lunes, 2 de marzo de 2009

La Teta asustada versus Revolutionary Road

Ve uno Revolutionary road como vive en este mundo; sin darse cuenta. Le venden una historia manida y la sigue uno con atención, interesado por un desenlace organizado para que uno no pierda el interés. Y esa es la realidad, lo sigue uno como embebido en tamaña idiotez hasta que le despiertan los títulos de crédito, y, si uno ha dormido bien la noche anterior, o guarda la lucidez de otro tiempo, piensa brevemente sobre lo que acaba de ver, sin levantarse de la mesa para ir a otra cosa, como siempre, y esto es lo que le queda. "Una pareja mediocre decide cumplir un sueño, cambiar su vida mediocre por una vida en París (supongo que esta idea de París es el cliché de principios del XX, cuando París debió ser algo, o es París porque a la ignorancia americana eso le suena sabe dios a qué, habría que preguntárselo a Gertrude Stein). Una vez tomada la decisión, en la empresa de él, en la que siempre había sido tratado como un mediocre (enfático en la película) le ofrecen el puesto y el sueldo de su vida, haciendo la decisión de ir a París algo difícil. Entonces la mujer, decepcionada, se acuesta con el vecino, que siempre había estado enamorado de ella (un hallazgo narrativo, sin duda). Al final ella se queda embarazada, suponemos que de su marido, y decide abortar, muriendo en el intento. El pobre marido se queda el resto de su vida lamentándose de la oportunidad perdida" ¡¡Toma guión!! Creo que el tema es la felicidad, no estaría muy seguro. Pero le pones a Kate Winsley y a Di Caprio y la vendes. En este mundo puedes vender cualquier cosa, sólo necesitas un buen vendedor y mucho dinero.
En las antípodas: la teta asustada. Una niña nacida tras el asesinato de su padre y gestada mientras su madre ha sido violada, lleva sobre sus espaldas el peso de los "nadies". Vive en la pobreza, no sonríe, no se atreve a ir sola a ninguna parte, sólo se comunica cantando. Es el efecto de la violencia. "A vosotros, los nadies, no os pertenece ni vuestro cuerpo" Ese es el mensaje del opresor, del poder. Y ellos llevan su tragedia en silencio y con música. El único objetivo de esta mujer es enterrar a su madre en su pueblo, cumplir la vuelta, cerrar el cículo, devolverla a su origen, celebrarla. Las peripecias nos muestran a la otra sociedad perúana, la que el ejército colocó arriba, la de los vencedores. No sólo expoliaron cuerpos sino que mantienen los privilegios y su derecho sobre los nadies. El plano es corto, todo sucede en la mirada de la protagonista. Casi nada está dicho, enfatizado. Simplemente las creencias, las de la naturaleza, la de la tierra que no se lo lleva todo, la del mar que se lo lleva y deja entrar aire nuevo, la de la recuperación de la voz, la del amor silencioso y sin premio, se van apoderando de la narración. Ella decide dejar a su madre en la arena del mar. Romper el círculo, dejarse seducir por la belleza de un mar que probablemente nunca antes ha visto. Recupera su dignidad tras haber sido robada robando ella misma. El alma, las canciones, le han sido robadas. Lo cambia por un collar de perlas. El espectador termina la obra de verdad, es una verdadera "Opera aperta". Un equilibrio político y económico inadmisible, un mundo de injusticias, una visión cerrada y académica de la realidad y de la medicina (de esto podríamos hablar horas, la emoción como alógeno) y un mundo lleno de símbolos son los temas de Claudia Llosa. Aire fresco ante la putrefación que ocupa hollywood.

No hay comentarios:

Publicar un comentario