de viaje que empezó a diluirse ya a mediados del XIX, porque lo importante ya no es “yo estuve allí”, sino qué me pasó allí (en relación a esto acabo de escribir una entrada sobre mi experiencia berlinesa y la puerta de Bradenburgo. (http://www.pasape-cronicasviajeras.blogspot.com.es/2013/10/la-fotografia-es-una-criatura.html)) En esas fotos de los hombres junto a los lugares, sólo sentimos vacíos. El turismo es la vivencia del vacío. Del mismo modo que la compartimentación técnica. Decía Cartier: “No hay que ir a los lugares, hay que vivir en ellos”. Nuestros monumentos (nuestros espacios) no son los íconos de un espacio cualquiera, sino nuestros propios íconos. Son las historias que vivimos en cada uno de los lugares. Las piedras, en sí mismas,  no son nada. Pero si esa piedra me ha visto pasar, me ha escuchado, me ha sentido, entonces la puedo elevar a ícono propio. Puedo sacar su molde y hacerle un espacio sagrado en una sala, sólo para ella. Desde fuera, la piedra es ingenua. Pero si te transporta a la memoria que posiblemente guarda, de manera invisible, si tu imaginación te permite proyectarte, la piedra es potencia de todas las cosas. Y no sólo te permite una experiencia estética, personal, sino que te permite mantenerte alerta en cuanto a la forma en que las instituciones económicas, sociales y políticas conciben tu vida. En la forma en que esas mismas instituciones consideran tu espacio, y, por tanto, a ti mismo. Así, la piedra de Juanma funciona también como una alerta.   
 En los movimientos sociales de los últimos años, a saber, fundamentalmente el 15M, hemos observado una entrada de los espacios personales, un intento de politizar, en el mejor sentido, las emociones. Hace tiempo escribí un artículo llamado “El beso del 15 M” (http://odahirvanderlinde.blogspot.com.es/2011/07/el-beso-del-15-m.html), en el que consideraba ese como uno de las verdaderos puntos revolucionarios del 15M. Algo de eso emana de la piedra de Juanma. Algo verdadero de lo que el Arte conceptual de los últimos años andaba, y anda, escaso…