sábado, 21 de diciembre de 2013

LA ESPAÑA CONTEMPÓRANEA; UN CONVENIO ENTRE LA FUNDACIÓN MAPFRE Y GALLARDÓN.

Ayer día 19 me dejo caer por la exposición España contemporánea, un recorrido fotográfico (y de vestidos de mujer) que va desde el siglo XIX hasta nuestros días de corrupción y campeones del mundo de fútbol. En esta muestra, organizada por la fundación Mapfre, no sólo asistimos a la transformación de una sociedad aristocrática en una sociedad en el que el salto de lo rural a lo "moderno" lleva consigo no sólo los consecuentes absurdos éticos y humanos en el sentido más amplio, sino al establecimiento de otra forma de aristocracia, mucho menos visual, que queda establecida hasta en la configuración del paisaje. Entre esta estructura, hay dos hálitos que aparecen siempre; uno, expresado en forma de búsqueda de la felicidad (y no sólo de la fiesta), como un esfuerzo por abrir puertas en un desierto de crudeza. La otra, una lucha de tipo social, que abarca todos los ámbitos, incluso los más individuales, que trata de abrir espacios en una tradición absolutamente caciquil. La visión de Gran Vía de los años treinta nos da sensación de estar viendo hechos históricos, las revueltas de Cataluña, los gobiernos de finales del XIX... Más allá de la visión puramente fotográfica, nos parece asistir a otro tiempo. Especialmente frente a la foto de Encarnita Alcaraz, retratada por Díaz Casariego, semidesnuda y posando con una hélice de avioneta. ¡es el año 1925!


 Después, nos viene el presente, de golpe, con los colores y la rápida transición a una sociedad de éxito. Sin embargo, hay otra hálito todo el rato presente: el hálito de la autoridad. Y siempre doble; moral, encarnado por la Iglesia, cuyo máximo son estas dos fotografías que nos muestran la verdadera España,




y autoritaria, cuya máxima expresión es esta imagen, una obra maestra de los años cincuenta, tomada en la casa de campo.


En ella, el engranaje es total, los guardias que lo vigilan todo, la timidez en la mujer de la derecha, y dos formas de liberación: el enfrentamiento directo de la mujer, en posición firme, y la mujer en el columpio que va a hacer siempre lo que se le ponga en las narices (y con toda la razón). Al caminar entre estas salas pensaba, con cierta distancia, de manera muy intelectual, cuánto de todo esto explica la España de hoy, el cómo es posible que hoy pase todo lo que está pasando en España. Pero sentía que era una reflexión distante, racional. Hasta que esta mañana vi la portada del periódico. Gallardón aprueba la ley del aborto más retrógada de los últimos cuarenta años, se sitúa infinitamente detrás de Encarnita Alcaraz y de toda Europa, y nos permite ver con claridad que estas exposiciones no tienen sentido, que presente y pasado se imbrican hoy, en nuestra experiencia diaria, como en un cuento de Cortázar en el que el pasado es la sombra traicionera que nos quita toda la luz de la que este país se tendría que sentir, ya, orgulloso.



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