martes, 3 de marzo de 2009

Entre comillas

Luis Magrinyá es un buen escritor. En este artículo, del día 28/02 habla de la película "rebobine, por favor", y a través de su guión habla de algo mucho más terrible. a cita, el entrecomillado, la referencia, ocupa nuestro mundo de hoy no bajo el prisma literario de la hasta bella intertextualidad, sino hasta el punto de la desaparición del individuo. La polifonía de bajtín, aquella belleza literaria que nos permitía gozar descubriendo referencias, y guiños literarios, conviertiendo a la literatura en una especie de Aleph en el que todos los tiempos y los espacios confluían, se ha convertido en un discurso cerrado, aquel lenguaje que no sólo en sus contenidos, sino en sus estructuras y hasta en su definición "elocutiva" (si es que es posible hacer la diferencia) hace honor al análisis de Foucault. Foucault, siempre Foucault: las estructuras de poder son actualizadas por nosotros mismos, el lenguaje, el discurso del poder, es dicho por nuestras propias bocas, simulando ser propio. El mito de la voz única no queda lejos. Desde la taberna a la Universidad, usamos el lenguaje del otro, creyéndonos originales, inteligentes. Nos acercamos a la desparición propia. Perdemos la capacidad de inventar, de decir verdaderamente. El aburrimiento nos invade. Vemos, leemos y escuchamos, siempre lo mismo, dicho por personas diferentes. Soñamos con algo nuevo que no se produce mientras, en nuestro letargo, la costumbre nos engulle, y la voz también. Entonces nos escuchamos a nosotros mismos las mismas palabras. Rebobine, por favor.

http://www.elpais.com/articulo/opinion/comillas/elpepuopi/20090228elpepiopi_4/Tes

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