tag:blogger.com,1999:blog-84778048506147319302024-03-13T18:05:47.108+01:00Resonanciaspasapehttp://www.blogger.com/profile/08804711776555193895noreply@blogger.comBlogger191125tag:blogger.com,1999:blog-8477804850614731930.post-36687908379873202152018-06-19T02:11:00.000+02:002018-06-20T23:46:26.316+02:00ZEGAMA NO ES ZEGAMA<div class="MsoNormal" style="font-family: "Times New Roman"; margin: 0cm 0cm 10pt;">
¿Qué es lo que quedará –se pregunta Orson Welles a la sombra de la catedral de Chartres – cuando todo se convierta en ceniza? “El hombre, desnudo, dicen los artistas”. “Nuestras canciones serán todas silenciadas”, dice Welles, “pero ¿qué importa?”, añade, “sigue cantando”. Debe haber un paralelo en esa mirada de Welles hacia <i>La Catedral</i>, con la mirada que tengo yo hacia Zegama; también <i>La Catedral</i>. De entrada, me digo, la estoy llamando Catedral de forma intuitiva. Sería justo argumentarlo. Cuando leo sobre Zegama escucho tópicos y tópicos y una analogía insignificante: “Zegama es Zegama”. Ninguna da cuenta de la realidad de lo que allí sucede. Por eso recurro a Welles. Zegama no tiene piedras que resistan siglos, pero algo debe cimentar su memoria. Hubo un tiempo en que precisamente eso; la memoria, era un valor. El objetivo de las grandes civilizaciones era que se preservara su memoria; escrita en tablillas o en pergamino, la palabra era la memoria de los pueblos. Y había, sobre todas las cosas, dos hechos contados: historia, e historias. La primera eran la crónica de las guerra ganadas, y el ensalzamiento de una gloria propia (previo silenciamiento de la voz ajena y anterior), las segundas, los mitos que justificaban la primera. Ambas bajo los cimientos y los principios de una memoria que debiera “durar mil años”, como mucho después diría el dictador, sólo obsesionado por su memoria en el futuro. Pero hubo un tiempo en que se quiso contruir no la historia, sino su representación misma; en este caso de Dios. Quizá el paralelo con las ingenuas historias primeras es que en este caso, la representación de la Catedral como casa de Dios, o representación de la magnitud de la deidad, estaba concebida como una casa eterna. Chartres, la Chartres que vió Welles, aspiraba a estar allí por siempre. Y allí sigue. Esos dioses, esos imperios, ese exceso de vanagloria, sólo quiere representar el poder, y abolir así la finitud del hombre.<br />
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /></div>
</div>
pasapehttp://www.blogger.com/profile/08804711776555193895noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8477804850614731930.post-4913085329877313102017-12-10T18:15:00.004+01:002018-06-19T02:06:47.580+02:00La Luz de Granada<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /></div>
Una vista de Granada desde San Miguel, o desde
el Sacromonte, coloca a La Alhambra en su máxima expresión. La Alhambra no es
sólo un conjunto de detalles absolutamente deslumbrantes, una algarabía del
agua, de la luz y de la sombra; es un ejercicio de ubicación. La localización
de la Alhambra tiene dos vertientes, una práctica, obra de ingeniería, capaz de
aprovecharse de todos los arroyos provenientes, y otra estética, capaz de sacar
el mayor partido de todas las visiones que la integran de una manera colosal
con la vista de "la" sierra nevada. Pero Granada no es sólo la Alhambra; “es también
el Albaycín y el sacromonte”, te diría cualquierra. Pero no, hoy Granada sufre la epidemia más
enfermizante posible; la del turismo. Caminar por la Alhambra o por el Albaycín
es negarles lo fundamental para lo que fueron hechos; el juego de silencios, de
luces, de sombras, de misterios. La contemplación es hoy imposible en Granada. Hoy, por
consejo de Moneo (<i>la vida<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>de los
edificios</i>), nos acercamos al Carmen de Rodriguez Acosta, junto a la Alhambra,
libre del parasitismo del turismo, y hacemos una visita deliciosa por sus
jardines, llenos del gusto por lo clásico, por lo ecléctico, y por lo simbólico.
Un mundo de rincones con sentido capaces de emocionarnos, como pocas veces lo
hacen los edificios. Hay también luz en ese rincón de Granada; una luz blanca
condenada por suerte<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>al semiolvido
de las masas. Pero la rareza, nos dice Anita, “es una especie de virtud en un
mundo homogéneo”.<br />
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
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ella en un rincón luminoso no por lo que es o lo que ha sido, no por su
estética o por su ingeniería, y no desde luego por ninguna razón que no sea una
presencia compartida. </div>
<div class="MsoNormal">
Anita tiene quince años y una extraña presencia. Extraña
porque está. Siempre está. Allí, con ella, y contigo. No en sí, sino para el
espacio común. Caminando en el bello hilo de la comunicación humana. La verbal,
y la no verbal. Ha abolido el miedo con el que normalmente los humanos
caminamos por el hilo, y no percibe el tiempo. No sabe cuánto hilo seremos
capaces de desenrollar, ni le importa. Y justo esa posición lo hace infinito.
No ha hecho cálculos, no ha puesto líneas. Sólo ha traído consigo un amor
genuino y una exigencia no común; sólo quiere de nosotros lo más preciado: a
nosotros mismos. Ese deseo es, para mi, para nosotros, un tesoro. Porque nos
halaga y nos llena de amor, en el mismo grado. Ha despojado en su existencia
con tanta frecuencia lo superfluo que ha construido un castillo de memorias
inolvidables, extraídas de una infancia muy alejada de un infancia entre
algodones. De la palabra compartida a diario y de una observación minuciosa ha
creado un mundo de detalles innumerables, de emociones, de sentimientos, de
frases, de recuerdos, y de deseos
que nunca suenan frustrantes sino llenos de un cuerpo de realidad sorprendentes
en el que el capricho no tiene lugar. Un juego de luces y sombras con el
contrapunto del silencio de lo que sólo ella sabe; la realidad de la que han
sido hechas. Pero Anita no es sólo ese conjunto de detalles deslumbrantes, esa
algarabía humana. Es también una localización. Bebe del abandono tanto como de una
abuela-palabra, ha hecho del frío una manta y es capaz de convertir en altares
las ruinas. Con todo ello, reconoce a la perfección su exacta posición en el mundo. Al fondo, la sombra del pasado, desenfocado de la manera en la que
ella misma quiere sacar sus fotos.
El pasado como bouqué. Al frente, el brillo de sus mejillas y sus ojos,
como una sierra blanca y nevada capaz de aprovechar el sol que viene, y
devolverlo todo. En Granada, escondida de la vista de los turistas, invisible a
ella, hay una inmensa luminaria llamada Anita. Uno de esos seres preciados que,
muy de vez en cuando, deja el mundo para que se muevan por él, silenciosos, a
la sombra de las grandes catedrales.</div>
<div class="MsoNormal">
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<span lang="EN-GB">María, hay algo delicioso en tu
intervención (desde todos los ángulos) en el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">efecto Shinkansen</i>. Tu personaje es un personaje arquetípico de la
literatura; detrás de todos esos papeles está la idea de Robinson Crusoe,
claro. No todos los personajes de los fragmentos son robinsones, pero ese
personaje María Pastor que además coincide curiosamente con María Pastor, en un
plano más abstracto, si quieres, lo es. Es difícil navegar en esas aguas. Con
esas olas. Muchos no hubieran salido de casa, esperando aguas más mansas. Pero
tú eres <i style="mso-bidi-font-style: normal;">como esos hombres de Arán</i>,
“este es tu asunto”. Esa es mi primera enhorabuena. La segunda tiene que ver
con una idea de teatro que no debiéramos menospreciar, y que necesita un
espacio (unas condiciones) particular. Su actualización requiere menos metros.
El horizonte de expectativas de este “lector” de teatro debe ser fiel a una
compañía. A unos actores, a un actriz. Como en el siglo de oro. Recupera esa
tradición y exige un conocimiento. De lo interpetado, pero también de las condiciones
de esa interpretación, lo que nos lleva, ineludiblemente, a un conocimiento de
tu historia (al menos de tu historia con respecto al teatro). Cuando terminó <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Tres hermanas</i>, después de haber ido a
tres funciones y seguir aún fascinado por los ecos de esa lectura vuestra de
Chejov, fuimos a verte a la <i>Dama del perrito</i>. Al terminar, estuvimos hablando
con tus padres y quisimos ir a saludarte. Tú estabas llorando en el backstage (<i style="mso-bidi-font-style: normal;">la lágrima de Masha</i>). Ese llanto sordo
unido al devenir de Guindalera está en la memoria del espectador y añade los
significados necesarios a esa confusión romántica entre personaje y persona que
está en la tensión lectora del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Efecto
Shinkansen</i>. Ese teatro sólo es posible en este formato; otras formas de
organizar las compañías, de hacer o vender el teatro, de gestionar las salas,
no permiten estas lecturas, y no permiten, por tanto, este teatro. Es privativo
de esta forma, a pesar de pases tan poco llenos como el del viernes. Así que
tienes (o tenéis) en la mano un teatro único. ¿No es para dar saltos de
alegría? La tercera enhorabuena es personal. Como decía Juan Diego Botto el
otro día refiriéndose a lo que han hecho, sobre todo, las madres de Mayo
reclamando justicia (una justicia mucho más necesaria que la justicia
artística, no lo olvidemos), “lo imposible sólo tarda un poco más”. Esperamos estar cerca para ir viendo como aparece.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="EN-GB"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="EN-GB"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Con admiración.</span></div>
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En la decisión de caminar desde Beceite al Parrizal se encerraba
una contradicción; la que existe siempre entre el que camina y el que visita,
entre el que abre una senda y el que recorre una senda ya marcada, entre el que
busca y el que va al encuentro de algo que espera. Pero era invierno y el
Parrizal, con sus aguas encañonadas, se sumergía en el olvido. Es otra de las
estrategias de lo nuevo, recontextualizar. No sólo el espacio, sino el tiempo.
No sólo el lugar, sino la estación. Las poco atrayentes aguas gélidas del
Parrizal no atraían, en estos días, a turistas. Era miércoles, 4 de enero. El
aparcamiento estaba vacío, los cobradores estarían de vacaciones hasta verano,
y en el cañón sólo encontraríamos sombra. Al atravesar los puentes de madera
que convertían el lugar en una maqueta, los troncos de paso, las pasarelas,
sentimos la torpeza que la humedad, el frío y el miedo, provocan en los que creen
poseer su propio equilibrio. Pisar las aguas heladas, siquiera por un momento,
podría significar renunciar a continuar por el cañón. Pero para eso teníamos las
varas de avellano de Somiedo; las varas de Pieri y Nieves, que, apoyadas sobre
las hamacas de las truchas, nos ayudaban a pasar. Así conseguimos llegar hasta
los Estrechos del Parrizal volando por entre las piedras, saltando de lado a
lado del río. El cañón se erguía como infranqueable acunando unas aguas de un
verde frágil. Un rayo de sol se colaba como un milagro por el cañón. Sobre una
piedra, nos tumbamos a descansar. Yo me dormí, soñando con alas de buitres y
pezuñas de cabra. A nuestra izquierda vimos salir algo que parecía un sendero,
un espacio por donde ascender y rodear el cañón, en busca del otro lado, de la
continuación del río. Trepamos sin cuerdas por entre bosques de boj que
escondían un silencio que nos pareció japonés. De aquel Japón de la penumbra
quedaba todavía el silencio. Cuando conseguimos salir de él, susurrando,
vimos erguirse edificios de piedra, torres y cúpulas modeladas por el agua, por
el hielo, y por el tiempo. Por escaleras de caracol quisimos acariciar su
hechura, y usando cuerdas imaginarias hicimos un rapel de celofán dejándonos
caer por rocas de hasta quince metros, hasta que recuperamos el cañón: habíamos
llegado al otro lado. Avanzamos ligeramente, pero nos atenazó la zozobra de la
ya entrante oscuridad. Entonces sentí la incómoda piedra sobre mi espalda y
abrí los ojos. El cañón seguía ahí, ante nosotros, pero el día empezaba a
enfriarse. Desperté a Getse, cogimos las varas, y volvimos por donde habíamos
venido.</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
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<div class="MsoNormal">
<br /></div>
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<br />
<div class="MsoNormal">
<span lang="EN-GB"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="EN-GB"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>De
alguna manera, antesdeayer, día 23 de Octubre, cae "el bloque socialista". Y la teatralidad de este juego de poderes dividido, que se veía
venir y que ha ido dando pasos identificables de antemano, nos recuerda en
cierto modo al <i style="mso-bidi-font-style: normal;">rey Lear</i>. Quizá falte
un tercer hermano para que la guerra estalle por todos lados y las tierras se
pierdan por completo, pero ya saldrá. En los mundos divididos no tardan en
proliferar candidatos. En todo caso, dejando a un lado el llamado <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Juego de tronos</i> por Borrell, lo que
realmente me preocupa del hecho y las evaluaciones posteriores, es el periodismo de este país, que es el verdadero
forjador de opinión, el gestor del estatuto de verdad. No indagaré en las
formas de gestión económica externa de dichos medios, de sobra conocidas por
todos, sino por los últimos contenidos de estas. Me preocupa el último eslabón.
La actualización del periodista. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="EN-GB"> En este país, desde hace ya demasiado tiempo, el
periodismo es cosa de partidarios y detractores, el
ejercicio cotidiano del insulto, el acorralamiento, la desautorización, la
puesta en escena del ridículo, y el establecimiento de preguntas sin ningún
contenido o sin ningún sentido, que exigen una posición a favor en contra, un
sí o un no, y que, en la mayoría de los casos son incontestables por absurdas.
Es un “periodismo de posición” que sigue la misma idiocia que impera entre la
clase política: el slogan, las palabras emotivas que carecen de contenido, y la
actualidad. Lo que importa es lo que se diga hoy, la reacción caliente ante
eventos que nunca nadie se dignará en aclarar, y que nunca nadie conseguirá
entender, aún posicionándose en el lado por el que siente, vamos a decirlo a
sí, más simpatía. El periodismo es hoy un generador de simpatías o antipatías.
Así se crea la opinion de un país. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="EN-GB"> Entonces aparece Borrell, tras la caída del "bloque socialista" apuntada en las primeras llíneas, y todo el mundo
dice que sus intervenciones son brillantes. ¿Brillantes? ¿Por qué brillantes?
Borrell, en la mayoría de sus intervenciones, lo único que hace es una cosa:
explicar las cosas, sencillamente. Cosas a las que quizá nadie preste atención,
preocupados por gestionar sus simpatías, pero ajenas a ninguna brillantez.
Simplemente muestra hechos, aporta datos, reflexiona en voz alta, se preocupa por
determinados temas. ¿Es esto brillante? En absoluto, señores. Lo que nos
debería preocupar es que esta sea la consideración de la brillantez. El
desierto intelectual y humano, periodístico, en el que nos movemos. ¿Es que
nadie se había preguntado las preguntas básicas? En el periodismo esto es así.
¿Hay algún periodista que quiera de verdad saber, que consulte a expertos en el
tema, que contraste no opiniones a favor o en contra, sino especialistas? Aunque los hay, son muy pocos.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="EN-GB"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Imaginemos que la política es ahora la
medicina, comparación que quizá nos podría valer. Ana Pastor entrevista a uno
de los aspirantes a médico y le pregunta: ¿Ejecutará usted la eutanasia? o
¿administrará usted paracetamol?, ¿sugerirá usted cirugías en la hernias de
disco lumbares? El aspirante a medico vacilará, claro, y ella insisitirá, ¿si o
no, señor aspirante? ¿Y cómo lo hará? Así irá toda la entrevista, mientras
Ferreras, a pie de cama, dirá: “bomba informativa, al paciente le ha bajado la
tension a 7". Nosotros, absortos, no daríamos crédito. Pero es exactamente lo
que nos hacen en la política, aunque quizá pensemos que la política es algo nuestro, de
todos, y que todos tenemos derecho a opinión. Pero habrá más, en algún debate, Inda
dirá que el aspirante a médico aplicará la eutanasia y la cortisona sin
analgésicos previos, y el Marhuenda dirá que el aspirante abrirá un banco de
sangre para hacer negocios con los hemofilicos, además de decir que dicho
aspirante defenderá la actividad física y dejará de hacer radiografías en caso
de dolores lumbares agudos. A la audiencia esto le parecerá atroz, dejar de
hacer radiografías en dichos casos, aplicar la eutanasia, hacer negocios con la
sangre ajena. Este juego de ciencia ficción , inverosimil, absurdo, cómico, no
dista ni un milímetro del que sucede en el debate político en el periodismo
actual. Todo debe ser rápido, actual. Pero el aspirante a médico debería
preguntarle al periodista antes de contestar: ¿Qué edad tenía el paciente?
¿Dónde, cómo, y con qué frecuencia le dolía? ¿Con qué actividades? ¿Le
despertaba el dolor por la noche? ¿Había tenio algún accidente? ¿Tenía una
evolución progresiva? ¿Había sido operado o ingresado anteriormente? ¿Por qué
causas? ¿había perdido peso? ¿Alguien en su familia había sufrido alguna
enfermedad parecida? ¿tomaba el paciente alguna medicación? ¿fumaba? ¿hacía habitualmente
actividad fisica? ¿le habían hecho pruebas? Llegado a este punto la periodista
se habría enfadado. No tenían tiempo para todo eso. Pero, en el hipotético e
inverosimil caso de que le hubiera contestado, el aspirante le habría dicho qué
cosas se podrían analizar, para luego establecer “opciones” de tratamiento que
habría que discutir con el paciente (en ultimo término el que eligiría una de
ellas) que habría que cotejar a lo largo de su evolución para ver si podría
resultar la más beneficiosa de todas. La voluntad final: la mejora del
paciente.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="EN-GB"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Así
debería ser la política y el periodismo, si no queremos que este país caiga en
la pobreza que haga brillantes a los que piensan cosas básicas. Incluida la
voluntad final, la mejora del ciudadano, el que no trabaja, el que no duerme bajo
techo o el que no puede accede a servicios asistenciales. Lo demás, basura.
Audiencia. Un número. Una cantidad significativa de idiotas. Nosotros.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
pasapehttp://www.blogger.com/profile/08804711776555193895noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8477804850614731930.post-83086925558675288042016-02-07T17:26:00.004+01:002016-02-07T17:49:23.745+01:00La Lágrima de Masha<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhuGpLZ9-TY7kwXuNFnmUb-rn7aYXmmrAUfkWu1881_hzVLBOucID52wP7sv8elbOvTEgT6oasLtLpTlTd6PzpX9AviDQ-BVYhGy08ndCYFlstJ2_ccoL1a9F1k-rLPPzzF-WM4VASbosg/s1600/3hermanas--620x349.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="225" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhuGpLZ9-TY7kwXuNFnmUb-rn7aYXmmrAUfkWu1881_hzVLBOucID52wP7sv8elbOvTEgT6oasLtLpTlTd6PzpX9AviDQ-BVYhGy08ndCYFlstJ2_ccoL1a9F1k-rLPPzzF-WM4VASbosg/s400/3hermanas--620x349.jpg" width="400" /></a></div>
Hemos ido por tercera vez a la representación de "Tres hermanas". Ahora sólo nos queda la enorme tristeza de no poder volver. Quizá eso genera extrañeza. Sin embargo, a los profesionales de la mentira, se les llena la boca cada vez que hablan de releer a Proust. Se les llena la boca porque es una mezcla de imposibilidad y deseo. Hubo un tiempo, y aún lo hay, en el que las cosas fueron así. Un fragmento de mundo es inaprensible en una sola lectura, un fragmento de mundo es inaprensible en una sola representación, pero aún lo es en tres. Si en algo es esto una alabanza a Guindalera, y sobre todo a la dirección de Guindalera, es al trabajo de todos y ca da u no de los pla nos. Si el pluriperspectivismo lo cambió todo, desde Nietszsche hasta <i>As I Lay Dying</i> de Faulkner, fue porque la realidad se consideraba compleja. Y sí, al Teatro se va a buscar, se va a descubrir. Es el único homenaje posible al enorme trabajo de Juan Pastor, es lo único que hace justicia al trabajo de dirección y al trabajo actoral. Para la primera representación conseguimos una entrada en platea, bastante atrás. Para la segunda cogimos una en el segundo piso; queríamos ver el movimiento de actores, queríamos ver las líneas imaginarias de un movimiento que ya habíamos adivinado como perfecto, pero para esta tercera queríamos algo íntimo, queríamos la primera fila, queríamos saber si también la obra agunataba los pequeños detalles. Y aunque no teníamos ninguna duda de que lo haría, el descubrimiento superó la expectativa. Al salir del teatro nos encontramos con Irina en el metro. Fue lindo poder compartir nuestra pasión por lo que habían hecho, pero nos faltaron cosas por decir: hoy, esta mañana, <i>llenos de tres hermanas</i>, hemos recordado en el desayuno (naranja con jengibre) muchos de los detalles que nos dió la primera fila. Uno fueron los pies de Irina después del ataque de locura, tras el agua en el rostro. Sentada, sus pies de puntillas, rotados hacia dentro y <i>elevados hacia un Dios inexistente que no le oía</i>, expresaban todo aquello que le es inaccesible a la palabra; su leve juego, su movimiento de búsqueda, su llamada casi desesperada, combinado con un momento en el que el texto parece tener un carácter más cómico, más infantil, nos hacían retorcernos en la butaca. No es sólo talento,<b> es, sobre todas las cosas, dirección</b>. No me cansaré de insistir en ese punto. En eso Vershinin alcanza la primer cima; su postura, que los americanos llaman "sway-up", y que según Godelieve Dennis Streuf representa un carácter capaz de lo más lánguido y de lo más intenso, es una actuación ya ejemplar. Siempre mantenida, como en las imágenes del gran César Vallejo. Pero en Vershinin hay mucho más, la pierna izquierda siempre flexionada hacia fuera, los brazos caídos como hacia atrás y esa oclusividad en la forma de hablar, casi en rueda dentada, con esos ataques de incontinencia, son el alma mater de una "representación", no de un actor, sino de un personaje. Eso es el teatro exactamente. Un homenaje verdadero a Stanislawsky, pero no sólo. <b>Sobre todas las cosas, una pieza de un engranaje mayor constituido por las ideas de Juan sobre este Chejov</b>, que es, como le hubiera gustado decir a Borges, todos los Chejovs del mundo. Un Juan capaz de construir desde dentro, pero también desde fuera. Capaz de mantener los personajes, con sus cambios, a lo largo de todo un infinito de isotopías. En cada plano, Vershinin era Vershinin. En el "tran tran tran" de la primera fila se veía el paisaje de su primera habitación de Moscú, pero también <i>un tonteo contra el existencialismo chejoviano</i>. Olia, en la segunda parte, aguanta con el pelo perdido, y su cansancio es "real". Esa es quizá la dificultad mayor de ese personaje, y en los ojos vidriosos (contrapartida del maravilloso brillo con el que en muchos momentos Irina dota a su Irina) está el casnacio. De Soliony quedará para siempre su declaración ante Irina, no la torpeza en la caída de rodillas (los tres tropezones de la obra no son necesarios, pero es una opinión de asceta, lo sé) sino el momento posterior, sus movimientos y su voz, solapados con su representación constante y silenciosa. Ante este Soliony nos declaramos entregados: la forma de echar la colonia, los golpes en el pecho, la pierna derecha, el peinado, esa declaración sublime, incomparable, inolvidable. Un altar para nuestro reino teatral. Como el portazo de "Casa" o el último monólogo de MacBeth. Siempre junto a ellos, Soliony!! Me maravilla también el constante gondoleo de los movimientos burgueses de Tusenbach, el color del traje de Kuliguin y sus ojos planos, la serena posesión del espacio de Chebutkin, la inalcanzable soberbia de Natacha, siempre en su postura, en sus movimientos por el escenario, como la bien construida oscuridad de Andrei, de Aliuscha. Pero sobre todas las cosas alabaría lo que considero el trabajo más difícil: el trabajo de Masha. Nunca he visto en el teatro tan bien gestionados movimientos de rotación en el escenario. ¡¡No sólo líneas de desplazamiento, sino rotación!! Como la tierra, esa gran tierra! ¡El centro de un mundo aún no copernicano! Masha, capaz de acumular la desbordante y burguesa acrobacia del vodka, con ese movimiento de manos, con esa forma de sujetarse y juguetear con los dedos, de expresar con el arqueo de las cejas, con la mirada que atraviesa la ventana y que parece seguir las aves, capaz de llenarlo todo con los ya mencionadas referencias a textos anteriores y con un último detalle, que nos da la primera fila y que nos llevamos como un regalo, el regalo del bien trabajado contrapunto, la maravilla de la sobreescritura. ¡¡Un siglo diecinueve que aún homenajea al XVI!! Fuera del texto, Masha, detenida, mientras Irina y Olia se lamentan, construye una lágrima que es la culminación de su personaje; una lágrima silenciosa, cercana, e íntima. Como espectador es mía y sólo mía, más que el pataleo de Soliony. Pero apenas tengo ninguna duda de que si alguien mereciera esa lágrima más que nadie en el mundo, ese alguien se llamaría Juan Pastor, alguien que es capaz de dejar el teatro en la memoria, llena de pequeños gestos, para que allí puedan seguir sucediendo cosas.<br />
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<br />pasapehttp://www.blogger.com/profile/08804711776555193895noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8477804850614731930.post-87859341640402097562016-01-25T17:51:00.003+01:002016-03-17T18:10:57.532+01:00Y quitarse el sombrero: Compañia Guindalera. "Tres hermanas" de Chejov. <style>
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<div class="MsoNormal">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgt3v6aq9QRFAXlZtQv2N1o3jereZD-JBuziY6rom0GQZtqln6hiy3JNjhts5Y8b_-ILZHUzH8DMHHRekciyLCxW6LKrZqKaXr3RLTfGMBxGy7DkPfdG_w-_ma2FGmvyMDU-jeo_WTu6PY/s1600/Las+tres+hermanas.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgt3v6aq9QRFAXlZtQv2N1o3jereZD-JBuziY6rom0GQZtqln6hiy3JNjhts5Y8b_-ILZHUzH8DMHHRekciyLCxW6LKrZqKaXr3RLTfGMBxGy7DkPfdG_w-_ma2FGmvyMDU-jeo_WTu6PY/s400/Las+tres+hermanas.jpg" width="263" /></a></div>
<br />
<span lang="EN-GB">Casi lo podría gritar en letras mayúsculas:
¡¡por fin!! :“Tres hermanas” de Chejov, por la Compañía Guindalera, cumple como
pocas veces todas mis expectativas teatrales, por tanto literarias, por tanto
plásticas, por tanto filosóficas, por tanto espirituales…</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="EN-GB">La
primera norma del buen teatro: no molestar. Dejar que el espectador vea ese
“cachito” de mundo. La segunda gran norma sería entonces“facilitar” la llegada de esa
historia. Facilitar no significa, como muchos creen, “simplificar” o
“idiotizar”. Del mismo modo que hacer de una obra algo contemporáneo no
significa subirse en unos patines, desnudarse, o hacer bromas calladas sobre la
imbecilidad de Rajoy, por ejemplo. Ser contemporáneo implica entender verdaderamente nuestro
tiempo, y, desgraciadamente, como el mismo Chejov afirma y la dirección de Guindalera
respeta, los problemas humanos parecen seguir siendo esencialmente los mismos. Pero, si
me atrevo a gritar a los cuatro vientos “¡por fin!” después de haber asistido
por segunda vez a la función y haber comprado ya las entradas para una tercera,
debería ser capaz de argumentarlo, en vez de asimilar este mal tertuliano de
nuestro tiempo: convertirnos en partidarios o detractores bajo el único
argumentario del amiguismo, el interés, el grito y el insulto. No, no, me negaré
a caer en eso. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="EN-GB"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>En
primer lugar: <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">la selección</b>. A la
hora de escoger un texto teatral hay que escogerlo por una razón fundamental:
su calidad. Y la calidad supone la capacidad de tratar los problemas humanos
con la suficiente profundidad y nivel de observación como para que el buen
lector se interese por lo que allí sucede, no sólo en función de los hechos, sino
en función de la significación posible de los hechos. Chejov es una garantía en
cuanto a calidad textual, pero no lo es el hecho de que esa garantía resuene necesariamente
con las inquietudes, pensamientos, reflexiones, emociones e imaginaciones del
que será el director de escena. De manera que como en la medicina, el criterio
de selección depende de “un encuentro entre dos personas”, como le hubiera
gustado decir a Szczeklik. Ese encuentro entre Chejov y Juan Pastor ha sido una
bendición, sobre todo porque este último entiende a aquel primero…</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="EN-GB"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>En segundo
lugar, <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">la interpretación de los hechos</b>.
Desgraciadamente, en el teatro se ven todas las ideas, o la falta de ideas, que
la dirección tiene sobre un texto. En el blog de Guindalera hay algunas notas
sobre los personajes de “Tres hermanas” en las que se va reflexionando sobre “esa”
humanidad. Uno no tiene por que estar de acuerdo en todas las cosas que allí se
dicen, pero se ve, más en el teatro que en el blog, que hay una idea clara, y
propia, sobre el mundo y los personajes de Chejov. Hay algo después de la
segunda función que todavía me falta por aprehender. No todo esta dicho, porque
los espacios de interpretación son amplios y muchas veces inefables. Pero se
siente una profunda empatía , no con los personajes, como muchos críticos se
empeñan en repetir, sin ningún sentido, sino una profunda empatía por la Mirada
con la que se observan. Chejov era médico, y eso se ve; su observación de las
individualidades, su diagnóstico, recabando todos y cada uno de los datos
necesarios: forma de hablar, de moverse, biografía, comportamientos, unidos a su falta
de juicio moral sobre ellos son caracterísiticas del buen galeno.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="EN-GB">Pero hay además algo en Chejov que le
convierte, como le hubiera gustado decir a Borges, mirando hacia atrás, en
Carveriano y en Hemingwayiano. Y es su observación del presente. Es un Janacek,
al fin. Porque trata con el presente sin necesidad de trucos argumentales. En
eso, el director de teatro encuentra su reto mayor, y el aplomo que da el saber
que uno “entiende” el presente le evita la necesidad de hacer algarabías
tensionales con el argumento o la necesidad de efectismos que denotan no otra
cosa que una falta de confianza en el texto y una falta de consistencia en la
interpretación. Pero ninguna de esas debilidades atacan al sistema immune del
director de Guindalera. ¡¡¡Bravo!!! No comparto con Chejov ese existencialismo
tan camusiano ni su tendencia al enfásis del desencuentro como destino. Pero la
maravilla está ¡¡en que Juan Pastor tampoco!! (¡aunque no fuera así seguiría
siendo maravilloso!) Chejov es mucho más que eso, y la
interpretación de un texto consiste en jerarquizar, en señalar, en encontrar
las ideas o los gestos que sean capaces de crear significado. ¡¡En tener una idea sobre el
texto, aunque se mala!! En lo que yo he podido ver, aceptando mis limitaciones,
hay dos elementos señalados: uno, el ambiente, y dos, la construcción
“individual” de los personajes. En primer lugar, el ambiente. ¿Qué nos mata
como humanos?, parece preguntarse el tandem Chejov-Pastor. Nos mata la
banalidad; lo trivial. Eso parece plantear Chejov-Pastor en la primera parte. En
eso es extraordinariamente moderno (si lo vemos desde nuestra posición
occidental y profundamente burguesa. y extraordinariamente poco moderno si lo
vemos desde la modernidad de otras sociedades, a las cuales la trivialidad,
asfixiados por la necesidad de sobrevivir, ni siquiera se les acerca. Allí matan las bombas, mata el hambre). A partir
de ahí, la falta de sentidos vitales lo convierten todo en un sinsentido, en
algo, como dice Tusencbach, “penoso”: “</span><span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;"><i>Y dentro de mil años, el hombre suspirará, como ahora: "¡Ah, qué
penoso es vivir!", y al mismo tiempo, exactamente como ahora, tendrá miedo
a la muerte y no la querrá</i>”, dice Tusenbach. Sin embargo, Chejov-Pastor adelanta a Masha al centro de la escena, reduce el <i>tempo</i> de la
obra, le da espacio, genera un silencio que nos permite saber que algo va a
ocurrir… y entonces María Pastor se conecta con una emoción stanislawskiana, y
cuando siente que la emoción la habita, dice, desde ese tránsito: “<i>Me parece que
el hombre ha de tener fe, ha de buscar una fe; de otro modo su vida es vacía,
vacía... Vivir y no saber por qué vuelan las cigüeñas, por qué nacen los niños,
por qué hay estrellas en el cielo... O sabemos por qué vivimos o todo son
tonterías, pamemas</i>.”. En ese momento sabemos que algo ha pasado, que Juan
Pastor tiene una idea, que hace teatro y sabe por qué hace teatro, y que ese
momento es para el director como determinados momentos numéricos para Bach: no sólo
estructura dramática, sino estructura interpretativa. Desde ahí construye a sus
personajes, los salva desde esa esperanza que es sólo mirada, la mirada a los
abedules, a las aves migratorias, al viento, a la nieve, y a todo lo natural
que rodea al hombre y que le permite seguir respirando para sobrevivir a su
existencialismo y a su trivialidad. En eso Chejov sigue siendo romántico, y en
eso Juan Pastor sigue siendo genial: en la observación de esas fuerzas. La construcción de los personajes es pura orfebrería: los movimientos
de Masha, el uso de las manos, la expresión constante de Irina, el timbre de
voz de Olia, su vestuario, los gestos de Vershinin, el pie de Soliony, los andares
y la dulzura trágica de Kuliguin… nada dejado de la mano de Dios. Todo bajo una
dirección que además se permite guiños a la pintura regalándonos cuadros
inolvidables, que dispone el escenario con la perfección con que sólo pueden
hacerlo los que trabajan día y noche, que se permite acceder al <i>afuera</i> de la obra, a
nuestro espacio, con leves comentarios sobre nuestro tiempo, sólo visibles, como
dice Chebutikin “para el que lo quiera ver”. Así es este teatro, un teatro no
impositivo, cargado de referencias de todo tipo. Esa Masha, por ejemplo, es por momentos
Ofelia y es por segundos “la exorcisada”, liberando un mundo de referencias
teatrales conscientes o no, pero que se arremolinan en la trasera de una
compañía al parecer llen</span><span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;">ísima
de teatro por todas partes. Podría seguir hablando de esta obra durante horas,
podría ir personaje por personaje alabando las bondades del personaje y del
actor. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">De to dos y ca da u no de los ac
to res sin ex cep ción</i>. Podría hablar del uso de las luces y de Rembrandt,
hablar del amor y del desamor, de la muerte, del egoísmo, de la simbología
mencionada antes, del incendio, de la despedida y de Rilke, también presente,
pero uno debe ocupar su sitio y no molestar. He sido ya demasiado extenso. Me
pondré el sombrero y saldré a la calle, absolutamente feliz y absolutamente
agradecido a la Compañía Guindalera y a Juan Pastor. La justicia, queridos
amigos, no es lo que necesita la compañía ni de la crítica ni de las
subvenciones de todo tipo. La justicia es lo que hacen ellos, consigo mismos,
con Chejov, con el teatro, con la literatura, y con la vida misma. Me quito el
sombrero.</span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES" style="display: none; mso-ansi-language: ES; mso-hide: all;">octoresentarios </span><span lang="ES" style="mso-ansi-language: ES;"></span></div>
pasapehttp://www.blogger.com/profile/08804711776555193895noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8477804850614731930.post-71478062674049128362014-12-17T00:33:00.001+01:002014-12-23T12:11:30.400+01:00RAFAEL TROBAT. Encuentro en Authspirit. 16 de Diciembre de 2014<!--[if gte mso 9]><xml>
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<br />
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<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
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<div class="MsoNormal">
<span lang="EN-GB"><o:p><br /></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="EN-GB"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Salgo congratulado del
encuentro con el fotógrafo Rafael Trobat en el taller de Juan Manuel Castro
Prieto. Y lo hago por muchas razones, en las que creo que hace falta ahondar.
En primer lugar, por una predilección propia, “arcaica ya”, por la instantánea,
algo que, como ya dije en viejos posts y repito y repito hasta convertirlo en
algo más pasional que verdadero, considero “lo verdaderamente propio de la
fotografía”. Acceder de nuevo a esas instantáneas, que en diversos sentidos nos
recuerdan a Cartier, a Helen Lewitt, a Elliot Erwitt, a Doisneau por momentos incluso,
desde luego a Cristina Garcia Rodero, a Adriana Lestido, a Robert Franck, a
Salomon, es decir, al siglo de oro de la fotografía, es como volver a revivir
el sueño dorado de la fotografía, unos años marcados por un cierto espíritu
transformador que hace ya mucho tiempo detecto abandonado en el modo de hacer
imágenes, que son ya, aunque quizá sea excesivo, el resultado manierista del
propio hecho de la imagen en sí. Y no es casual, entonces, que mantenga el
blanco y negro como única forma (en aquellos años) de hacer fotografía
“artística”. Pero claro, como no puede ser de otra manera, esta posición previa
no parte de un mero hecho fotográfico, sino de un punto de vista ideológico: la
imposibilidad de ensayar una interpretación <br />
“positivista” y abarcadora de la realidad nos permite liberarnos del punto de
vista parcial, y observar la realidad misma sin tratar de hacerla “justificante
de pago” de un visión personal. Recuerdo los años en que viví en Cuba, desde el
noventa y seis hasta el noventa y nueve y las vueltas <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>hasta el dos mil uno con una característica
repetida: ser tachado de reaccionario por preguntar y señalar algunas
cuestiones, y ser tachado de “castrista” por defender algunos aspectos
irrenunciables de aquella realidad cubana. Las definiciones estrictas hacían tan poca
justicia y ejercían un efecto tan antipoético, que, al fin, mi postura fue el
silencio, la poesía, y un verso de Piñera de ”La Isla en Peso", con el que
puede amasar la realidad que llamé “Deidades de un tiempo detenido”: el poema, probablemente
el poema que mejor define sin tratarlo aquella realidad, comienza diciendo: “La
maldita circunstancia del agua por todas partes (…)”. Veo en ese verso una
contrapartida hermana al título que elige Rafael Trobat: “Aquí, junto al agua”.
Nicaragua y Cuba, siendo representantes de dos realidades distintas, compartían
y comparten algo común, y renunciar a una única visión de ambas, fetichista y reduccionista, de cualquiera de ellas, pasa por aceptar el
carácter “líquido” de la realidad, liquidez que no es en absoluto privativa de aquellas realidades,
sino también necesaria para la nuestra. Y es en esa liquidez en donde radica la
necesidad poética, una aproximación que se convierte en necesaria. Otro hecho fundamental, partícipe de la imagen misma. Recuerdo
la única vez que pude hablar con Sergio Ramirez, en los años en que Casa de
América nos brindaba estas cosas. Hablando con él, de literatura y política,
una conciliación que pocos han podido hacer como él, veía a un personaje del
Cortázar de Solentiname, y el cerebro de Darío amasado por manos multiples,
como el de Anatole France, cuyo peso recordaba de los libros de Anatomía , 1050
gramos, (mucho menos que los 2338 atribuidos por Orts Llorca a Byron), además de al vicepresidente de Nicaragua. Para
ejemplificar la realidad, Sergio Ramírez decía: “es que cuando yo escribo que
llueven peces no estoy haciendo metáfora, es que llueven peces”. Agua al fin,
una realidad líquida, inaprensible, sólo escudriñable en pequeñas escenas que
no pueden ir mucho más allá de la propia diversidad momentánea tintada de idiosincracia.
Aunque estos son los dos aspectos que más quisiera señalar del encuentro con
Rafael Trobat: su vision desparcializada de la realidad y la subsiguiente
necesidad de la instantánea, creo que ambos hechos no sólo están estrechamente
trenzados entre sí, sino con otros dos aspectos, con los que se vinculan en
forma de red, que también se tocaron en el encuentro; el primero, una idea de
colectividad no retórica en la presentación de su obra, no sólo desde el punto
de vista de las influencias, sino del propio trabajo fotográfico, en la cocina
técnica con sus compañeros fotógrafos nicaraguenses, en la cocina de la
selección y de la creación de la mirada con Cristina García Rodero, y en la
finalización e interpretación de la copia con Juan Manuel Castro Prieto, sin
olvidarse de sus personajes, que en ningún momento son tratados como tales,
sino que tanto en la imagen como en la palabra como en los hechos, son tratados
como verdaderamente merecen todos los actores de cualquier imagen: como
personas. Si la colectividad va ligada a la visión de una realidad diversa y a
su inaprensibilidad como todo o como realidad única, parcial (mucho más desde
una subjetividad única), y la instantánea parece devenir en el único acceso
“posible” a dicha realidad, entonces, ¿qué queda del mito romántico del artista,
el emisor de esta historia, del que la gran mayoría de los artistas de renombre
abusan? Cenizas, parece decirnos Rafael Trobat, el mito queda en cenizas.
Porque abre las puertas de su cocina y nos permite acceder a la cruda realidad:
la hoja de contactos, esa multiplicidad de intentos fallidos en los que lo que
hayamos es una búsqueda como única actitud posible. Algo que nos humaniza como
artistas y no nos convierte en deidades falsas de soplo divino habitantes de realidades ajenas, porque, tal y como nos demuestra la nueva era de la neurociencia, ese
nuevo espacio de fé que hemos encontrado los ateos, el cerebro cambia, se
reorganiza, crece, y en algunos caso vence, estimulado por el intento, no por
el éxito. Qué falta nos hacen estos Manes y estos Lares por nuestros círculos
artísticos, qué falta. Pasa Rafa, pasa, quédate.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="EN-GB"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<!--EndFragment-->pasapehttp://www.blogger.com/profile/08804711776555193895noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8477804850614731930.post-84034856648255866552013-12-21T12:20:00.002+01:002014-12-17T00:18:09.556+01:00LA ESPAÑA CONTEMPÓRANEA; UN CONVENIO ENTRE LA FUNDACIÓN MAPFRE Y GALLARDÓN.Ayer día 19 me dejo caer por la exposición España contemporánea, un recorrido fotográfico (y de vestidos de mujer) que va desde el siglo XIX hasta nuestros días de corrupción y campeones del mundo de fútbol. En esta muestra, organizada por la fundación Mapfre, no sólo asistimos a la transformación de una sociedad aristocrática en una sociedad en el que el salto de lo rural a lo "moderno" lleva consigo no sólo los consecuentes absurdos éticos y humanos en el sentido más amplio, sino al establecimiento de otra forma de aristocracia, mucho menos visual, que queda establecida hasta en la configuración del paisaje. Entre esta estructura, hay dos hálitos que aparecen siempre; uno, expresado en forma de búsqueda de la felicidad (y no sólo de la fiesta), como un esfuerzo por abrir puertas en un desierto de crudeza. La otra, una lucha de tipo social, que abarca todos los ámbitos, incluso los más individuales, que trata de abrir espacios en una tradición absolutamente caciquil. La visión de Gran Vía de los años treinta nos da sensación de estar viendo hechos históricos, las revueltas de Cataluña, los gobiernos de finales del XIX... Más allá de la visión puramente fotográfica, nos parece asistir a otro tiempo. Especialmente frente a la foto de Encarnita Alcaraz, retratada por Díaz Casariego, semidesnuda y posando con una hélice de avioneta. ¡es el año 1925!<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhXRTQ8-RCVwRMhbaud945GGpU0tXMCZROkdOwpQk1BSs9yQ_nlE2k63RqwXNSJRes_h7l4EPIaHNpv6DNjK7nokrRCFt6evJUEtBx_rfPKvLWUreI0VuNjiXi98NapDdGKkOgdPEPzVsk/s1600/encarnita+alcaraz.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhXRTQ8-RCVwRMhbaud945GGpU0tXMCZROkdOwpQk1BSs9yQ_nlE2k63RqwXNSJRes_h7l4EPIaHNpv6DNjK7nokrRCFt6evJUEtBx_rfPKvLWUreI0VuNjiXi98NapDdGKkOgdPEPzVsk/s320/encarnita+alcaraz.jpg" height="320" width="235" /></a></div>
<br />
<br />
Después, nos viene el presente, de golpe, con los colores y la rápida transición a una sociedad de éxito. Sin embargo, hay otra hálito todo el rato presente: el hálito de la autoridad. Y siempre doble; moral, encarnado por la Iglesia, cuyo máximo son estas dos fotografías que nos muestran la verdadera España,<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgD_l_PncQgvSEj_jZ-93X5aaHnvggbC3ybCdDZSL3x9EbpJ2i4QkdqIX2ho3Azx4btZRXcwelQ9VXyHqU05aTXR3jGiBbKB0y_H2gO05IUC4gGDnbDMeBIylpdlPVSYp0KrP7PHvuaJ30/s1600/cura+y+mujer.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgD_l_PncQgvSEj_jZ-93X5aaHnvggbC3ybCdDZSL3x9EbpJ2i4QkdqIX2ho3Azx4btZRXcwelQ9VXyHqU05aTXR3jGiBbKB0y_H2gO05IUC4gGDnbDMeBIylpdlPVSYp0KrP7PHvuaJ30/s320/cura+y+mujer.jpg" height="320" width="218" /></a><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj5OVtq_poScmID1fdna5KJM4Q4ygZEX_6N4OVRUPx-AotTIIxF-_B13HhAHEHfTN6aQmTqvLq5xYGxhVIOFFa58u2DPE64m1fzK6-1qrZbSPI4ztb-bvi8DJXDLnwRP6N1mhraO-DlZgg/s1600/el+cura+guiando+al+pueblo.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj5OVtq_poScmID1fdna5KJM4Q4ygZEX_6N4OVRUPx-AotTIIxF-_B13HhAHEHfTN6aQmTqvLq5xYGxhVIOFFa58u2DPE64m1fzK6-1qrZbSPI4ztb-bvi8DJXDLnwRP6N1mhraO-DlZgg/s320/el+cura+guiando+al+pueblo.jpg" height="216" width="320" /></a></div>
<br />
<br />
<br />
y autoritaria, cuya máxima expresión es esta imagen, una obra maestra de los años cincuenta, tomada en la casa de campo.<br />
<br />
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgYYFGbr9Ft0OYL5BFKRqbYBn46mlrjD2Fg8ICiTcjT7E5T9hrp9ovxcoFtN4ZlN1V8t_mhI2zYQ4VG8x48o1d6zqkBjBIESa463Rith15YL5Y0U_4anX_0EyopEGfxBuS7_sFOxaWHNlE/s1600/espan%CC%83a+hoy.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgYYFGbr9Ft0OYL5BFKRqbYBn46mlrjD2Fg8ICiTcjT7E5T9hrp9ovxcoFtN4ZlN1V8t_mhI2zYQ4VG8x48o1d6zqkBjBIESa463Rith15YL5Y0U_4anX_0EyopEGfxBuS7_sFOxaWHNlE/s400/espan%CC%83a+hoy.jpg" height="395" width="400" /></a><br />
En ella, el engranaje es total, los guardias que lo vigilan todo, la timidez en la mujer de la derecha, y dos formas de liberación: el enfrentamiento directo de la mujer, en posición firme, y la mujer en el columpio que va a hacer siempre lo que se le ponga en las narices (y con toda la razón). Al caminar entre estas salas pensaba, con cierta distancia, de manera muy intelectual, cuánto de todo esto explica la España de hoy, el cómo es posible que hoy pase todo lo que está pasando en España. Pero sentía que era una reflexión distante, racional. Hasta que esta mañana vi la portada del periódico. Gallardón aprueba la ley del aborto más retrógada de los últimos cuarenta años, se sitúa infinitamente detrás de Encarnita Alcaraz y de toda Europa, y nos permite ver con claridad que estas exposiciones no tienen sentido, que presente y pasado se imbrican hoy, en nuestra experiencia diaria, como en un cuento de Cortázar en el que el pasado es la sombra traicionera que nos quita toda la luz de la que este país se tendría que sentir, ya, orgulloso.<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj_9tNjn6lv9UmexZyzNsVe-ALZg9kKqPrb6cJFBVjgsssfU1zkVfp7lEE9UWIovcOVo4FWR88Cpffyi5DnHyKrdXeTXsYCgnImLATiocK8LRaGDF6VNd7rYCuBamaJMX2fmjP9H388PWU/s1600/gallardo%CC%81n.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj_9tNjn6lv9UmexZyzNsVe-ALZg9kKqPrb6cJFBVjgsssfU1zkVfp7lEE9UWIovcOVo4FWR88Cpffyi5DnHyKrdXeTXsYCgnImLATiocK8LRaGDF6VNd7rYCuBamaJMX2fmjP9H388PWU/s320/gallardo%CC%81n.jpg" height="265" width="320" /></a></div>
<br />
<br />pasapehttp://www.blogger.com/profile/08804711776555193895noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-8477804850614731930.post-89394519187452398002013-12-20T11:11:00.000+01:002014-12-17T00:18:24.984+01:00INAUGURACIÓN DE LA GALERÍA INSECTARIO. 15 de Diciembre. Calle Duque de sesto, 3. 3º izda C.<!--[if gte mso 9]><xml>
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<br />
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 10.0pt; margin-left: 35.45pt; margin-right: 77.6pt; margin-top: 0cm;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgZ67Nl_3jWxIXjfx90Ek6uHIRoE2y1e6yiXs5xgxkK6OieXr-nYCWvjvwpQp3OKpWuTz8LuI29B1Ee5ZmE75gIlyZZHs-qwqEaNNzjetV0W_8sHKniMdUlNeQ2hYYnrPaKe-TqdGGjOpM/s1600/PC150026.JPG" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgZ67Nl_3jWxIXjfx90Ek6uHIRoE2y1e6yiXs5xgxkK6OieXr-nYCWvjvwpQp3OKpWuTz8LuI29B1Ee5ZmE75gIlyZZHs-qwqEaNNzjetV0W_8sHKniMdUlNeQ2hYYnrPaKe-TqdGGjOpM/s400/PC150026.JPG" height="265" width="400" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 10.0pt; margin-left: 35.45pt; margin-right: 77.6pt; margin-top: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 10.0pt; margin-left: 35.45pt; margin-right: 77.6pt; margin-top: 0cm;">
Ayer, Domingo 15 de Diciembre, quedó inaugurada la
Galería <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Insectario</i> con un homenaje
precioso a una forma de mirar las cosas. No sólo a las cosas del mundo
retratadas por la cámara, sino al espacio en el que esas miradas se dignifican,
y a las personas que se sitúan en el lugar del ojo que ve, partícipes de<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>esa mirada. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Insectari</i>o se abrió para empezar a andar, para ser espacio del que
quiera habitarlo con sus propuestas; sin vetos que no sean los propios del
trabajo de cada uno. La responsabilidad es que cada propuesta dignifique al
espacio y sea dignificada por él. Una labor común de exigencia mutua; la del
espacio y la del artista.<br />
<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjKjR7sq0jWs9SPjvS32cOIIbZXOdKEqk5RMg89gKi0D2n_eQvo30YnAkZssrmFRqlXJ73Y_TXB6vgyA7RYzJ4los-nb4r7q4EcqRKiopkDjuzCt5xT1FB5WfuXCE3IOXdNUFPHViQrmZA/s1600/PC150018.JPG" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjKjR7sq0jWs9SPjvS32cOIIbZXOdKEqk5RMg89gKi0D2n_eQvo30YnAkZssrmFRqlXJ73Y_TXB6vgyA7RYzJ4los-nb4r7q4EcqRKiopkDjuzCt5xT1FB5WfuXCE3IOXdNUFPHViQrmZA/s320/PC150018.JPG" height="213" width="320" /></a></div>
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 10.0pt; margin-left: 35.45pt; margin-right: 77.6pt; margin-top: 0cm;">
</div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 10.0pt; margin-left: 35.45pt; margin-right: 77.6pt; margin-top: 0cm;">
Tenemos que recuperar los rincones; nuestros
rincones. En las visitas de ayer no hubo miradas condescendientes, sino el
respeto a un trabajo y a un espacio en el que tratamos de cuidar todos los
detalles que estuvieron en nuestra mano, y dentro del espacio y las
posibilidades reales. Las autoridades no fueron las autoridades políticas ni
sociales, sino las autoridades que nosotros mismos creamos; esas personas a las
que nosotros respetamos por su forma de mirar y de pensar las cosas, esas
personas que tratan a diario con la misma materia con la que nosotros
trabajamos, con las ideas y las manos del arte, con las ideas y las manos del
mundo que imaginan y que construyen. <br />
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgM55CbKyCqhGsgp95_peU_i7wRmp4aO_A8LYChM7kDamMfJeNkdw7xmpkKYJdEbjI2mhQoq6mMN4wKevqYvUug9rzvoY823AWHZbaAc1J0VfJIqFgynDrH_Z6jRPOBv6xgJJgTfa2iugU/s1600/lena.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgM55CbKyCqhGsgp95_peU_i7wRmp4aO_A8LYChM7kDamMfJeNkdw7xmpkKYJdEbjI2mhQoq6mMN4wKevqYvUug9rzvoY823AWHZbaAc1J0VfJIqFgynDrH_Z6jRPOBv6xgJJgTfa2iugU/s320/lena.jpg" height="297" width="320" /></a> <br />
<br />
<br />
Porque el mundo no es una esfera que se ve
desde fuera y desde lejos, sino que está en los rincones, escondido en él. Y
porque transformar un rincón del mundo en un espacio tal y como nosotros
queremos es transformar el mundo entero. Este <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Insectario</i> de formas en las que la imaginación prima y completa,
como en las magníficas fotografías de Cirilo Santiago, queda abierto y a vuestra
disposición y colaboración. Ojalá entre todos le demos vida.<br />
<br />
<br />
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhqDsB9HFB297MuHRMpMABrpzVCruD7zgeyZlkIlgp1grTZESoGWGLRa9tktlmSpAKO1_MqcVGzvMUJXQwL3XfVHcFXX6XLpQdkn5GGL7Wr1DlSqIgeglztCm4pKJpagCmP0YVTZF5ozbA/s1600/Juan+casco.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhqDsB9HFB297MuHRMpMABrpzVCruD7zgeyZlkIlgp1grTZESoGWGLRa9tktlmSpAKO1_MqcVGzvMUJXQwL3XfVHcFXX6XLpQdkn5GGL7Wr1DlSqIgeglztCm4pKJpagCmP0YVTZF5ozbA/s400/Juan+casco.jpg" height="266" width="400" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 10.0pt; margin-left: 35.45pt; margin-right: 77.6pt; margin-top: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 10.0pt; margin-left: 35.45pt; margin-right: 77.6pt; margin-top: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 10.0pt; margin-left: 35.45pt; margin-right: 77.6pt; margin-top: 0cm;">
<br /></div>
<!--EndFragment-->pasapehttp://www.blogger.com/profile/08804711776555193895noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-8477804850614731930.post-56187954625028183602013-12-01T15:13:00.002+01:002013-12-01T16:33:54.831+01:00CINCUENTA TACOS Medio siglo es medio siglo, se mire desde donde se mire. "Joven carroza" podríamos definir a quien lleva en su pasaporte biológico semejante acúmulo de días. Si bien Borges consideraría cumplir 50 años no más que un coqueteo con el sistema métrico decimal, quizá el maestro argentino esté cometiendo alguno de sus más grandes errores (no olvidar su foto con Pinochet y sus vómitos ante las palabras de Sábato) y cumplir 50 años se trate de un acontecimiento "conforme a la naturaleza", es decir, un hecho significante en sí, como los amaneceres, los crepúsculos, o las lunas llenas. Porque 50 años son 600 lunas llenas. Y eso es la hostia. Ni Mozart ni Schubert pudieron contar tantas, entretenidos en otras cosas (y no precisamente musicales). Por eso, quizá hoy, deberíais agradecer, vosotros, los afortunados, vuestro medio siglo, sobre todos los hombres, a Pasteur. Y a los fisioterapeutas, que os mantienen aún con una cierta movilidad. Pero tratemos de indagar en ese medio siglo ateniéndonos a los hechos de la noche de ayer. Los pequeños gestos. Porque ponernos a hablar ahora de todo lo que pasó desde el 63... desde Amstrong a Fosbury y Beamon, pasando por la muerte de Franco, hasta la aparición del SIDA, los teléfonos móviles e internet, o sea, de lo impensable que vendría desde vuestros días de pañal... en fin, sobrepasaría las melancolías de los más sensibles. Así que vayamos a la noche de marras, en la ruidosa taberna irlandesa de la Calle Pradillo, en donde degustamos unas maravillosas berenjenas con salmorejo, más propias de Baeza, y hamburguesitas de sabe Dios dónde, riquísimas. Y un whiskey, un Jameson, riquísimo también, por cierto. Pues bueno, al grano, sin dilación. Las fotos tienen eso, no son motivo de recuerdo sólo, ni forma de documentación únicamente, sino un fiable instrumento de análisis del alma humana. A los humanos les gusta fijarse siempre en los ojos, en el rostro, en busca de la seguridad y la confianza, como si creyeran que es allí, en esa orografía, en donde pueden encontrar los peligros y los paraísos del otro. Sin embargo, es en el baile de las manos donde encontramos todos los cincuentas del mundo...<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEisiqb-0ERIzwcIuUqWI82S3G1PITUR6GmAEOr0KIL-afHRFevgv9FZeDUnAU0Ui8EYHmlTwWqnxsvnKi7t6YXq_cxn9jp8gyfN2NlXLUYEPYJYE5RBJLRegtNV_gukBqoGhxgPFq5NGQY/s1600/manos.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="128" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEisiqb-0ERIzwcIuUqWI82S3G1PITUR6GmAEOr0KIL-afHRFevgv9FZeDUnAU0Ui8EYHmlTwWqnxsvnKi7t6YXq_cxn9jp8gyfN2NlXLUYEPYJYE5RBJLRegtNV_gukBqoGhxgPFq5NGQY/s400/manos.jpg" width="400" /></a></div>
<br />
Fíjense, unas manos buscan apoyos mientras otras fingen ser columnas, unas se agarran a copas que quizás les abran caminos o quizá les lleven a la perdición, otras se cierran, protegiéndose, y otras, a un lado, no quieren revelar sus secretos. Una condensación sincrónica de los avatares de cincuenta años diacrónicos. Claro, que hay otra forma de ver las cosas. Los cincuenta, desde la adolescencia más pura, desde el descubrimiento, desde la vida sin filtro, no es más que un aburrido estanque en el que ya nada podría suceder. O al menos eso me parece leer en esa mirada.<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
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<br />
<br />
Pero, claro, esa es sólo una forma más de ver las cosas. Porque hay cincuentas y cincuentas igual que hay miradas y miradas. Fíjense aquí en Tomás, en un estado de regresión evidente, o quizá sólo atacado por los espíritus que le poseen, tratando de negar el advenimiento de su edad.<br />
<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEirAWwZ_jxPshApqvBIYU0CAZiOV7Yu_8Vzj5YWy8E5tHBoHV2QN2loqNF554JwULamOC2v1Bttm_OVKRhO5KV7_AlDJmQjLGVgsz7Bg_DK4uwsznwgSgsfApkqY6vPh5tJ9U583nkw6BQ/s1600/toma%CC%81s+loco+web.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="266" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEirAWwZ_jxPshApqvBIYU0CAZiOV7Yu_8Vzj5YWy8E5tHBoHV2QN2loqNF554JwULamOC2v1Bttm_OVKRhO5KV7_AlDJmQjLGVgsz7Bg_DK4uwsznwgSgsfApkqY6vPh5tJ9U583nkw6BQ/s400/toma%CC%81s+loco+web.jpg" width="400" /></a></div>
<br />
<br />
Pero son disquisiciones, porque tener cincuenta es sólo una cuestión biológica que nada tiene que ver con actitudes vitales. "Es necesaria cierta locura para sobrevivir", me decía yo mismo en la intimidad de la alcoba una vez llegado a casa. A la Edad, como a la muerte, hay que mirarla de reojo, y supongo que no hay que ponerse muy de frente con los cincuenta, si quiere uno evitar disquisiciones innecesarias.<br />
<br />
<br />
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg0zF9JtQ0UIhA3fx0-PlKjWb2A3uVGCGCCdVu7S6oKgKptpySJene1If7mogewLiFtZ35PX5mZuOHIwj2MSEXzCAPSCwkbqAuL13TC-JcNgn7PeVMcUDGxN-1-wgQ-jLuOPD_bG_CqhOQ/s1600/de+reojo+web.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg0zF9JtQ0UIhA3fx0-PlKjWb2A3uVGCGCCdVu7S6oKgKptpySJene1If7mogewLiFtZ35PX5mZuOHIwj2MSEXzCAPSCwkbqAuL13TC-JcNgn7PeVMcUDGxN-1-wgQ-jLuOPD_bG_CqhOQ/s320/de+reojo+web.jpg" width="213" /></a>De reojo, eso es, mirar de reojo.<br />
<br />
Porque si uno se pone a observarlo de verdad, con mirada estadística, al final los cincuenta no son más que un cinco y un cero, dichos con toda la alegría del mundo y se ponga Dios como se ponga.<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj8DqWnIQ6EOHwtB3759IaQYIALoBlntOVWIfQ8JPiXgVmM1-BJTBWhxLyGTi2KTHtTMiLb_uH8LhVaWr48mdvKoML8yZVlUtkrqETJNirY4wvt0KT8FrK42OgLuUS6UFeMxXM5GWQx-lQ/s1600/50+tacos+web.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj8DqWnIQ6EOHwtB3759IaQYIALoBlntOVWIfQ8JPiXgVmM1-BJTBWhxLyGTi2KTHtTMiLb_uH8LhVaWr48mdvKoML8yZVlUtkrqETJNirY4wvt0KT8FrK42OgLuUS6UFeMxXM5GWQx-lQ/s400/50+tacos+web.jpg" width="391" /></a></div>
<br />
Aunque la mirada del Estadístico y la mirada del poeta son complementarias. Donde el Estadístico ve un cero, el poeta ve un sol y el infinito, el aro de la iluminación divina y el paisaje de todos los versos de Novalis. Donde el Estadístico ve un cinco el poeta ve una mano abierta; toda una vida, los picos del Universo, la pausa necesaria ante un acontecimiento trascendente y el instante previo a que algo a aprehender aparezca. Todos instantes de aconteceres y pensamientos reunidos a lo largo de medio siglo.<br />
Además, bien es verdad que al decir simplemente "cincuenta" reducimos todo a nada, y algo de existencialismo debe de haber, también, para poder sobrevivir. Al menos algo. Si algo fue conmovedor en la fiesta fueron esas fotos de colegio en donde otro tiempo parecía asomar. El milagro, y eso es un milagro, el sueño de cualquier pensamiento de profesor medio cabrón, o hipersensible, sería ese de "a estos los querría ver yo dentro de cuarenta años". Pues aquí los tiene, sí señor, y ordenados como entonces;<br />
<br />
en varones<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiBMmLOssStjfBwTXtJYmMOoqpDvbyHzBHL8_A3GYufunD553dX52pu_iP__riMiGggjZIlF_JePmU5gRye6-KDMwz-M01nx3ujREZom0pvz-UXdDrIuX9A2L2_JqyKg9EBuCINJGQSoRU/s1600/chicos+web.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="338" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiBMmLOssStjfBwTXtJYmMOoqpDvbyHzBHL8_A3GYufunD553dX52pu_iP__riMiGggjZIlF_JePmU5gRye6-KDMwz-M01nx3ujREZom0pvz-UXdDrIuX9A2L2_JqyKg9EBuCINJGQSoRU/s400/chicos+web.jpg" width="400" /></a></div>
<br />
<br />
y en hembras<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiZd25HacfFB7UQRKnWCfCCAxjcv7LgzCCrgCVZjFaJtYLIZUkMXTV-jOj1xEse-MvFOwuscA5GOwuAABqLtRA9unngLS6ndkhlXteIP88hTTsYW5tHNZFI-FLBWqk9CCwRqCBb83rhgDY/s1600/chicas+web.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="266" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiZd25HacfFB7UQRKnWCfCCAxjcv7LgzCCrgCVZjFaJtYLIZUkMXTV-jOj1xEse-MvFOwuscA5GOwuAABqLtRA9unngLS6ndkhlXteIP88hTTsYW5tHNZFI-FLBWqk9CCwRqCBb83rhgDY/s400/chicas+web.jpg" width="400" /></a></div>
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /></div>
Y, por supuesto, todos juntos, como corresponde a una sociedad que llegó a presumir de laicismo hace no muchos años, y que ahora aspira a regañadientes a conservarlo.<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjSIK4Ab5aqGC3eMoyqNtbK9iHVdhMfoBCKa3ffSzqKE5VHdQWp1RUklVD2uCImpMmWtN_YCfbGCRuDSPXqIku88NBCmNaUxSxnTQPIDVdwKsxzN5T86ZEDKkgrOSt1RGCn_Jmy8MFEgvM/s1600/todos+web.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="295" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjSIK4Ab5aqGC3eMoyqNtbK9iHVdhMfoBCKa3ffSzqKE5VHdQWp1RUklVD2uCImpMmWtN_YCfbGCRuDSPXqIku88NBCmNaUxSxnTQPIDVdwKsxzN5T86ZEDKkgrOSt1RGCn_Jmy8MFEgvM/s400/todos+web.jpg" width="400" /></a></div>
<br />
<br />
Qué sonrisa de placidez, la de algunos, mientras otros se esconden o se mueven para quedarse como en un lugar apoderado por el principio de indeterminación, o fíjense en esos dos que parecen crecer de lado. Qué estarán pensando. A qué retos mayores aspirarán. Al final, después de darle muchas vueltas a los gestos y a las miradas, a los milagros y a los laicismos, quizá debiéramos quedarnos con las palabras de Borges, porque esto de los cincuenta, se mire por donde se mire, es un lío, y aunque a algunos parezca alegrarles tanta especulación, lo mejor es seguir con lo de uno, antes de que alguien se aburra de darle vueltas al numerito, y no olvidarse de<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjHOHrNuK2awoNN6YmjR6GyVm6WE0J41BP33hQ2sviXR4cfutWXbK0cxhOghFzJc8aac4OzTjQd7lldayXVdi9ACE0PQmMBtRaQfzDYIKDYSgDi-lVWNwWzNhj2QF6VShsk6D-t6_58JCI/s1600/mariajes+web.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjHOHrNuK2awoNN6YmjR6GyVm6WE0J41BP33hQ2sviXR4cfutWXbK0cxhOghFzJc8aac4OzTjQd7lldayXVdi9ACE0PQmMBtRaQfzDYIKDYSgDi-lVWNwWzNhj2QF6VShsk6D-t6_58JCI/s320/mariajes+web.jpg" width="213" /></a></div>
<br />
rodearse de parejas coloridas<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjHV8WQYo_jpWlY_C0-wyMla7rf99SAyEeo3msTUTov53ic9rZViNTe9QTJgVaaxSlWQyI2hIZX73ZFp0A0dM9b1J8s4D3EDOUSeb3arG-PA0G3jHnRRjFpRVKDfS2XdLAbTDZywHLOX-g/s1600/meupos+color+web.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjHV8WQYo_jpWlY_C0-wyMla7rf99SAyEeo3msTUTov53ic9rZViNTe9QTJgVaaxSlWQyI2hIZX73ZFp0A0dM9b1J8s4D3EDOUSeb3arG-PA0G3jHnRRjFpRVKDfS2XdLAbTDZywHLOX-g/s400/meupos+color+web.jpg" width="265" /></a></div>
<br />
<br />
<br />
<br />
seguir viviendo en feliz matrimonio con la edad de uno, sea esta la que sea...<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjUZHHOp8c-lMcmUuCmageJeWtu03x5oAjPHYKZOfMI_1BLJP8aaUJiry8WD0htdODn4NkoaCqzaDVww3v7B-X4fiuUoPJQxXAdzt5EZyKkP4KGC3qRMZt_MZeAhHiV86cwqVfUzkE37Cc/s1600/pareja+web.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="396" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjUZHHOp8c-lMcmUuCmageJeWtu03x5oAjPHYKZOfMI_1BLJP8aaUJiry8WD0htdODn4NkoaCqzaDVww3v7B-X4fiuUoPJQxXAdzt5EZyKkP4KGC3qRMZt_MZeAhHiV86cwqVfUzkE37Cc/s400/pareja+web.jpg" width="400" /></a></div>
<br />
y echarse un baile (<a href="http://www.youtube.com/watch?v=mh7FXorDNSQ">http://www.youtube.com/watch?v=mh7FXorDNSQ</a>)<br />
con "hace falta valor" para celebrarlo.pasapehttp://www.blogger.com/profile/08804711776555193895noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8477804850614731930.post-29742842167531037962013-11-15T16:19:00.002+01:002013-11-18T12:52:58.690+01:00OSCAR CURIESES Y AMC313. La casa encendida. 13 de Nov de 2013<!--[if gte mso 9]><xml>
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<br />
<div class="MsoNormal">
<span class="Apple-style-span" style="font-size: 21px;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Oscar Curieses, Edith Alonso y Anthony Maubert improvisaron el miércoles 13 de Noviembre
en la Biblioteca de la Casa Encendida sobre poemas de Oscar relacionados con
reinterpretaciones de San Juan y de Machado, además de sobre otros poemas del
libro “Hay una jaula en cada pájaro”. El concepto es un trío en el que la
música electrónica se combina con la palabra en un formato basado en una
improvisación simultánea, que no asume las estructuras improvisatorias clásicas
de músicas declaradas como tales. De algún modo, los tres asumen una libertad
en cuanto a las imágenes sonoras que van de lo visual a lo emocional o
metafórico, sin abandonar ciertas actitudes que parecen trabajar sobre la idea
de “paisaje sonoro”. La puesta en escena es sencilla, los “actores” pasan del
escenario (al mismo nivel que el del público) a unas sillas (sobre las cuales
cambian sus posiciones con una propuesta de igualdad estética) en las cuales cuentan y
sobre las cuales son interpelados por el público, en una salida constante y en
una ruptura de los espacios como roles que nos recuerda a las
concepciones de Artaud. El debate es improvisado también, y vacila desde lo
especulativo a lo emocional, de lo procesual-vital a lo fenomenológico de su
propuesta. Más allá de la capacidad imaginativa de cada cuál, capaz de generar
imágenes visuales o sonoras desde la escucha, son muchas más las preguntas que
suscita que las respuestas que otorga, de manera que la puesta en escena parece
devenir una especie de bosque lleno de riesgos estéticos. ¿Cómo sobrevivir con
la sobreescritura de una improvisación simultánea que músicas como el jazz
evitan de plano? Sin entrar a establecer un juicio de valor, sí se presenta como
una zona de riesgo, en la que a veces el resultado parece resultar, y en otras
da pie a una oscuridad no necesariamente brillante. ¿Cómo lidiar con la
improvisación simultánea de materiales semánticamente disímiles? Es bien sabido
que en la evolución de la relación sonido palabra (de la cuál el mejor análisis
que ha llegado hasta mis manos es el texto de Neubauer publicado en España en
el año 1992, “La emancipación de la música”) esa jerarquía de la palabra
llegaba hasta el punto de los insultos de Goethe a Schubert por "ensuciar" sus
poemas, y que no fue hasta bien entrado el s XIX cuando ambas se pusieron a una
misma altura. Sin embargo, las estructuras no eran tan libres, y determinados
órdenes, tanto en lo poético como en lo armónico, mantenían a la bestia
controlada. No es la propuesta de Oscar y AMC313 acercar los tres elementos al
ámbito meramente sonoro, sino, a mi parecer, mantener las características individuales de cada
medio, establecer quimeras de diferentes materiales en las cuales la mezcla
produzca aperturas. Si el espacio poético ansía estas puertas, o si las necesita
para ampliar sus significados estéticos constituye una discusión dialéctica que
gravita en las dos direcciones. Si la propuesta facilita o confunde, si amplía
u obstaculiza, es una pregunta que el propio riesgo asume. El
siglo XX es el siglo de las mixturas, de cotejar los umbrales hipotéticos de
los medios, de hacerlos dialogar, de romper sus límites, de establecer nuevas
relaciones. La experimentación sigue, añadiendo preguntas activas ante las cales
cada uno es dueño de la posición que decide ocupar en busca del significado poético. Una gran velada. </div>
<!--EndFragment-->pasapehttp://www.blogger.com/profile/08804711776555193895noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8477804850614731930.post-18869331820110094912013-11-07T10:00:00.003+01:002016-10-26T02:11:04.387+02:00 MOLDEANDO VOLUNTADES<!--[if gte mso 9]><xml>
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<br />
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-size: 18pt;"> </span>En el año 1951, el gobierno de Estados Unidos subvencionó
uno de los proyectos de investigación más controvertidos del siglo XX. Con el
fin de utilizarlo para fines militares, encargó a un grupo de profesores
universitarios, entre los que se encontraba el tristemente conocido Ewen
Cameron, un estudio sobre los efectos del aislamiento sensorial y sus efectos
sobre la voluntad. Querían modelar la voluntad de sus víctimas para sus propios
beneficios. ¿Por qué quiero hablar de esto, aquí, hoy? Una de las cuestiones
legalmente tipificadas y admitidas, no sólo por el código, sino por el sentir
general de la opinión pública, es la idea de voluntad como entidad sacralizada,
pura, definitiva. “Lo hizo porque quiso”, “lo hizo en contra de su propia
voluntad”. Sin embargo, por lo que se deduce de estos estudios, la voluntad no
es un estado de cosas puro, sino una criatura moldeable, incluso en adultos. A
nivel filosófico esto nos plantea una pregunta fundamental: ¿podemos disminuir
o incluso anular la responsabilidad de una decisión volitiva cuando esa
voluntad ha sido “manipulada”? Si la respuesta, evidentemente, dista mucho de
ser, de forma determinista, afirmativa o negativa, sí debe, en todo caso,
formar parte de la ecuación evaluativa, tanto desde el sentido común, como
desde el punto de vista legal. Es
más, me atrevería a afirmar que cualquier conducta dirigida a producir
aislamiento sensorial (o social) debería ser tipificada, sea este aislamiento
provocado para cualesquiera fin al que se destine. En el caso del ejército y
sus fines militares, conseguir confesiones firmadas o incluso escritas de
propia mano era uno de los objetivos primordiales. Desde aquellos años, el
ejército de los Estados Unidos (como pionero), y muchos otros ejércitos
internacionales, han utilizado estas técnicas. El caso paradigmático es el caso
de los presos de Guantánamo, sometidos a un aislamiento cruento, sin haberse
podido demostrar, en la mayoría de los casos (si no me falla la memoria sólo en
tres casos) ninguna vinculación con hechos terroristas. Pero si traigo aquí la
reflexión sobre estos procesos, es para ponerlos en relación con el caso
Viseras. Uno de los mecanismos de control del entrenador Carballo era, como
todo el mundo reconoce, incluso él, llamándolo “concentración”, el aislamiento,
en este caso social. Se me podría objetar, y con razón, que desde el punto de
vista científico, no podemos extrapolar los resultados de un estudio sobre el
aislamiento sensorial a un caso de claro aislamiento social. Pero, ¿es posible
disociar el aislamiento sensorial del social? ¿es la pérdida de la voluntad una
consecuencia del aislamiento sensorial exclusivamente, o, más bien, de un
aislamiento social, que es, en verdad, la consecuencia de aquel? No creo que
haya ninguna duda sobre la estrecha vinculación de ambos mecanismos,
indisociables. De manera intuitiva, el criminal los conoce a la perfección. Y
para los defensores de las bendiciones infinitas a ilimitadas de la voluntad,
quizá sería necesaria una reflexión mayor sobre los componentes que la moldean,
para observar como pederastas y manipuladores de todo tipo (también políticos y
económicos) hacen de nuestra voluntad un territorio propio, para luego dejar a
nuestras espaldas una responsabilidad que ya, desgraciadamente para nosotros,
no nos pertenece. <span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><o:p></o:p></span></div>
<!--EndFragment-->pasapehttp://www.blogger.com/profile/08804711776555193895noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8477804850614731930.post-74258835416320734112013-10-26T13:03:00.002+02:002013-11-04T10:02:23.354+01:00HODOLOGÍAS. Sobradillo. Espacio vivido. Juanma González<!--[if gte mso 9]><xml>
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<br />
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEje7cvXQWkrO2TFL1-HPhjMzyER1V8WceWNBNanSIBZTc19SrQZ9m4-HxQw-dqq7_WQW_qHk59ECsEqtVTGdGoYZ3hHRmrXqOOgyajSvuMRd3JajbxNQOZh69SPctBzD6AjkYnDQ1_bfvo/s1600/PA260003.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEje7cvXQWkrO2TFL1-HPhjMzyER1V8WceWNBNanSIBZTc19SrQZ9m4-HxQw-dqq7_WQW_qHk59ECsEqtVTGdGoYZ3hHRmrXqOOgyajSvuMRd3JajbxNQOZh69SPctBzD6AjkYnDQ1_bfvo/s320/PA260003.JPG" width="213" /></a></div>
No es difícil empezar a
hablar de la propuesta de Juanma González. Pero quizá es conveniente empezar
por el principio: Juanma se remite al proyecto de parcelación de las fincas de su pueblo, Sobradillo, y a las contradicciones humanas que esa parcelación produce: de una
lado, la racionalización de la propiedad privada en unidades controladas y
controlables, cuantificables. De otro, la arbitrariedad de estas líneas con
respecto a las emociones y las líneas naturales de vivencia y trabajo.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>¿De dónde surgen las líneas divisorias?
Del concepto de propiedad privada tal y cómo<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>empieza a entenderse en el siglo XVIII, sin duda. No de la idea de
uso, sino de la idea de pertenencia. No de la idea de trabajo, sino de la
idea de posesión. Las líneas naturales devienen líneas rectas. No hace falta
más que mirar un mapa de África, o acercarse al problema de los indios
norteamericanos, para darse cuenta de que el proceso de parcelación de
Sobradillo responde al mismo modo de pensar. El registro y la notaría de los
espacios nada tiene que ver con el trabajo, nada tiene que ver con la relación
de los hombres con la tierra. ¿Dónde quedan nuestras emociones? Ninguneadas
hasta el exterminio y humilladas en la mayoría de los casos. ¿Qué queda de nosotros en la tierra?
Es ese el reclamo que parece pedir Juanma González. Una memoria que apela a una
relación con el espacio y con la tierra en cuanto espacio vivido, tal y como él
mismo apunta en sus antecedentes teóricos. Hace tiempo ya que pienso que las
piedras en sí no son nada. Cuando digo piedras me refiero a monumentos,
íconos, etc… La piedra en sí es la historia que vehícula. En uno de mis últimas
entradas hablaba ya de eso, a mi paso por Dresde, en relación a la estación de
Neustadt<br />
<div class="MsoNormal">
(<a href="http://www.pasape-cronicasviajeras.blogspot.com.es/2013/10/dresden.htm">http://www.pasape-cronicasviajeras.blogspot.com.es/2013/10/dresden.html</a>)
En la fotografía, el trabajo de Bleda y Rosa parece apelar a una idea muy
similar. Las ciudades, como espacios habitados, no son lo que se ve, lo que se
toca, sino cada una de las historias que esos espacios "memorizan". Nos hemos
cansado ya de ver la imagen repetida del turismo, fotografiándose junto a los
grandes monumentos. Una foto que indica “yo estuve allí”, una idea de viaje que
empezó a diluirse ya a mediados del XIX, porque lo importante ya no es “yo estuve
allí”, sino qué me pasó allí (en relación a esto acabo de escribir una entrada
sobre mi experiencia berlinesa y la puerta de Bradenburgo.
(<a href="http://www.pasape-cronicasviajeras.blogspot.com.es/2013/10/la-fotografia-es-una-criatura.html">http://www.pasape-cronicasviajeras.blogspot.com.es/2013/10/la-fotografia-es-una-criatura.html</a>)) En esas fotos de los hombres junto a los lugares, sólo sentimos vacíos. El
turismo es la vivencia del vacío. Del mismo modo que la compartimentación técnica. Decía Cartier: “No hay que ir a los lugares,
hay que vivir en ellos”. Nuestros monumentos (nuestros espacios) no son los
íconos de un espacio cualquiera, sino nuestros propios íconos. Son las
historias que vivimos en cada uno de los lugares. Las piedras, en sí mismas, no son nada.
Pero si esa piedra me ha visto pasar, me ha escuchado, me ha sentido, entonces
la puedo elevar a ícono propio. Puedo sacar su molde y hacerle un espacio
sagrado en una sala, sólo para ella. Desde fuera, la piedra es ingenua. Pero si
te transporta a la memoria que posiblemente guarda, de manera invisible, si tu
imaginación te permite proyectarte, la piedra es potencia de todas las cosas. Y
no sólo te permite una experiencia estética, personal, sino que te permite
mantenerte alerta en cuanto a la forma en que las instituciones económicas,
sociales y políticas conciben tu vida. En la forma en que esas mismas
instituciones consideran tu espacio, y, por tanto, a ti mismo. Así, la piedra de
Juanma funciona también como una alerta.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>En los movimientos sociales de los últimos años, a saber,
fundamentalmente el 15M, hemos observado una entrada de los espacios
personales, un intento de politizar, en el mejor sentido, las emociones. Hace
tiempo escribí un artículo llamado “El beso del 15 M” (<a href="http://odahirvanderlinde.blogspot.com.es/2011/07/el-beso-del-15-m.html">http://odahirvanderlinde.blogspot.com.es/2011/07/el-beso-del-15-m.html</a>),
en el que consideraba ese como uno de las verdaderos puntos revolucionarios del 15M.
Algo de eso emana de la piedra de Juanma. Algo verdadero de lo que el Arte
conceptual de los últimos años andaba, y anda, escaso…<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<!--EndFragment-->pasapehttp://www.blogger.com/profile/08804711776555193895noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8477804850614731930.post-49880286608791296132013-09-28T17:39:00.001+02:002013-09-30T16:03:34.201+02:00Heimweg. Zhang Yimmou. 1999<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiFBK8kuOHd3K6VxTbCfi58TJWHcjklQ-nSE6F5Ragnfb-DjsvWSthcPHgMFyohhQ_hcZErCwZnhc0CVyaw-gjwDPVQYVyoObzzmEgLH5IP5yjyxwzMd9TDPMflRrTD7A8XmLUVoiCMkqA/s1600/en+la+terraza+web.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="235" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiFBK8kuOHd3K6VxTbCfi58TJWHcjklQ-nSE6F5Ragnfb-DjsvWSthcPHgMFyohhQ_hcZErCwZnhc0CVyaw-gjwDPVQYVyoObzzmEgLH5IP5yjyxwzMd9TDPMflRrTD7A8XmLUVoiCMkqA/s400/en+la+terraza+web.jpg" width="400" /></a></div>
<br />
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Macht es Sinn über einen Film schreiben, der vor 14 Jahren
gedreht wurde? Auf diese Frage hat der Film selbst die richtige Antwort. Worüber
spricht Yimmou in “Heimweg”? Durch die Erzählung, die Bilder selbst, und durch
das Tempo des Filmes und des Lebens im Film spricht Yimmou über etwas Tiefes,
nämlich “Worin besteht das Menschliche?”<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Die Erzählung ist ganz einfach: Ein junger Lehrer ist in ein kleines Dorf gegangen, um als Lehrer des Dorfes zu arbeiten. Es ist
schon klar, sogar wenn Yimmou nicht sehr es betonen will, dass der junge Lehrer
andere Ideen über Politik und Bildung hat, als die, die in der “Kulturellen Revolution” von Mao eingesetzt wurden. Die junge Yi ist auf den ersten Blick in
ihn verliebt. Diese Liebe, die Liebe von Yi, ist geduldig. Es ist eine Liebe,
die mit dem Tempo der Natur zu tun hat. Sie (die Liebe) ist weiss, gelb, grün und rot, wie
die Farben des Tempos der Natur. Es ist eine Liebe, die nichts erwartet, die
nur eine unterbrochene und stille Freude bringt, die immer in der Gegenwart ist.
Wie die Bildung, an die der junge Lehrer glaubt. Die Bildung, die ganz tief in
unserer Seele für immer bleibt. Diese Bildung ist keine technische Bildung,
sondern eine menschliche Bildung. Es geht darum, wie man mit der Natur, mit den anderen, und mit sich selbst, in Gleichgewicht und Freude leben kann. Es geht um das, was im Leben wichtig ist (was bleibt), und was im Leben kurzlebig ist. Liebe
und Bildung sind im Kern des Lebens, sogar wenn sie beide in einem
kleinen Dorf stattfinden. Das Prestige, das Schnelle und das Laute interessiert das Ehepaar überhaupt nicht. Das interessiert Yimmou, als Regisseur, auch nicht.
Diese Geschichte spricht darüber, wie wir leben, wie wir in Europa denken, wie unsere politische Entscheidungen unsere Welt verändert, wie wir und langsam von uns entfernen. Yimmou schafft etwas nicht Einfaches; er verzichtet auf Effekte und dramatische Szenen. Durch die Blicke, die
Farben, das Tempo, die Details (z.B. wie Yi ein Taschentuch um einen Napf
faltet) erzählt uns Yimmou über das Leben. Manchmal verlieren wir den Weg.
Manchmal vergessen wir alles. Aber immer, immer, wenn wir gerade vor “Das rote
Kornfeld”, “Rote Laterne”, “Keiner weniger”, “Under the Hawthorn Tree”, u.s.w<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>stehen, können wir fühlen, wie das
echte Leben klopft.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<!--EndFragment-->pasapehttp://www.blogger.com/profile/08804711776555193895noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8477804850614731930.post-7910357329653578952013-07-25T17:50:00.003+02:002013-07-25T17:58:59.109+02:00¿DEBE PRESCRIBIR EL ABUSO SEXUAL INFANTIL?<!--[if gte mso 9]><xml>
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<br />
<div class="MsoNormal">
¿Cuál es el factor determinante para considerar un delito
preescrito? ¿Cuáles son los factores a tener en cuenta para una definición del
código que lleve a, en caso de abusos sexuales infantiles,<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>determinar la prescripción en “veinte
años después de que la víctima alcanza la mayoría de edad? No conviene adoptar
posiciones rígidas que nos lleven a la intolerancia; es necesario valorar
muchas cosas para evitar el linchamiento colectivo como arma. Pero es necesario
también conocer las consecuencias de los delitos. Y reflexionar, a la luz de
los nuevos casos, en este caso tras la salida la luz de la denuncia de Gloria Viseras contra Jesús Carballo, ex seleccionador nacional de Gimnasia artística, no sólo para modificar cuestiones de código, sino para
modificar actitudes, comportamientos, y contextos que faciliten delitos como
este, en el que el aglutinante de poder, con cualesquiera objetivo (sea este el
que sea) es caldo de cultivo de este tipo de abusos.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Desde el punto
de vista médico, los que trabajamos con pacientes aquejados de dolor crónico, o
“patologías” funcionales (como síndrome de fatiga crónica, fibromialgia,<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>colón irritable, etc…) consideramos
siempre en nuestro <i>Assesment</i><span style="font-style: normal;"> inicial la
posibilidad de que el paciente haya sido sometido a tales abusos (más aún teniendo en cuenta, desde el punto de vista epidemiológico, la desgraciadamente
alta incidencia). Según el </span><i>Textbook of Pain</i><span style="font-style: normal;">, el 95% de los adultos que han sufrido abusos
durante la infancia tienen una alta posibilidad de sufrir trastornos
viscerales funcionales. Según diferentes artículos, de los cuales me remito a dos, como modelos, (</span><a href="http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/10641468">http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/10641468</a></div>
<div class="MsoNormal">
<a href="http://www.healthcentral.com/chronic-pain/c/27148/132233/childhood/">http://www.healthcentral.com/chronic-pain/c/27148/132233/childhood/</a>)<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>aún habiendo
todavía mucha discusión, la relación "abuso sexual infantil-dolor crónico" en la
edad adulta es muy estrecho. La explicación nos la dan los conocimientos en
neuroplasticidad: la llamada “sensibilización central” (<i>Central Sensitization</i>). Hoy sabemos que este tipo de traumas pueden ser (aunque no siempre lo son ni siempre llegan a producirse) el primer desencadenante de esta "sensibilización central", a través del llamado <i>Stress postraumático</i>. ¿Pero qué es la <i>sensibilización central</i>? La <i>SC </i>es un estado de alerta continua del sistema
nervioso central, sistema que está, en realidad, sólo preparado para
situaciones de alarma puntual (Sapolsky, 1994). Como consecuencia de este estado mantenido, el
propio sistema nervioso da lugar a cambios tróficos y químicos que “sostienen”
el estado de alarma, estado que produce dos consecuencias: la primera, una alta
fatigabilidad, la segunda, un estado de exceso de sensibilidad (<i>hiperexcitabilidad neurofisiológica</i>), tanto física
como psíquica, que va a hacer al Cerebro interpretar los estímulos como si
fueran potencialmente dañinos, y, por tanto, considerar en su interpretación los estímulos normales como estímulos dolorosos. Esto puede llevar no sólo a
situaciones de dolor crónico, sino que el mundo médico, entrenado en el modelo
alopático, considere dañadas estructuras que no lo están, dando lugar a un
hipermedicalización y a intervenciones quirúrgicas a todas luces innecesarias.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>En el Modelo
del Organismo Maduro (<i>Mature Organism Model</i><span style="font-style: normal;">)
descrito por Louis Gifford en 1998, podemos ver como el organismo funciona como
un centro de sampleo del exterior y del interior para establecer la mejor
estrategia adaptativa al entorno (tanto exterior como interior). Las variables
utilizadas en este sampleo incluyen no sólo la cultura, el pensamiento, y los estímulos sensiitivos y motrices, sino las experiencias personales,
pasadas, propias y ajenas, y las experiencias emocionales; que son las que,
obviamente pesan más en el modelo infantil. Una vez establecida la estrategia,
el organismo se adapta para sobrevivir. ¿Pero es esta estrategia siempre
exitosa? En absoluto. La plasticidad neuronal es, al mismo tiempo que la vía de
curación, la base de los trastornos crónicos. En muchos de estos casos, la mayoría, la
estrategia es "maladaptativa".<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Quiere esto decir que la base del comportamiento biológico, psicológico,
y social, será, en la mayor parte de los casos, en un niño que ha sufrido
abusos, el de una mala adaptación a esos entornos. Desde el año 77, en que Engel
definió su </span><i>Byopsicosocial Model</i><span style="font-style: normal;">,
en parte basándose en los descubrimientos de Melzack y Wall, que en el año 66
publicaron en la revista </span><i>Science</i><span style="font-style: normal;">
“</span><i>Pain Mechanisms; a New Science”</i><span style="font-style: normal;">,
es imposible considerar estos espacios por separado. Nuestro Pedro Laín
Entralgo abrazó desde sus comienzos el nuevo paradigma. Basándonos en él, no
podemos considerar aislado ninguno de los acontecimientos bio, psico, o
sociales, en el itinerario vital (mucho más allá de los veinte años que siguen a la llegada a la mayoría de edad) de cualquier persona, ni sus influencias sobre ella en su totalidad. </span></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="font-style: normal;"> La persona; ese centro de la monumental “República poética” de Robert Burton (<a href="http://odahirvanderlinde.blogspot.com.es/2011/07/robert-burton-una-republica-poetica-y.html">http://odahirvanderlinde.blogspot.com.es/2011/07/robert-burton-una-republica-poetica-y.html</a>)
, que ya en el siglo XVI escribió :</span><span lang="EN-US" style="color: #c1c1c1; mso-ansi-language: EN-US;">“vigilarán que ningún funcionario, bajo pretexto de
autoridad, sea prepotente con sus inferiores y que como las bestias salvajes,
ni oprima, domine, despelleje, muela, pisotee, sea parcial o corrupto”</span> .
Ese debe ser nuestro fin. Reflexionar para que esta nueva República a la que
aspiramos gravite en torno a las personas, evite el abuso de ellas,<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>y no deje impune a los que por propia
voluntad actúen contra ellas.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<!--EndFragment-->pasapehttp://www.blogger.com/profile/08804711776555193895noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8477804850614731930.post-59536854294187922192013-07-22T23:30:00.000+02:002016-12-05T13:45:03.412+01:00GLORIA VISERAS: Una gesta olímpica.<!--[if gte mso 9]><xml>
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<br />
<div class="MsoNormal">
<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>El deporte está plagado de gestas deportivas. Podría remitirme a ellas de memoria
durante horas. Sin embargo, el deporte está plagado de, en comparación, pocas gestas
que vayan "más allá" de lo deportivo. Pero es en ese espacio<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>donde el deporte
adquiere la magnitud a la que verdaderamente aspira. Ese espacio privativo en donde aparece su magia. Donde el juramento olímpico coquetea con
algo llamado “verdad” y donde los anillos establecen sus vínculos. El deporte
español escasea de dichas gestas. Quizá el esfuerzo solitario de los que llegaron
desde la tierra yerma que había dejado la dictadura. Pero cuando algunas
hierbas empezaron a crecer, aquí se pensó que vivíamos en las grandes praderas
americanas. Y aunque vivamos esta aparente edad de oro del deporte español
(quizá el final de una suerte de maravillosas individualidades) el deporte
olímpico necesitaba, para aspirar a ese "más allá", gestas como aquella de Fillol después de que Argentina
ganara el Mundial del 78. Videla, que hizo desaparecer a toda una generación de
argentinos, estrechaba uno por uno la mano a los vencedores. El último era el "Pato" Fillol; el guardameta. El que guardaba la puerta del Paraíso. Fillol le negó la
mano a un Videla que había asesinado a miles de argentinos. Después de todos
estos años, Fillol vive mucho más en mi memoria que los goles de Kempes. Hace unos meses, Gloria Viseras denunció a Jesús Carballo por
abusos sexuales en la época en la que Fillol le negaba la mano a Videla. El
silencio de todos estos años engrandece aún más su gesta. Porque un silencio tan grande sólo puede ser consecuencia de un dolor del mismo tamaño. Porque ha llevado
su dolor en silencio todos estos años, y porque si el sueño olímpico (ese
vertedero de lágrimas de emoción que hace uno en la imaginación mientras trabaja día a día
hasta la extenuación) puede confundir a cualquiera, mucho
más a una niña entregada a su sueño, ingenua quizá, y sin armas para comprender lo
incomprensible. Su relato es de una verosimilitud aristotélica y admite pocas
dudas para los que, de un modo u otro, tuvimos una vinculación con la gimnasia
artística de aquellos años. Su silencio sólo demuestra que es difícil articular lo inefable, especialmente cuando el abuso de un pederasta hace a una niña confundir los valores, los conceptos, y las emociones más básicas; todos los elementos con las que deberá hacerse adulta. Gloria denunció a Carballo poco antes de terminar
el año olímpico. Unos meses después ha dejado en evidencia la hipocresía de las
instituciones deportivas de este país, y a la Federación de Gimnasia, sin duda responsables de algo mucho más grave; un silencio institucional en el momento de los hechos, cómplice de un interés más por los logros que por los medios, y de un silencio a día de hoy más fruto de una incapacidad que de una toma de partido. Las instituciones deportivas no sólo abandonan a las personas que habitan en el interior de sus deportistas una vez utilizados para la bandera que portan, sino que funcionan con el mismo esquema de autoridad-abuso de poder de cualquiera de nuestras otras instituciones; políticas, sociales, y financieras. Contra todo eso grita Gloria Viseras. Tan alta es la bandera y la aspiración que enarbola. El deporte de hoy luce en gran parte por la conciencia colectiva sembrada poco a poco en la época de la tierra yerma (especialmente en los deportes que no eran de masas) por algunos deportistas como Gloria, que iniciaron nuestro olimpismo moderno. A día de hoy, el deporte español debería sentirse orgulloso de deportistas como ella, no sólo por sus participaciones olímpicas, sino porque siguen aspirando a ese espacio que va
más allá del deporte en sí; a ese sueño olímpico y a los valores humanos que lleva; un mundo en el que soñar de
verdad en noches de calma, un mundo en el que la victoria esté más allá del
otro, un mundo en el que haya desaparecido la inmundicia que lo contamina. Como Fillol, Gloria le ha negado la mano al
Diablo de la mentira. Ha defendido la puerta del Paraíso, la puerta de la
verdad. Y, pase lo que pase, pueda o no la Justicia hacerse digna frente a sí
misma, queda ya, para siempre, en el olimpo de la memoria. Porque esa es la única y
verdadera Gloria olímpica, la que uno se gana frente a sí mismo para el bien de todos.<span style="mso-spacerun: yes;"> Gracias y enhorabuena, Gloria. Un diez. </span></div>
<!--EndFragment-->pasapehttp://www.blogger.com/profile/08804711776555193895noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-8477804850614731930.post-79332147066382772182013-05-05T20:10:00.001+02:002013-05-05T20:10:18.147+02:00TEATRO BREVE Y A TIEMPO. ETS Arquitectura
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<br />
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
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<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Hay varias
razones por las que me apetece hablar de esta puesta en escena, que constó de
dos textos encadenados; “Encantado de no conocerle”, de Getsemany Valenzuela, y
“Lo bueno de las flores que se marchitan pronto”, de José Sanchís Sanisterra.
El grupo “Caín” ha sido capaz, en esta obra, en primer lugar, de llevar a la
escena (y fuera de ella), una idea del teatro como representación total, en
segundo, de establecer vasos comunicantes entre dos textos diferentes, y en
tercero, de mantener esa filtración, casi como isotopía, entre el escenario y
el afuera, y entre el interior de la escena y el exterior de la escena. La idea
de representación total, que ha sido anhelo no sólo de dramaturgos, sino de
pintores y músicos sobre todo durante el expresionismo y en la época de
vanguardias, fue llevada a cabo con una sencilla escenografía que marcaba, como
si fuera una intervención en el espacio arquitectónico, las líneas que
conducían a la taquilla, y al escenario. Esa línea, metaforizada en un concepto
filosófico de falta de autenticidad individual, acababa convirtiéndose en el
eje de la puesta en escena de la obra de José Sanchís, mucho después de que los
espectadores hubieran de permanecer a la espera, de forma premeditada,
guardando cola en la más estricta de las linealidades. La “butacalización”,
acto por el cuál cada uno ocupa su butaca, se hizo como parte de la actuación,
y la “desbutacalización” siguió el mismo procedimiento. Para que el segundo de
los puntos, la comunicación entre textos, fuera posible, los participantes del
segundo texto aparecían, como en una foto, observando la primera escena. Uno de
los personajes de esta salía del escenario, abriendo el espacio hacia el
exterior, mientras que la segunda se ponía a la cola en la segunda de las
escenas. La solución de continuidad, el cisma, quedaba resuelto sin renunciar
al “afuera”. Una maniobra mágica. Para que el vaso comunicante “filtrara” hacia
el público, se establecieron distintos planos de trabajo; en primer lugar, el
ya mencionado del público como parte de la escena, en la entrada y en la
salida, en segundo, la salida de los actores hacia el espacio del espectador,
con los cuales se mezclaban una vez abandonada la escena, y, por último, la ya
mencionada interacción experimental, basada en una identificación múltiple
basada en los significados metafóricos del concepto “línea”. Para conseguir sus
objetivos, el grupo renunció a establecer el nombre de los textos y a sus
autores en los carteles de anuncio, democratizando la acción en cada uno de sus
rincones, liberó a la escena de todo artificio, y, con una sencillo banco, una
línea, y una penumbra, se dedicó a ofrecernos Teatro con mayúsculas bajo el
prisma de esa idea de Nabokov: “En los detalles es en donde germina y vive el
verdadero hecho estético”.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span></div>
<!--EndFragment-->pasapehttp://www.blogger.com/profile/08804711776555193895noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-8477804850614731930.post-47316907008571568172013-01-14T00:57:00.001+01:002013-01-14T00:57:27.397+01:00"Yerma" de Lorca y el "Banquete" de Platón. (CDN María Guerrero)<!--StartFragment-->
<br />
<div class="MsoNormal">
<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Leo “el
Banquete” de Platón en busca de algunas ideas sobre el Amor que espero
encontrar más en el discurso de Aristófanes que en el de Agatón o del propio
Sócrates. Me sorprende Pausanias, con su “no hay Afrodita sin eros”, frase de
la que podría hablar horas, pero llego a la idea de Aristófanes (del
Aristófanes de Platón, claro) que busco: “Eros es el nombre para el deseo y
persecución de esa integridad” (que es “llegar a ser uno solo de dos”). Aunque
lo busco por otras razones, la formalización del texto en Platón responde
(casi) siempre a una construcción dual, en la que ese “uno doble” es filosófico
y es poético. Como en “Yerma”, donde Lorca es teatral y en momentos de una
dulzura poética que nos amaina. En ambos, en Platón y en Lorca, se produce el
mismo juego; es Eros, el amor, una excusa, para hablar, en el primero, de
virtud y de justicia, en el segundo, de ese enorme tema lorquiano que es el
honor. En Platón, según Aristófanes, eros es el deseo, en Lorca, Yerma desea un
hijo. ¿Es sólo una pulsión, o representa algo más? En la concepción patriarcal
del mundo, un hijo representa el cumplimiento de un deber, de un destino, de un
rol, de una femineidad fértil; es, en suma, el cumplimiento de la institución
social primera, el matrimonio. ¿Y qué espacio le queda al amor al eros, al
deseo de un ideal que es en suma un ideal de bien? Si Yerma es yerma por culpa
suya o de Juan, nos es indiferente, pero que Yerma mate a Juan no lo es. ¿Qué
representa, esa muerte, para Yerma? Juan es un opresor literal, un vector
inocente; un hombre, pero es, a la vez, la esperanza del cumplimiento de su
femineidad, la esperanza de dar a luz un hombre nuevo que es en realidad la
continuidad de uno viejo; un niño nacido en un espacio cerrado, la casa, donde
apenas palpita el aire (que es, en realidad, metáfora de libertad). Pero Juan
representa también un compromiso con todas las leyes sociales reinantes; es un
compromiso con el honor, con la sumisión, con el encierro. En ellas, Yerma desaparece.
No tiene voluntad, no tiene voz. Matando a Juan, mueren todas de golpe, las
leyes, las esperanzas, y el opresor inocente (víctima a su vez de una opresora
aún mayor; la pobreza). De repente, Yerma se ve sola, y libre. Aunque la
tragedia es doble, tanto para la víctima como para el verdugo, esta escena crea
todas las condiciones de posibilidad para el nacimiento de un hombre nuevo, de
un hombre-niño con voz. Y no sólo eso, crea las condiciones para el nacimiento
de una cosa llamada amor, que era, en Platón, ya dije, deseo de una integridad
que no es sólo entre hombre y mujer, sino que es una integridad social; de bien
y justicia. El cordel que mata a Juan es como el portazo de Nora; un principio. Es la verdadera fecundidad. De eso nada parece decir Platón. </div>
<div class="MsoNormal">
<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Por la
tarde nos acercamos al María Guerrero a ver la representación de “Yerma”. Y
allí donde aparecen sutilezas textuales, deja el director vía libre a la
sobreinterpretación. Y allí donde aparecen símbolos y metáforas, se conforma el
director con un texto leído de forma literal, casi sin fondo. Me quedo con el
teatro de mi imaginación.</div>
<!--EndFragment-->
pasapehttp://www.blogger.com/profile/08804711776555193895noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-8477804850614731930.post-5477107713426164772013-01-12T22:27:00.004+01:002013-09-28T17:27:24.641+02:00SORGO ROJO. Zhang Yimmou.<!--StartFragment-->
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh0ehnVsVoXbDO58YtUhEQzzU5Yr-rJQfSVN3nrarWc8slGML4c8bMSdG6ntZVZAMRZHWXnyY2V0C-y-e-9LiHGClGh5_a4xRe2M-IKf81DsDlIClCcc_na7N8wYWk19iLMBGTXvBp8moQ/s1600/a%CC%81rboles+mu%CC%81ltiple+acoplada+1%C2%BA+versio%CC%81n+enfocada+y+preparada+WEB.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="265" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh0ehnVsVoXbDO58YtUhEQzzU5Yr-rJQfSVN3nrarWc8slGML4c8bMSdG6ntZVZAMRZHWXnyY2V0C-y-e-9LiHGClGh5_a4xRe2M-IKf81DsDlIClCcc_na7N8wYWk19iLMBGTXvBp8moQ/s400/a%CC%81rboles+mu%CC%81ltiple+acoplada+1%C2%BA+versio%CC%81n+enfocada+y+preparada+WEB.jpg" width="400" /></a></div>
<div class="MsoNormal">
En estos días de Enero aprovecho para que el Cine me
devuelva la vida que roba el frío. “Sorgo rojo” brilla sobre todos los demás
títulos. No quisiera hablar mucho de cine, ni entrar a detallar las escenas, ni hacer
una crítica del guión. Pero siento, cuando “leo” las películas de Yimmou, que
contar historias es mucho más que un guión perfecto. En esa escena primera,
prodigiosa, en la que los porteadores bailan con la joven en el palanquín a
cuestas está todo; esa fiesta, esa alegría (o esa crudeza, quién sabe si más crudeza que
todas las demás cosas) son la consecuencia de una cultura y de una experiencia
que va más allá del guión; está en la tierra, en el rostro, y en el cuerpo. Que
“Sorgo rojo” denuncia a los “japos” es una evidencia, pero más allá de eso
apela a un paisaje, a un vino, a un color, a una forma de salir y ponerse el
sol, a una forma de expresar la existencia y la supervivencia; a una verdad
propia que está en el espacio de lo irracional, en la médula misma de esa parte
de China, que es, de alguna manera, una parte de Yimmou. Esa apelación del cine
de Yimmou resuena con una forma de vida; es como si nos pidiera una vinculación
real con lo nuestro, que nos pidiera que formáramos parte del paisaje, que nos
confundiéramos con la tierra. De algún modo, es una llamada a esa “realidad
continua” de la que hablábamos los días anteriores. En cada película de Yimmou
hay algo de eso. Incluso en el “tempo” de su cine, Yimmou vive. “Linterna roja”
es así, “Ni uno menos” también, “Hero”, e incluso su último “Amor bajo el
espino blanco”, en el que sentimos el latido del adiós a través de una imagen
sin palabras en la que el agua se interpone y se despide para siempre, también. En
España, confundidos por nacionalismos y antinacionalismos, por federalismos y
caracteres nacionales de derechas, existe una turbulenta manifestación hacia lo
propio; una, orgullosa y soberbia, otra, pudorosa y “rechazosa”. En ninguna de
las cosas de la bandera se haya eso que canta Yimmou, pero sí en la niebla de la
mañana, en el color de los cielos matutinos, en el crujido del saltamontes en
verano, y en el sabor del madroño y del aceite. Con eso, con ese olivo que
acaricia el horizonte o con el mar bravo, es con lo que nos hacemos a nosotros
mismos; en lo que nos definimos peninsulares y desde donde nos sorprendemos por
lo transnacional, por lo nuevo, por lo otro. Más allá de eso, sin negar la
justicia verdadera e imperecedera, sólo vive el rencor. </div>
<!--EndFragment-->
pasapehttp://www.blogger.com/profile/08804711776555193895noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8477804850614731930.post-73627684552536108942013-01-06T22:00:00.000+01:002013-01-13T14:35:59.958+01:00CODIGO 46, Michael Winterbottom. (2003)<!--StartFragment-->
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiL3P4qPLTi8Y5zJVLRCbqGrjiJ8TQYxcp8Fvzikv-2m2kyooxuC-PfWuBfLYXqnubGHyKgeGV4ZQEoeLVXR9iu7BZZ_-BnHG878SHeKS27feBIjjL9NRBBdia01VhRRv6dXlwiG05WBf8/s1600/P1040217.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="266" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiL3P4qPLTi8Y5zJVLRCbqGrjiJ8TQYxcp8Fvzikv-2m2kyooxuC-PfWuBfLYXqnubGHyKgeGV4ZQEoeLVXR9iu7BZZ_-BnHG878SHeKS27feBIjjL9NRBBdia01VhRRv6dXlwiG05WBf8/s400/P1040217.JPG" width="400" /></a></div>
<div class="MsoNormal">
Dicen que han venido los Reyes Magos. Aprovechamos un día
como ese para ver Código 46; y la metáfora de la película nos abruma, no
hablándonos de historias lejanas en escenarios exóticos, sino hablándonos de
nuestra realidad misma. A María Zambrano le parecía que había que recuperar la
metáfora como forma de pensamiento, como modo de hacer filosofía. Infinita
sabiduría la de la metáfora. Por supuesto, la Zambrano tenía el bebedizo mágico
en la Grecia de Pericles y “periPericles”; esa era la forma de hacer de Platón.
Me pregunto qué metáfora traen los Reyes Magos y doy brazadas como las del
Leandro griego, casi al aire. Pero, con el frío, viene la claridad; ante un
niño pobre, nacido en un pesebre, traen los Reyes, que en ningún sitio dice que
fueran Reyes (Rey quizá como metáfora de sabiduría, del que sabe ver, del que
hace el viaje hacia el centro mismo de las cosas), de todos lados, no otra cosa
que adoración. De los regalos, sólo materias primas, oro, incienso, mirra.
¿Adónde ha ido la metáfora hoy? Los regalos, hoy, sólo llegan a aquellos con
posibilidades, y no les adoran sino les aturullan con paquetes en los que
mayormente no hay ni una sola materia prima: sólo productos finales, no
materiales con los que crear. Es más difícil matar una metáfora que una
realidad, pero este año me pido que no me traigan nada. Y me lo conceden. No
resulta casual la “lectura” de “Código 46”. En ella, aunque el principio parece
imitar una realidad similar a la nuestra, creo que con toda intención, existen,
en la práctica, dos espacios: un “dentro” y un “afuera”. El afuera no interesa,
son los desheredados, en ella, todo es posible, porque no pone en peligro la
realidad verdadera del “adentro”. Pero en el adentro, a través de virus se
controlan los pensamientos ajenos, a través de coberturas se permite la
movilidad, y mediante sencillas operaciones se borran las memorias ( recuerdos
y experiencias) específicas que pueden alterar el funcionamiento del sistema.
Es una versión avanzada y mucho más genetizada, del mundo feliz de Huxley. En
él, las emociones y los recuerdos deben ser controlados al máximo. Pero no es
Ciencia ficción; si somos capaces de aceptarlo, en nuestro mundo existen todas
esa metáforas, y, en cierta forma, en nuestra mano está el grado que acaben por
alcanzar.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span></div>
<!--EndFragment-->
pasapehttp://www.blogger.com/profile/08804711776555193895noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8477804850614731930.post-68403501078258385212013-01-01T18:24:00.000+01:002013-01-14T01:01:23.343+01:00La Vallecana San Silvestre despide los años con la alegría que necesitan las despedidas y la firmeza con la que debe ser construida esa alegría. En la cola de los treintaytantos mil corredores, Elena, Miguel, y yo nos disfrazamos con nuestras mejores galas y no dejamos de festejar que se va el 2012 mediante una actividad colectiva, y sin perder el rictus que te dan unas gafas verdes, una pajarita roja, una camisa de rayas de colores y un gorrito lapón, al grito de “Sanidad, pública”. La vallecana fue una de las pocas alegrías de Vallecas en los años más duros del “caballo”, y, habiéndose mercantilizado hoy al son de Nike, abandonado en parte su carácter “popular”, apela a sus raíces en el cántico social y en el disfraz que los ortodoxos llaman “piratas”. Recuerdo aún el año en el que, en Canillejas, Benítez tumbó a McLeod. No fue Benítez un héroe, claro, pero el grito de los atletas en la meta, aquel “popular, popular, popular”, dicho con verdadero enfado, me impresionaron, en aquel año 84. Ahora ya no se sueña con careras populares, ahora se sueña con recuperar algo que es de todos y para todos: el derecho a una sanidad y una educación gratuita y de calidad como único medio capaz de garantizar una cierta igualdad de oportunidades.<br />
Antes de medianoche, empiezo con los papis una última partida de “Pocha”. La interrumpimos cinco minutos antes de la medianoche, para escuchar patochadas a Imanol Arias y las doce campanadas. Después seguimos jugando como sin querer que el mundo dirija nuestros pasos, manteniendo una “nuestra” realidad continua, de la que quizá hable mañana.pasapehttp://www.blogger.com/profile/08804711776555193895noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8477804850614731930.post-291466274937494822012-12-25T21:21:00.000+01:002012-12-25T21:21:36.970+01:00ESTRELLA DISTANTE. Roberto Bolaño Hay tanta mitología en torno a Bolaño, y, en este caso en torno al triangulo doble Bolaño / Zurita (Wieder) que hacer lo que voy a hacer; simplemente tratar de comprender la novela, puede resultar estúpido. Pero lo diré de entrada. Es lo que voy a intentar.<br />
Conocí a Zurita en Madrid el año pasado, y no me lo imagino en estas disputas que él mismo alienta. En todo caso; un verdadero hombre sabio (cuyas iniciales diremos CFL), que trabaja en el silencio verdadero, me decía hace unos meses que desconfía de las posiciones vitales de los poetas en torno a conflictos históricos “pesados” (que a él le hubiera gustado llamar “literariamente rentables”). La crítica literaria justa; esa que alentaba Machado, no es evaluativa. Ni impresionista. Cualquier escuela, cualquier tendencia, es un anti paraíso. La novela de Bolaño es, sencillamente, espeluznante. Y en ese "espeluznante" que escribo hay, como le hubiera gustado decir a los difuntos Pat Wall y a Ron Melzack en los mediados sesenta, tres cosas: una objetividad material, una emoción, y una interpretación evaluativa. Entre paréntesis, deberíamos añadir la "Gate Control System" a la crítica literaria. Nos iría mucho mejor.<br />
Leo “Estrella distante” por consejo de Pau Sanmartín; alguien que reparte su talento entre vespas y bibliotecas sonoras. Lo lógico es que yo le hubiera convencido, hace años, de que era él el que tenía que leer “Estrella distante”. Pero así ha sido. Y mejor así. <br /> La maravilla de la novela está en la metáfora, para mi doble, que porta. Chile, es, sin serlo, sólo una excusa. La aldea de Bolaño, de la que hablaba Tolstoi poquito antes de morir. Hay determinadas situaciones, momentos históricos, en que el hombre como hombre alcanza lo peorcito de sí mismo. El Chile del 73 es uno de ellos. Los judíos, que han tenido la suficiente plata para transmitirlo, han transmitido la idea de que es imposible hacer Poesía después de Auschwitz. Sea o no cierto (no me identifico para nada con ello, más al contrario, no sólo no lo considero imposible, sino necesario) Bolaño juega en esa novela con esa idea, y a través del personaje de Wieder intentar hacer convivir estos dos materiales; la poesía y el mal. Wieder queda como una quimera, como un monstruo, como un grutesco medieval; hecho de materiales imposibles; de mal y de poesía. Me pregunto si Bolaño los considera antagónicos, o simplemente materiales que chisporrotean a su contacto. En esa comunión queda la realidad chilena, que es en realidad una y mil realidades: ¿Qué nos queda, -parece decir Bolaño- cuando la única poesía posible queda en manos del Diablo? ¿Es ese el Chile de aquellos años? ¿fue esa la Europa sin “arte degenerado”? Quizá por eso, en ese desierto, con la desaparición de esa otra parte, poética, a-corporal, a-terrestre, no objetiva, guste Bolaño de confundir realidad con ficción. Quizá porque esa confusión no sea una confusión sino una realidad; la única posible en el que el aire sea un aire respirable; esa realidad en la que junto al transcurrir biológico, social, y racional, llevamos poesía, en cualquiera de las carnalizaciones del término. La metáfora es doble; diablo-poeta, realidad-ficción. En una triple dicotomía el Bolaño personaje se presenta como alguien que no quiere matar a Wieder; el Bolaño escritor no puede con el rencor. Quizá con la creencia en una suma justicia le atraviesa el cráneo con un tiro seco, en la soledad de una ciudad de mar en invierno. <br /><br />pasapehttp://www.blogger.com/profile/08804711776555193895noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8477804850614731930.post-78569908276153094902012-09-12T14:41:00.000+02:002012-09-13T13:00:39.393+02:00CLAROSCURO DEL BOSQUE, REMBRANDT, GOMBRICH, Y DJOKOVICAsí habían titulado Jose Luis Gómez Toré y Marta Azparrén su maravilloso libro, en el que, casi asemejando una isotopía, se encuentran el trazo y el verso imitando el encuentro entre el viejo Heiddeger y Celan, los dos lados de los años oscuros. Para ello; la Schwarzwald, adonde no me canso de ir cada navidad a visitar a la mujer de las flautas Ganassi; a Monika Musch. Este lunes, sobre las nueve de la noche hora española, en Nueva York, se juega la final del último “Major”; el Open U.S.A. Mientras yo ajusto mis últimas cuentas con Gombrich para mi examen de Historia del Arte del día siguiente, Murray mantiene el tipo ante un gran Djokovic. No sólo psicológicamente, sino tenísticamente. Ni un anzuelo, ni una trampa de esas que Djokovic usa como en las artes marciales, utilizando la fuerza del adversario para su golpe propio; esa trampa en la que había caído Ferrer en semifinales, y en la que con frecuencia cayó Nadal en 2011: los angulos abiertos. Después de los dos primeros sets, de gran tenis, Djokovic remonta para el quinto con trazos que mezclo con los de Velázquez, quedándome, a pesar de todo, con los de Don Diego. Una mirada a la pista, desde arriba, nos enseña el escenario. Como una arena en el circo romano. Los tenistas poseen casi las características del gran orador de Quintiliano: “vir bonus dicendi peritus”. Su pericia está en el decir tenísitico, tan difícil como el retórico. Su bondad radica en la nobleza y en la fortaleza de su espíritu, menos tramposa que la venenosa palabra. Leo a Rembrandt; y siento la emoción de Gombrich hacia un gran hombre. Siento el claroscuro de algo más hondo; del latir humano del más allá. En ese decir de Rembrandt hay algo inefable; un silencio. Aspira a uno de los grandes misterios del hombre; a aquello que está detrás de la mirada, la luz en la sombra. Pero esta vivencia implica también claroscuros, los de la fama y los de la soledad. En esos cuadros siento la hondura casi triste de una empatía. Vuelvo la vista hacia los golpes cruzados del serbio. En ellos, la única aspiración es la gloria. Al lado de Rembrandt, devienen absurdos. Ese es el “claroscuro” de este bosque en el que conviven disparidades tan sonoras y tan silenciosas. Una alabadas, otras incomprendidas. Sobre estos pilares anda este mundo, ya a gatas, ya cojeando. Porque al final, todo es efímero. El gran Djokovic hinca la rodilla, repitiendo su derrota en una final de un grande, como había hecho Nadal el año anterior. No le van a Djokovic las finales en lunes. Murray, victorioso, no sabe qué hacer con el triunfo. Me quedo con Rembrandt hasta altas horas, en una extraña claridad de la noche. Esperando con ganas el martes, para poder ver y hablar de las imágenes que nos emocionan.pasapehttp://www.blogger.com/profile/08804711776555193895noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8477804850614731930.post-40228145163962320812012-09-04T17:49:00.001+02:002014-12-17T00:19:03.237+01:00HENRI CARTIER BRESSON<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiiYAm9mE2UdgWsutRFsWx_kEHgjoMX0OamuD6LP7VTjuh5puVzS_PMwt4LCRVhcKWeZUiKj7sHWuplWSpt8EMnz_xkR846f1mxkUEy9PON4eXMM23zwMCmDK1f9Cw0scyVhrKtuJtNPEw/s1600/cratier+web.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiiYAm9mE2UdgWsutRFsWx_kEHgjoMX0OamuD6LP7VTjuh5puVzS_PMwt4LCRVhcKWeZUiKj7sHWuplWSpt8EMnz_xkR846f1mxkUEy9PON4eXMM23zwMCmDK1f9Cw0scyVhrKtuJtNPEw/s320/cratier+web.jpg" height="211" width="320" /></a></div>
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Hay que estar loco para querer hablar de Cartier. Cartier Bresson, ríos de tinta de la fotografía. Hacer un análisis sistemático desde el punto de vista histórico y estético sería, de algún modo, traicionarle. Como Nietszche (y como Cartier) seré asistemático. Decir que Cartier es asistemático quiere decir, según apreciamos en la lectura de sus textos, que no le interesan los grandes debates sobre la categorías: no le interesa la especulación; ni sobre el lugar que debe ocupar la fotografía entre las Bellas Artes, ni sobre la técnica. Ni siquiera sobre la composición, aún siendo esto, en relación al tema y a su “instante decisivo”, lo esencial para Cartier. Para Cartier, el pensamiento especulativo carece de sentido; su pensamiento es apenas una picelada verbal, e imágenes. ¿Qué es esencial para H.C.B? “Para mi una fotografía es el reconocimiento simultáneo, en una fracción de segundo, por una parte del significado del hecho, y, por la otra, de una organización rigurosa de las formas percibidas visualmente que expresan este hecho” . Cartier quería siempre mezclarse con la gente, fotografiar gente. En París, en Asia, en Rusia. El contacto con la gente es lo que le pide a Nicolás Guillén (entonces el poeta nacional) cuando este le invita a visitar Cuba. El fotógrafo es un vagabundo, un nómada que vive en la calle a la búsqueda de aquello que llama “el instante decisivo”. De esta vision bressoniana devienen dos reflexiones. La primera, antiacadémica. La segunda, una forma de fijar fines y medios. El fotógrafo no es alguien capaz de escribir discursos estéticos sobre sus fotos. Es alguien capaz de captar, en el momento justo, ese equilibrio de fuerzas y formas significantes. Es un buscador de momentos significativos, desde el punto de vista visual. Recorta la realidad para abrirla, tal como hace Cortázar con la foto del recién fallecido Larraín en “Las babas del diablo”. Sus medios son la intuición, el sentimiento, el conocimiento, y la honestidad. “Basta con ser lúcido con respecto a lo que ocurre y honesto con respecto a lo que siente.” . El fotógrafo como persona, es pues, primordial. Es fascinante escuchar cómo, lo que realmente le preocupaba a Cartier cuando iba a fundar Magnum, con Capa, Deymour, y George Rodger y Bill Vandivert, era lo que le costaría a “la Agencia” los trajes de Robert Capa. La dimensión humana cobra un papel predominante. Del mismo modo, las disputas sobre la entrada de Martin Parr en la Agencia, y la negación de Cartier (algo que nunca he entendido; a mi tampoco me gusta Martin Parr (aunque ya he llegado a apreciarlo), ¡¡pero lo considero profundamente bressoniano!!), además de sus, en cierta manera radicales, posturas sobre el uso del flash, del encuadre forzado, o del recorte de laboratorio, le dan una dimensión humana siempre presente en sus imagenes. Caprichoso y razonable, visceral y templado, apasionado, lúcido y torpe. Así debió haber sido Cartier. Y, si es importante es porque eso está en sus imágenes, pero también porque es capaz de captar “lectores”. ¿Cuál debe ser el objeto de la literatura? Captar lectores, no hacer eruditos ni críticos. ¿Cuál debe ser el objetivo de la fotografía? Captar “observadores”. Estos deben interpetar las imágenes en función de las imágenes mismas, parece decirnos Cartier, y no en función de los discursos o los temas de debate. Porque el objeto y el medio de la fotogarfía es la imagen misma. Y esta es capaz de vehicular contenidos semánticos complejos, derivados de su carácter inefable. Los discursos de la fotografía están alejados de los de la acción discursiva verbal. Observando las fotos de Cartier uno se vincula con lo humano, no necesariamente político o social. El juego, el humor, la soledad, la belleza, el orden, el azar. Todo eso está en Cartier. De algún modo se vincula con la corriente antiinterpretativa de Susan Sontag, y se aleja de maestrías del tipo de la del Stieglitz, y de medios difusores como los que utilizaban aquellos de Photo Secession o de Camera Work. Cartier no es un teórico. Sus fotografías son directas, comunicativas. En uno y otro sentido, nos maravillan más que hacernos reflexionar del modo en que normalmente nos hacen reflexionar las fotografías más sociales, como las de Hine, las de Helen Levit, las de Walker Evans, Dorothea Lange, Adriana Lestido, etc… por citar sólo algunos ejemplos. Cartier se vincula más a la humanidad de Doisneau; en ellos la gravedad social no es el tema, o al menos no necesariamente el único tema. Ambos buscan instantes decisivos, momentos captados como por arte de magia. Milagros cotidianos en los que confluyen hombres y luces, formas y movimientos. <br />
Sin embargo, y eso se refiere al segundo aspecto que quería comentar, todo Arte de imágenes se une a una tradición icónica larguísima, presente incluso ya en textos como el Enuma Elish o el poema de Gilgamesh. Desde entonces, y sobre todo en periodos en donde el anlfabetismo era extendido, como en la Edad Media, el ejercicio de interpretación de las imágenes, fueran del tipo que fueran, era altísimo. Entonces, ¿cómo definir el papel de la fotografía? ¿Cómo definir lo que es propio y único en la fotografía? Los comienzos de esta parecen devaneos con una copia de los objetos pictóricos. Una imitación de la pintura. La fotografía no estaba madura como arte propio. Con la llegada de Stieglitz y los trabajos de Steichen y Strand, la fotografía alcanzó una cierta dignidad, aún sin tener con claridad definido qué era lo propio de ella. El objeto. Cartier da un paso en esto, y a mi entender, es el que mejor ha definido lo verdaderamente fotográfico. No sólo a través de las imágenes, sino con esta pequeña frase: “la fotografía es una acción immediata, el dibujo una meditación” <br />
El siglo XX ha confundido los géneros y hoy el objeto de la fotografía es múltiple. Pero sigo pensando en la importancia de definir lo propio, y creo que es Cartier el que mejor lo ha hecho. Su “instante decisivo” es, quizá, en donde mejor conviven fines y medios, materiales y objetos. <br />
En relación a ese tema, hay algo propio en el Arte fotográfico; una mal llamada democratización. Todo el mundo (entre comillas) tiene acceso a una cámara. Todo el mundo puede disparar, hacer fotos. ¿Entonces? Cartier gustaba de enseñar los bordes en sus positivos. Defendía que no se cortara, que no se reencuadrara. Era una especie de ejercicio de virtuosismo que me recuerda al momento en que, a finales del siglo XVIII, los compositores (sobre todo Beethoven) llenaban sus obras de escalas para limitar el acceso a aquellos que quisieran tocarlas sólo a interpretes con la suficiente pericia.<br />
Creo que la mejor manera de hablar de Cartier es utilizar la estrategia de Steve Jobs en la Universidad de Stanford; contar historias. Creo que en los argumentos hay más vida y más sabiduría que en las argumentaciones. La primera foto que vi de Cartier fue la que tomó en Sevilla en el año 1933. En ella está todo Cartier. A través del muro destruido se observa a unos niños jugando. En realidad, están en un hospital. Los muros rotos nos dicen del entorno social, pero más allá de eso, un niño con dos muletas intenta huir del cuadro. Es un instante único; ese instante de juego, de alegría, de olvido, es, en cierta medida, irrepetible. Está Cartier porque está el instante, pero está Cartier porque ese instante ocurre en todo el cuadro, compuesto a través de un muro en ruinas, y porque la ordenación de los personajes responde a una cierta “necesidad”. A partir de ahí es cuando la fotografía lo tiene todo, cuando es necesaria la imagen, cuando las palabras empiezan a sonar absurdas.<br />
Desde esa fotografía, he buscado siempre a Cartier, y he comprendido mucho mejor mi manera de hacer fotografías. Uno de los grandes retos de Cartier fue el retrato, y dentro de este, consideraba lo más difícil retratar a los amigos de uno, al entorno. Con una vieja Rollei como la que usaba Doisneau, he iniciado esa serie.<br />
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Quizá empezaría por esta foto. Es casi un homenaje a Cartier, y a ellos mismos. En el año 2002, creo, le regalé a una amiga un cuento que escribí sobre un fotógrafo toledano de la ficción que conoció a un Cartier también de ficción, en un París que se parecía mucho al de las primeras películas de Renoir (sobre todo a “Un día en el campo”, en la que, luego me enteré, trabajó el propio Cartier). Al día siguiente de Cartier morir, ella se subía a un avión. Creo que fue el diario “la Republique” el que le dedicaba un inmenso monográfico. Ella lo guardó para mi (aún lo tiene). Después, en 2008, en un viaje a París, después de una visita invernal al cementerio de Montparnasse, fui a la casa museo de Cartier. Estaba cerrada y en obras, pendiente de abrirse. La miré por fuera, en aquella esquina, roja y gris, pequeña y elegante, como si encerrara un secreto; como si guardara las pisadas de una mirada de la que mi empatía no parece cansarse. <br />
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