jueves, 25 de julio de 2013

¿DEBE PRESCRIBIR EL ABUSO SEXUAL INFANTIL?


¿Cuál es el factor determinante para considerar un delito preescrito? ¿Cuáles son los factores a tener en cuenta para una definición del código que lleve a, en caso de abusos sexuales infantiles, determinar la prescripción en “veinte años después de que la víctima alcanza la mayoría de edad? No conviene adoptar posiciones rígidas que nos lleven a la intolerancia; es necesario valorar muchas cosas para evitar el linchamiento colectivo como arma. Pero es necesario también conocer las consecuencias de los delitos. Y reflexionar, a la luz de los nuevos casos, en este caso tras la salida la luz de la denuncia de Gloria Viseras contra Jesús Carballo, ex seleccionador nacional de Gimnasia artística, no sólo para modificar cuestiones de código, sino para modificar actitudes, comportamientos, y contextos que faciliten delitos como este, en el que el aglutinante de poder, con cualesquiera objetivo (sea este el que sea) es caldo de cultivo de este tipo de abusos.
 Desde el punto de vista médico, los que trabajamos con pacientes aquejados de dolor crónico, o “patologías” funcionales (como síndrome de fatiga crónica, fibromialgia,  colón irritable, etc…) consideramos siempre en nuestro Assesment inicial la posibilidad de que el paciente haya sido sometido a tales abusos (más aún teniendo en cuenta, desde el punto de vista epidemiológico, la desgraciadamente alta incidencia). Según el Textbook of Pain, el 95% de los adultos que han sufrido abusos durante la infancia tienen una alta posibilidad de sufrir trastornos viscerales funcionales. Según diferentes artículos, de los cuales me remito a dos, como modelos, (http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/10641468
 aún habiendo todavía mucha discusión, la relación "abuso sexual infantil-dolor crónico" en la edad adulta es muy estrecho. La explicación nos la dan los conocimientos en neuroplasticidad: la llamada “sensibilización central” (Central Sensitization). Hoy sabemos que este tipo de traumas pueden ser (aunque no siempre lo son ni siempre llegan a producirse) el primer desencadenante de esta "sensibilización central", a través del llamado Stress postraumático. ¿Pero qué es la sensibilización central? La SC es un estado de alerta continua del sistema nervioso central, sistema que está, en realidad, sólo preparado para situaciones de alarma puntual (Sapolsky, 1994). Como consecuencia de este estado mantenido, el propio sistema nervioso da lugar a cambios tróficos y químicos que “sostienen” el estado de alarma, estado que produce dos consecuencias: la primera, una alta fatigabilidad, la segunda, un estado de exceso de sensibilidad (hiperexcitabilidad neurofisiológica), tanto física como psíquica, que va a hacer al Cerebro interpretar los estímulos como si fueran potencialmente dañinos, y, por tanto, considerar en su interpretación los estímulos normales como estímulos dolorosos. Esto puede llevar no sólo a situaciones de dolor crónico, sino que el mundo médico, entrenado en el modelo alopático, considere dañadas estructuras que no lo están, dando lugar a un hipermedicalización y a intervenciones quirúrgicas a todas luces innecesarias.
 En el Modelo del Organismo Maduro (Mature Organism Model) descrito por Louis Gifford en 1998, podemos ver como el organismo funciona como un centro de sampleo del exterior y del interior para establecer la mejor estrategia adaptativa al entorno (tanto exterior como interior). Las variables utilizadas en este sampleo incluyen no sólo la cultura, el pensamiento, y los estímulos sensiitivos y motrices, sino las experiencias personales, pasadas, propias y ajenas, y las experiencias emocionales; que son las que, obviamente pesan más en el modelo infantil. Una vez establecida la estrategia, el organismo se adapta para sobrevivir. ¿Pero es esta estrategia siempre exitosa? En absoluto. La plasticidad neuronal es, al mismo tiempo que la vía de curación, la base de los trastornos crónicos. En muchos de estos casos, la mayoría, la estrategia es "maladaptativa".  Quiere esto decir que la base del comportamiento biológico, psicológico, y social, será, en la mayor parte de los casos, en un niño que ha sufrido abusos, el de una mala adaptación a esos entornos. Desde el año 77, en que Engel definió su Byopsicosocial Model, en parte basándose en los descubrimientos de Melzack y Wall, que en el año 66 publicaron en la revista SciencePain Mechanisms; a New Science”, es imposible considerar estos espacios por separado. Nuestro Pedro Laín Entralgo abrazó desde sus comienzos el nuevo paradigma. Basándonos en él, no podemos considerar aislado ninguno de los acontecimientos bio, psico, o sociales,  en el itinerario vital (mucho más allá de los veinte años que siguen a la llegada a la mayoría de edad) de cualquier persona, ni sus influencias sobre ella en su totalidad. 
 La persona; ese centro de la monumental “República poética” de Robert Burton (http://odahirvanderlinde.blogspot.com.es/2011/07/robert-burton-una-republica-poetica-y.html) , que ya en el siglo XVI escribió :“vigilarán que ningún funcionario, bajo pretexto de autoridad, sea prepotente con sus inferiores y que como las bestias salvajes, ni oprima, domine, despelleje, muela, pisotee, sea parcial o corrupto” . Ese debe ser nuestro fin. Reflexionar para que esta nueva República a la que aspiramos gravite en torno a las personas, evite el abuso de ellas,  y no deje impune a los que por propia voluntad actúen contra ellas.



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