Dicen que han venido los Reyes Magos. Aprovechamos un día
como ese para ver Código 46; y la metáfora de la película nos abruma, no
hablándonos de historias lejanas en escenarios exóticos, sino hablándonos de
nuestra realidad misma. A María Zambrano le parecía que había que recuperar la
metáfora como forma de pensamiento, como modo de hacer filosofía. Infinita
sabiduría la de la metáfora. Por supuesto, la Zambrano tenía el bebedizo mágico
en la Grecia de Pericles y “periPericles”; esa era la forma de hacer de Platón.
Me pregunto qué metáfora traen los Reyes Magos y doy brazadas como las del
Leandro griego, casi al aire. Pero, con el frío, viene la claridad; ante un
niño pobre, nacido en un pesebre, traen los Reyes, que en ningún sitio dice que
fueran Reyes (Rey quizá como metáfora de sabiduría, del que sabe ver, del que
hace el viaje hacia el centro mismo de las cosas), de todos lados, no otra cosa
que adoración. De los regalos, sólo materias primas, oro, incienso, mirra.
¿Adónde ha ido la metáfora hoy? Los regalos, hoy, sólo llegan a aquellos con
posibilidades, y no les adoran sino les aturullan con paquetes en los que
mayormente no hay ni una sola materia prima: sólo productos finales, no
materiales con los que crear. Es más difícil matar una metáfora que una
realidad, pero este año me pido que no me traigan nada. Y me lo conceden. No
resulta casual la “lectura” de “Código 46”. En ella, aunque el principio parece
imitar una realidad similar a la nuestra, creo que con toda intención, existen,
en la práctica, dos espacios: un “dentro” y un “afuera”. El afuera no interesa,
son los desheredados, en ella, todo es posible, porque no pone en peligro la
realidad verdadera del “adentro”. Pero en el adentro, a través de virus se
controlan los pensamientos ajenos, a través de coberturas se permite la
movilidad, y mediante sencillas operaciones se borran las memorias ( recuerdos
y experiencias) específicas que pueden alterar el funcionamiento del sistema.
Es una versión avanzada y mucho más genetizada, del mundo feliz de Huxley. En
él, las emociones y los recuerdos deben ser controlados al máximo. Pero no es
Ciencia ficción; si somos capaces de aceptarlo, en nuestro mundo existen todas
esa metáforas, y, en cierta forma, en nuestra mano está el grado que acaben por
alcanzar.
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