lunes, 30 de marzo de 2009

Resonancias

MI EXPOSICIÓN

Sobre el tapiz de la recién inaugurada exposición descubro ya algunas cosas. En ella encontré una excusa para volcar una pasión, por la música de Gema, en ella encontré una forma de compartir, gracias a Dios fueron Fer, Paco y Cecile los compañeros. Descubrí la diferencia entre un trabajo profesional y otro aficionado. En el camino me costó encontrar fotos que seleccionar. Mucho. Por la calidad y por la foto en sí. Una vez en la Expo, Gorana me abrió los ojos: hay en todo ello algo viejo, algo del pasado, algo social. No te gusta lo nuevo. Hay algo oscuro, triste también. Eso me permitió a mi mismo observar mis fotos. Hay algo que huele a despedida, hay algo trágico, como si la vida fuera más lo que se pierde que lo que se juega. Como si en lo que falta, en lo escondido de cada uno fuese el único lugar donde encontrar lo poético. La alegría del instante sólo se salva en las dos fotos de los niños que juegan. Quizá en los adolescentes. Aunque luego, no, no, me digo, el barbero captura un instante de concentración, Ankara un caos que es bello, y las fotos alemanas, un esteticismo, algo distante, algo que es más cuestión de orden que de cualquier otra cosa. Me había dejado llevar demasiado por la visión de Gorana, vulevo en mi según escribo. Me siento agradecido hacia todos los que vinieron, eso es lindo. Fue como una fiesta grande. Y de los que escuché algo que denotaba una cierta observación, gocé. Habrá que encontrar una forma mejor de hacer fotos, un lugar más iluminado, más organizado, para la próxima. Hasta entonces céntrate en lo siguiente, Pablo.

sábado, 28 de marzo de 2009

GRAN TORINO

GRAN TORINO

Una pequeña gran película de género, con un Clint Eastwood prodigioso en la actuación y en la narración. Quizá falte la riqueza de haberle visto interpretar papeles distintos, pero también Kraus o Benedetti Michelangeli tenían repertorios pequeños. Una historia realmente bien contada, en la que resbala sin énfasis sobre la nueva sociedad americana (y sobre la vieja), la inmigración, las bandas callejeras, la relación entre culturas distintas dentro de ese nuevo caleidoscopio americano, las consecuencias personales de la guerra, el papel un tanto ridículo de la Iglesia, etc... Sin gran profundidad, que se agradece, ya que mantiene el filme lejos de un cierto „pastelismo“, y con un personaje duro y rico, incapaz de adaptarse a una sociedad hipócrita ni a una sociedad nueva, multicultural, pero a la vez capaz de establecer nexos afectivos dentro de un profundo interiorismo con un joven de cultura Hmong. Sin grandes efectos hollywoodienses, sino dentro de una cierta contención, que se rompe con el gran efecto final, en el que solo ante la banda entera, es acribillado, produciéndose a la vez una catársis social (a la banda se la inculpa del asesinato y pagan pecadores por pecadores), personal (en cierta forma la muerte le libera de sus propios crímenes, cometidos durante la guerra) y física, ya que, en un truco, efectivo pero quizá menos maestro en cuanto a guión, desde mi punto de vista, le libera de un cáncer que con mucha probabilidad habría de acabar con su vida en pocos meses. Una historia bien contada, el placer de las pequeñas cosas bien hechas, sin pretensiones.

Hombres sin mujer. Carlos Montenegro.

HOMBRES SIN MUJER

¡¡Por fin!! Más allá de la lectura técnica o del ensayo, he recuperado con esta novela, „Hombres sin mujer“, el goce (sin ningún pudor puedo llamarlo así) de la lectura. Antes de que el hablar de ella me turbe las ideas más globales, convienen afirmar que estamos, sin duda, ante una obra maestra, a la que quizá la periferia literaria (es decir, en primer lugar, todo lo que no está escrito en inglés o bautizado por el inglés, en francés, en alemán o en ruso, y, desde luego, todo lo que no pertenece a Europa o a Estados Unidos ) ha privado de un lugar destacado dentro de la novelística. Es maestra en todos sus sentidos. La forma es redonda, en toda su cuadratura, está construída en pequeños capítulos con sentidos en sí mismos, capaces de mostrarnos el mundo del cuál nos hablan, para, en conjunto, hilar una historia de transformaciones humanas como consecuencia del contexto que nos pinta; una cárcel tal como todas las cárceles, atroz, alejadísima de la idea de reformar para reinsertar. Un mundo de jerarquías internas, basadas no sólo en la fuerza, sino en la corrupción. Una metáfora de la sociedad global, la exterior, a la que de un modo crudo representa. El estudio psicológico se aleja de la presentación de arquetipos, y la riqueza de los personajes es la de un prodigioso escritor; la de un gran observador con una imagiación precisa. El espacio, que se reduce a los espacios de la galera, los patios, los talleres, el comedor, y una cierta idea del „afuera“, le sirven a Montenegro para hacer desfilar a los personajes, con movimientos de una naturalidad inapreciable. La historia de la transformción de Pascasio, la gran excusa del escritor para mostrarnos el mundo que nos muestra, es de una credibilidad absoluta. El dibujo físico y el torrente psíquico; individualizado con maestría, nos muestra un personaje individual, único, maravilloso en su debilidad de rey. Es un gran príncipe del subsuelo, un negro animal venido a príncipe, un macho con sentimientos. Ese Pascasio nos emociona, nos mueve. Vivimos en él y a través de él el espacio, la injusticia, el mundo hipócrita y cruel de los hombres. A través de un lenguaje propio, adecuado al lugar, preciosista en su riqueza y adecuación, a través de unos diálogos vivos a los que no escapa nada. Estamos ante una gran novela, ante un enorme escritor. De esos mismos lugares haría también, muchos años después, Angel Santisteban dos pequeñas obras maestras: „La perra“ y „La puerca“. Hombres sin mujer se escribió en 1931. Hoy, permite hacer soñar con una literatura aún viva. Gracias, Montenegro.

lunes, 16 de marzo de 2009

la Beauté


Que tu viennes du ciel ou de l'enfer, qu'importe,
Ô Beauté! monstre énorme, effrayant, ingénu!
Si ton oeil, ton souris, ton pied, m'ouvrent la porte
D'un Infini que j'aime et n'ai jamais connu?
(Hymne à la Beauté, Les fleurs du mal, Charles Baudelaire, 1861)

A Blanca Varela


Del abismo que arroja al aire
esta última flor
trepo como la araña que soy
frágil y rencorosa
deseando tocar alguna luz
que endurezca mi corazón.

(Blanca Varela, Concierto animal, 1999)

Sirva esta cita de merecida y póstuma memoria a nuestra poeta Blanca Varela; la chilena se nos murió el día 12 de Marzo. Aún nos quedan los versos.

jueves, 12 de marzo de 2009


Tu dulce habla ¿en cuya oreja suena?
Tus ojos claros ¿a quién los volviste?
¿Por quién tan sin respeto me trocaste?
Tu quebrantada fe ¿dó la pusite?
¿Cuál es el cuello que como en cadena
de tus hermosos ojos añudaste?


(Garcilaso de la Vega, Égloga I. 1534)

miércoles, 11 de marzo de 2009

Slumdog Millonaire

Decía Schubert que para contar algo era mejor esperar a poder controlar las bridas, cuando ya los caballos de la pasión estuvieran serenos. En la dialéctica pasión - razón, la libertad absoluta se encuentra donde poder ejercer con igual descaro una y otra. Eso es Slumdog millonaire, un recorrido por la India de hoy vista con la pasión del que la conoce, la ama, y la sufre a partes iguales, del que pasea por la chabolas, basureros y miseria con la muerte en los talones como juego, del que exalta el movimiento de todo un país hacia los maravillosos enigmas de la esperanza, de quien pinta la parte oscura con pequeños tintes de heroicidad. Y cuando uno ha absorbido suficiente India, cuando uno se ha metido en la piel del país a través de una especie de "Dogma indio", va creciendo la historia de amor, una especie de manantial que dialoga a través de los vasos comunicantes de Vargas Llosa con un país a la deriva de cuyos deshechos surgen los peores y los mejores gestos. La historia de dos hermanos, esa vieja historia de tradición egipcia, caracterizados desde el inicio como en Mystic River, un pequeño movimiento y ya sabemos sus destinos, con un tercer mosquetero en discordia, el hombre que falta, cuyo nombre no sabemos sin que nos importe, convertido en mujer, cuya voz, aún sin el nombre del mosquetero, es suficiente. Para los vitandines indios no es el lenguaje el que define la verdad, sino el que la acota, el que excluye la falsedad. Ese último movimiento, la aparición de Aramis, es banal. No necesitamos que sea cierto, no necesitamos saber su nombre, no necesitamos de la verdad. En esa confianza el nombre aparece solo, viene sin esfuerzo. La importancia del descubrimiento, de la voz, apaga los brillos del metal, que se convierte más en símbolo que en precio, que en destino. Hasta en el destino del hermano corrompido por el medio desde el inicio se encuentran los rasgos más bellos, dos veces salva a su hermano; en la primera, sus ojos, en la segunda, su amor. Muere por ello, capaz en el último momento de encontrar el sentido final de las cosas. Algo por qué vivir, algo por qué morir. Bello. Limpio.

martes, 3 de marzo de 2009

Entre comillas

Luis Magrinyá es un buen escritor. En este artículo, del día 28/02 habla de la película "rebobine, por favor", y a través de su guión habla de algo mucho más terrible. a cita, el entrecomillado, la referencia, ocupa nuestro mundo de hoy no bajo el prisma literario de la hasta bella intertextualidad, sino hasta el punto de la desaparición del individuo. La polifonía de bajtín, aquella belleza literaria que nos permitía gozar descubriendo referencias, y guiños literarios, conviertiendo a la literatura en una especie de Aleph en el que todos los tiempos y los espacios confluían, se ha convertido en un discurso cerrado, aquel lenguaje que no sólo en sus contenidos, sino en sus estructuras y hasta en su definición "elocutiva" (si es que es posible hacer la diferencia) hace honor al análisis de Foucault. Foucault, siempre Foucault: las estructuras de poder son actualizadas por nosotros mismos, el lenguaje, el discurso del poder, es dicho por nuestras propias bocas, simulando ser propio. El mito de la voz única no queda lejos. Desde la taberna a la Universidad, usamos el lenguaje del otro, creyéndonos originales, inteligentes. Nos acercamos a la desparición propia. Perdemos la capacidad de inventar, de decir verdaderamente. El aburrimiento nos invade. Vemos, leemos y escuchamos, siempre lo mismo, dicho por personas diferentes. Soñamos con algo nuevo que no se produce mientras, en nuestro letargo, la costumbre nos engulle, y la voz también. Entonces nos escuchamos a nosotros mismos las mismas palabras. Rebobine, por favor.

http://www.elpais.com/articulo/opinion/comillas/elpepuopi/20090228elpepiopi_4/Tes

lunes, 2 de marzo de 2009

La Teta asustada versus Revolutionary Road

Ve uno Revolutionary road como vive en este mundo; sin darse cuenta. Le venden una historia manida y la sigue uno con atención, interesado por un desenlace organizado para que uno no pierda el interés. Y esa es la realidad, lo sigue uno como embebido en tamaña idiotez hasta que le despiertan los títulos de crédito, y, si uno ha dormido bien la noche anterior, o guarda la lucidez de otro tiempo, piensa brevemente sobre lo que acaba de ver, sin levantarse de la mesa para ir a otra cosa, como siempre, y esto es lo que le queda. "Una pareja mediocre decide cumplir un sueño, cambiar su vida mediocre por una vida en París (supongo que esta idea de París es el cliché de principios del XX, cuando París debió ser algo, o es París porque a la ignorancia americana eso le suena sabe dios a qué, habría que preguntárselo a Gertrude Stein). Una vez tomada la decisión, en la empresa de él, en la que siempre había sido tratado como un mediocre (enfático en la película) le ofrecen el puesto y el sueldo de su vida, haciendo la decisión de ir a París algo difícil. Entonces la mujer, decepcionada, se acuesta con el vecino, que siempre había estado enamorado de ella (un hallazgo narrativo, sin duda). Al final ella se queda embarazada, suponemos que de su marido, y decide abortar, muriendo en el intento. El pobre marido se queda el resto de su vida lamentándose de la oportunidad perdida" ¡¡Toma guión!! Creo que el tema es la felicidad, no estaría muy seguro. Pero le pones a Kate Winsley y a Di Caprio y la vendes. En este mundo puedes vender cualquier cosa, sólo necesitas un buen vendedor y mucho dinero.
En las antípodas: la teta asustada. Una niña nacida tras el asesinato de su padre y gestada mientras su madre ha sido violada, lleva sobre sus espaldas el peso de los "nadies". Vive en la pobreza, no sonríe, no se atreve a ir sola a ninguna parte, sólo se comunica cantando. Es el efecto de la violencia. "A vosotros, los nadies, no os pertenece ni vuestro cuerpo" Ese es el mensaje del opresor, del poder. Y ellos llevan su tragedia en silencio y con música. El único objetivo de esta mujer es enterrar a su madre en su pueblo, cumplir la vuelta, cerrar el cículo, devolverla a su origen, celebrarla. Las peripecias nos muestran a la otra sociedad perúana, la que el ejército colocó arriba, la de los vencedores. No sólo expoliaron cuerpos sino que mantienen los privilegios y su derecho sobre los nadies. El plano es corto, todo sucede en la mirada de la protagonista. Casi nada está dicho, enfatizado. Simplemente las creencias, las de la naturaleza, la de la tierra que no se lo lleva todo, la del mar que se lo lleva y deja entrar aire nuevo, la de la recuperación de la voz, la del amor silencioso y sin premio, se van apoderando de la narración. Ella decide dejar a su madre en la arena del mar. Romper el círculo, dejarse seducir por la belleza de un mar que probablemente nunca antes ha visto. Recupera su dignidad tras haber sido robada robando ella misma. El alma, las canciones, le han sido robadas. Lo cambia por un collar de perlas. El espectador termina la obra de verdad, es una verdadera "Opera aperta". Un equilibrio político y económico inadmisible, un mundo de injusticias, una visión cerrada y académica de la realidad y de la medicina (de esto podríamos hablar horas, la emoción como alógeno) y un mundo lleno de símbolos son los temas de Claudia Llosa. Aire fresco ante la putrefación que ocupa hollywood.

domingo, 1 de marzo de 2009

Richard Egarr en Madrid

Estas cosas pasan. Gente como Richard Egarr pasan por Madrid, y algunos afortunados, poco, se enteran, le ven, le disfrutan. Richard Egarr es hoy uno de los grandes de la música, en la vertiente interpretativa, como solista y dentro de la música de cámara, y también dentro de la dirección. Pertenece a aquel tipo de artistas reconocidos más entre artistas que entre la farándula del circo mundial de la música. En el seno de la música antigua, no pertenece a la vieja escuela, a la institución de los tratados y de las normas fijas, pertenece al rock and roll de la música. Defiende la música viva, y vive, por tanto, alejado de grupos que defienden tanto una idea como la contraria. No es que no pertenezca a la institución; toca en las mejores salas de conciertos del mundo y dirige las mejores orquestas barrocas de Europa. Pero no participa de los grupos cerrados de la institución. Sin dejar de defender, por supuesto, aquella estética, la de la música viva. No en panfletos, sino en la práctica. Escucharle dar clase es siempre un placer. Empieza siempre por las preguntas. "Dime algo sobre esta música", "¿Qué te dice, qué quieres hacer con ella?" Y siempre el silencio, casi siempre el silencio. Entonces viene lo misterioso, arranca del título, de la forma, de la historia de la forma, y allí encuentra las ideas que lo resuelven todo, que lo aclaran, que abren la obra, la desvelan, la hacen nítida. Y una vez aclarada, sólo queda tocarla, hacerla humana. La clave, la aclaración, no vienen siempre de la forma, a veces vienen de la primera frase del contenido humano de esa frase, a veces simplemente del contenido musical, a veces de una armonía que lo va a significar todo, que va a estar desde ese momento en el núcleo de la obra. A veces todo viene simplemente del "story telling", a veces un recuerdo a otra obra, una imitación a la voz, al oboe, al fagot, unas veces es un desespero, otras un equilibrio frío, de marcha. En eso consiste la maravilla de Richard; la facilidad con que de manera concreta, en cada obra concreta, es capaz de encontrar la pista que nos permita acceder al sentido final de una obra. Tengo siempre la sensación de que esas pistas no son inamovibles, que tampoco son necesariamente verdaderas, que valdrían otras, incluso pistas falsas (aunque no serían, en ningún caso, pistas falsas), si pudiéramos organizarlas de modo que fueran generadoras de otros sentidos. El gozo de la reflexión. En esta marea de falta de ideas, de acción, de práctica y economía, un oasís. Gracias, profesor Egarr, que disfrutes de la nueva plaza en el Conservatorio de Amsterdam. El afortunado será, esta vez, el pianoforte.