viernes, 15 de noviembre de 2013

OSCAR CURIESES Y AMC313. La casa encendida. 13 de Nov de 2013




 Oscar Curieses, Edith Alonso y Anthony Maubert improvisaron el miércoles 13 de Noviembre en la Biblioteca de la Casa Encendida sobre poemas de Oscar relacionados con reinterpretaciones de San Juan y de Machado, además de sobre otros poemas del libro “Hay una jaula en cada pájaro”. El concepto es un trío en el que la música electrónica se combina con la palabra en un formato basado en una improvisación simultánea, que no asume las estructuras improvisatorias clásicas de músicas declaradas como tales. De algún modo, los tres asumen una libertad en cuanto a las imágenes sonoras que van de lo visual a lo emocional o metafórico, sin abandonar ciertas actitudes que parecen trabajar sobre la idea de “paisaje sonoro”. La puesta en escena es sencilla, los “actores” pasan del escenario (al mismo nivel que el del público) a unas sillas (sobre las cuales cambian sus posiciones con una propuesta de igualdad estética) en las cuales cuentan y sobre las cuales son interpelados por el público, en una salida constante y en una ruptura de los espacios como roles que nos recuerda a las concepciones de Artaud. El debate es improvisado también, y vacila desde lo especulativo a lo emocional, de lo procesual-vital a lo fenomenológico de su propuesta. Más allá de la capacidad imaginativa de cada cuál, capaz de generar imágenes visuales o sonoras desde la escucha, son muchas más las preguntas que suscita que las respuestas que otorga, de manera que la puesta en escena parece devenir una especie de bosque lleno de riesgos estéticos. ¿Cómo sobrevivir con la sobreescritura de una improvisación simultánea que músicas como el jazz evitan de plano? Sin entrar a establecer un juicio de valor, sí se presenta como una zona de riesgo, en la que a veces el resultado parece resultar, y en otras da pie a una oscuridad no necesariamente brillante. ¿Cómo lidiar con la improvisación simultánea de materiales semánticamente disímiles? Es bien sabido que en la evolución de la relación sonido palabra (de la cuál el mejor análisis que ha llegado hasta mis manos es el texto de Neubauer publicado en España en el año 1992, “La emancipación de la música”) esa jerarquía de la palabra llegaba hasta el punto de los insultos de Goethe a Schubert por "ensuciar" sus poemas, y que no fue hasta bien entrado el s XIX cuando ambas se pusieron a una misma altura. Sin embargo, las estructuras no eran tan libres, y determinados órdenes, tanto en lo poético como en lo armónico, mantenían a la bestia controlada. No es la propuesta de Oscar y AMC313 acercar los tres elementos al ámbito meramente sonoro, sino, a mi parecer, mantener las características individuales de cada medio, establecer quimeras de diferentes materiales en las cuales la mezcla produzca aperturas. Si el espacio poético ansía estas puertas, o si las necesita para ampliar sus significados estéticos constituye una discusión dialéctica que gravita en las dos direcciones. Si la propuesta facilita o confunde, si amplía u obstaculiza, es una pregunta que el propio riesgo asume. El siglo XX es el siglo de las mixturas, de cotejar los umbrales hipotéticos de los medios, de hacerlos dialogar, de romper sus límites, de establecer nuevas relaciones. La experimentación sigue, añadiendo preguntas activas ante las cales cada uno es dueño de la posición que decide ocupar en busca del significado poético. Una gran velada. 

jueves, 7 de noviembre de 2013

MOLDEANDO VOLUNTADES



  En el año 1951, el gobierno de Estados Unidos subvencionó uno de los proyectos de investigación más controvertidos del siglo XX. Con el fin de utilizarlo para fines militares, encargó a un grupo de profesores universitarios, entre los que se encontraba el tristemente conocido Ewen Cameron, un estudio sobre los efectos del aislamiento sensorial y sus efectos sobre la voluntad. Querían modelar la voluntad de sus víctimas para sus propios beneficios. ¿Por qué quiero hablar de esto, aquí, hoy? Una de las cuestiones legalmente tipificadas y admitidas, no sólo por el código, sino por el sentir general de la opinión pública, es la idea de voluntad como entidad sacralizada, pura, definitiva. “Lo hizo porque quiso”, “lo hizo en contra de su propia voluntad”. Sin embargo, por lo que se deduce de estos estudios, la voluntad no es un estado de cosas puro, sino una criatura moldeable, incluso en adultos. A nivel filosófico esto nos plantea una pregunta fundamental: ¿podemos disminuir o incluso anular la responsabilidad de una decisión volitiva cuando esa voluntad ha sido “manipulada”? Si la respuesta, evidentemente, dista mucho de ser, de forma determinista, afirmativa o negativa, sí debe, en todo caso, formar parte de la ecuación evaluativa, tanto desde el sentido común, como desde el punto de vista legal. Es  más, me atrevería a afirmar que cualquier conducta dirigida a producir aislamiento sensorial (o social) debería ser tipificada, sea este aislamiento provocado para cualesquiera fin al que se destine. En el caso del ejército y sus fines militares, conseguir confesiones firmadas o incluso escritas de propia mano era uno de los objetivos primordiales. Desde aquellos años, el ejército de los Estados Unidos (como pionero), y muchos otros ejércitos internacionales, han utilizado estas técnicas. El caso paradigmático es el caso de los presos de Guantánamo, sometidos a un aislamiento cruento, sin haberse podido demostrar, en la mayoría de los casos (si no me falla la memoria sólo en tres casos) ninguna vinculación con hechos terroristas. Pero si traigo aquí la reflexión sobre estos procesos, es para ponerlos en relación con el caso Viseras. Uno de los mecanismos de control del entrenador Carballo era, como todo el mundo reconoce, incluso él, llamándolo “concentración”, el aislamiento, en este caso social. Se me podría objetar, y con razón, que desde el punto de vista científico, no podemos extrapolar los resultados de un estudio sobre el aislamiento sensorial a un caso de claro aislamiento social. Pero, ¿es posible disociar el aislamiento sensorial del social? ¿es la pérdida de la voluntad una consecuencia del aislamiento sensorial exclusivamente, o, más bien, de un aislamiento social, que es, en verdad, la consecuencia de aquel? No creo que haya ninguna duda sobre la estrecha vinculación de ambos mecanismos, indisociables. De manera intuitiva, el criminal los conoce a la perfección. Y para los defensores de las bendiciones infinitas a ilimitadas de la voluntad, quizá sería necesaria una reflexión mayor sobre los componentes que la moldean, para observar como pederastas y manipuladores de todo tipo (también políticos y económicos) hacen de nuestra voluntad un territorio propio, para luego dejar a nuestras espaldas una responsabilidad que ya, desgraciadamente para nosotros, no nos pertenece.