lunes, 25 de julio de 2011

EL BESO DEL 15 M

Tengo la sensación de haber vuelto a encontrar una foto, y una foto de la que hablar, una forma de retomar esa sección llamada “hablar de una foto”.
  Desde dentro, el 15 M genera una multitud de emociones, sensaciones, pensamientos, preguntas, y análisis. Desde fuera, muchas pasiones, e infinidad de valoraciones. Como ya he intentado explicar en otros escritos, para mi la imagen que mejor define el movimiento es aquella del niño que, tambaleándose, da sus primeros pasos. Hay en esos pasos algo encantador que no admite un adjetivo como "torpe". Sin embargo, el núcleo de la capacidad de movilización del 15 M no está, a mi juicio, en la ideología, ni en la metodología asamblearia, sino en un cambio radical en el concepto de “ser político”, no sólo desde el paso del ejercicio de la representación al de la participación y al carácter inclusivo, sino al del paso de simple ciudadano a persona. Ese cambio es radical, y permite la entrada a un espacio vetado en el terreno político: las emociones. Al entrar las emociones en el terreno político, son bienvenidos los corazones, las ilusiones, y la vida personal, afectiva, familiar, y creativa de las personas empieza a desempeñar un rol. La apertura es total, porque la política debe atender ahora no sólo las demandas de pan y techo, sino las de la ilusión y la felicidad. Habrá quien piense que es palabrería o un ejercicio de romanticismo naíf. Sin embargo, en mi opinión, es esta la parte más fascinante del nuevo paradigma. El beso de estas dos mujeres jóvenes, libres, confiadas, ilusionadas, y sus más que significativas pancartas, son la imagen de esa parte del 15 M. Caminando Castellana arriba en la manifestación de hoy, 24 de Julio, las vi. Me acerqué y disparé con discreción. Una, dos, hasta diez veces. La foto no salía. Entonces le pedí a una que alzara el cartel de los corazones, que se había virado hacia el otro lado. La otra me miró, sonriente. Después la miró a ella, y no pudo contener este beso. Para entonces yo ya estaba preparado. El foco estaba en su sitio y el diafragma se abrió a tiempo. Una delicia.

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