domingo, 24 de octubre de 2010

LAGARTO AMARILLO en la Galileo Galilei. 24 de Octubre a las 20:30.



Hoy (http://www.youtube.com/watch?v=q5l_uSJr10Y) fue una noche grande para “Lagarto amarillo”. Una cola infinita giraba por la calle Galileo, y doblaba esquina arriba por Cea Bermúdez. Y ya pasaban las ocho y media. Al final tuvimos que esperar hasta casi las nueve y media para que todo el mundo pudiera entrar. La sala estaba a reventar. El formato del grupo quedó reducido a Pablo, cantando y con la guitarra, Patricia, en los teclados, coros, la guitarrilla pequeña esa que nunca sé cómo se llama, y…¡¡el acordeón!!, además de sus gorros y sus vestidos, Pipo en la guitarra mágica y no sé el nombre del también gustoso percusionista. Un formato acústico que prefiero al de la banda grande. El concierto fue estupendo. Las letras se entendían mejor y podíamos recrearnos en los textos, Pablo estaba inspirado en el tempo, y sueltísimo en la improvisación, Patricia inmensa, como siempre… cuando, de repente, me llegó la pregunta: ¿qué es “Lagarto amarillo”? Y entonces, por primera vez, caí en la cuenta. Lagarto amarillo es una actitud, no una música. Si en las canciones se habla de amor, de soledad, de injusticia y de sueños, se hace desde un lugar muy particular: un “sobrao” en el que la melancolía no reduce sino permite, la soledad no nos aisla, sino nos da el espacio para “salir volando”, y el desamor no es sino una tabla para el nuevo amor. Todo es la fiesta de la vida, la fiesta de los sueños. El eclecticismo formal es parte de esa fiesta de la libertad, y la festividad que se ve en el escenario participa de esta. En cada uno de sus disfraces, la vida celebra a la vida. La música, el texto, el andar, el hablar, el reir, el soñar… Sí, creo que sí, creo que esa actitud “es” Lagarto amarillo. Y me permito pensar que no es poco, ni mucho menos.



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