domingo, 10 de octubre de 2010

INCEPTION (ORIGEN). Christopher Nolan. 2010

Creo ver en "Origen" el inicio de una metáfora, el germen de esta. Sometida a los rigores comerciales de una película de acción, es del mismo corte de Mátrix, a la que debe mucho, y se somete en el mismo grado que aquella a los requerimientos de la cartelera. Como espectador navego en los márgenes de esta metáfora, sin acertar del todo a tocarla. Creo adivinar que intenta reflexionar sobre la realidad, sobre la percepción de la realidad. Oscila entre Calderón, los Berkeley, Locke y Hume, y un cierto Borges. ¿Pero es la realidad real o es sueño? No creo que la metáfora vaya por ahí, sino más bien hacia el camino de la voluntad. ¿Somos dueños de nuestras propias decisiones o es el decurso de lo inconsciente, del sueño, el germen de la voluntad? ¿somos razón o emoción?, o en todo caso, ¿no está la razón dictada por la emoción? Por esas preguntas divaga, flota, hundiéndose, para acercarse de algún modo a otra gran pregunta: ¿podrá la ciencia descubrir hasta tal punto el funcionamiento del cerebro humano como para ser capaz de controlarlo? La neuroplasticity que tanto nos fascina, y el desarrollo de la neurociencia anda detrás de este guión, de este texto cinematográfico, pero más allá queda, cómo no, el poder. El último gran eslabón, aquello que al final está detrás de todos los hombres. Foucault, al fin. ¿Hasta dónde podrá llegar el ser humano en su afán de controlar a los otros, de ejercer el poder sobre ellos? Los límites de la ficción no quedan claros, los de la realidad los superan. El cerebro tiene un funcionamiento anatómico, fisiológico. El pensamiento también. El terreno más propio es la emoción, es el sueño. Quizá este pueda también ser reducido al análisis. Y ese terreno, privado hasta ahora, puede ser controlado y robado por los ladrones de sueños. Así están o estarán las cosas. Qué los ingenuos sigan disfrutandolo, como si fuera ficción.

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