jueves, 19 de febrero de 2009

Telefónica movistar 19 Febrero 2009

Telefónica movistar

Aprovecho este hallazgo, para titular esto así: „Telefónica“. Toma ya. Cuánto de lirismo no hay en un título así. Y lo mejor está por llegar, estoy a punto de hablar de un clásico. Todo empezó cuando me dejaron de oir al otro lado de la línea de mi antiguo móvil, uno de los que más he adorado. Pequeño y sencillo. Tuve que utilizar uno que nos habíamos encontrado y que aún no hemos devuelto. Vino el cargo de conciencia y, en mi queja, Aiblín me dijo que a ella la habían llamado para ofrecerle uno, que se lo habían mandado gratis, y a Agnieszka, y a Lerlys... Así que llamé para pedir yo también uno, y, claro, me ofrecieron algunos impagables. „Mire, lo que yo quiero es un teléfono gratis, no gran cosa, pero gratis“ „Pues con los puntos que tiene no le podemos ofrecer ninguno gratis“ „Mire, es que Vodafone me ofrece uno gratis por pasarme a su compañía“. No es que me quisiera pasar de listo, estaba utilizando una frase hecha, con total seguridad, lejos de una verdadera estrategia. „Ah, entonces lo que usted quiere es una contraoferta“ „Eso, eso es lo que yo quiero, una contraoferta“. Así que pasé a una comercial, joven, jovial y simpática, que empezó también por teléfonos impagables, y acabó en un Nokia 6300 „muy bonito, yo también lo tengo“, que acepté por su precio reducido: gratis, en el sentido absurdo de la moderna utilización, gratis si usted permanece 18 meses con nosotros, siendo, como es, expoliado. Así que salí a buscar mi Nokia 6300 por todos los distribuidores de Movistar: „No lo tenemos“ „no lo tenemos“ „no lo tenemos“, „no lo tenemos“, hasta que un alma caritativa me dijo „ese teléfono no se fabrica desde Octubre, igual lo encuentra porque a alguien le sobre, pero lo tienes difícil“ „¿Y cómo puede ser, si movistar me ha ofrecido exactamente este móvil?“ „Es que una cosa es movistar y otra los distribuidores“. Toma ya. Esas tiendecitas de movistar son, en realidad movistar distribuidores, y el movistar al que usted llama es el movistar „sabe dios“, pero lo importante, lo verdaderamente importante, es que „eso es cosa de movistar“. Eso te lo dice un tío en una tienda verde en la que cada dos metros dice en grande: „MOVISTAR“ Toma ya. Por supuesto, decidí cabrearme, y mantener mi cabreo, de una forma un poco teatral. Me puse infantil: „ahora quiero un teléfono mucho mejor, y gratis“ Llamé, lo expliqué despacio y suave, pero fingiendo una seriedad y una consistencia cabreada, que imagino muy aficionada. Di, por suerte, con una mujer con dos cojones, que no entró directamente al juego (era un juego de aficionados) sino que defendió con total dignidad, todo hay que decirlo, la existencia del Nokia 6300 y la cortesía de telefónica hacia mi. Discutimos con intensidad y lo resolvimos como personas mayores. „Como no vamos a estar de acuerdo, dígame que me ofrece“ Me ofreció un Nokia 6500. Pero no, yo estaba empecinado con el 6210, con GPS, que era un teléfono superior a mis capacidades para usarlo, pero lo quería gratis. „38 euros“ „Gratis“ „38 euros“ „Gratis“ „¿No me va a rebajar esos 38 euros, como una verdadera cortesía, después de los distribuidores movistar que me ha hecho visitar?“ „No, imposible, estamos hablando de un teléfono de casi 300 euros“ Y me debió ver que estaba a punto de ceder, no a comprarlo, pero a no seguir intentándolo, y, como una maestra, dijo „le puedo ofrecer un descuento del 15% en sus llamadas de los próximos 6 meses“ „Eso sí, eso me gusta, si es así, vale“ Y así fue. Absurda lucha de gallos. Las compañías telefónicas abusan y expolian a sus clientes, trabajan con márgenes espectaculares y con beneficios descomunales, y todavía se permiten estrategias de racaneo. Los clientes, nosotros, hemos creado el instinto de creernos que nos ofrecen algo gratis, que nos regalan algo (no otra cosa que la pleitesía y la obligación de permanecer junto a ellos, mes tras mes, pagando sin parar) y nos vamos tan contentos a casa con nuestro teléfono nuevo y nuestro pírrico 15% de descuento. Todos jugamos un juego idiota en el que fingimos ganar, y hasta fingimos „jugar“. Hasta el propio juego es ficticio. Así es el mundo movistar, el nuestro.

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