viernes, 30 de julio de 2010

Adriana Lestido. Photoespaña 2010. Casa de las Américas



Paseo con gusto por las salas Diego Rivera y Frida Kahlo de la Casa. Me siento en casa, verdaderamente. Adriana Lestido hace el tipo de foto que concuerda con mi idea de la fotografía. Hay algo clásico, algo de la fotografía de los cuarenta, de los cincuenta, hay la textura del blanco y negro, y hay tragedia. Como Aristóteles, y con el mismo grado de poca razón que él, la percibo superior a la comedia. Y ahí está la Lestido, presente, mirando de cerca una realidad enormemente difícil e injusta. Mirando sin énfasis. Es en la mirada de donde surge la tragedia, no de la tragedia misma. En “madres adolescentes”, en “mujeres en prisión”, en “hospital infantil”, se dan la mano con el mismo grado la creación y la realidad, la empatía y el orden, el dolor y la maravilla. El trabajo, el reportaje, es realmente bueno. Doy por terminada la exposición con un regusto trágico. Sin embargo, decido volver, visualizar de nuevo las mejores (para mi) fotos. Decidir con cuál me quedo. Y al volver a pasar por la tragedia, me doy cuenta de que no, de que en la mirada de Adriana Lestido cabe el aire, y veo esa foto, que me engancha ya para siempre. Las madres adolescentes se amontonan junto a las cunas de sus bebés. En el frente, una de ellas juega con uno de los bebés. En aquel ambiente la frescura es total, la brisa, como una tira de color que pasa sobre el blanco y negro, me envuelve. Es en ese espacio en donde la fotografía alcanza su máximo, la maravilla en lo trágico, lo fantástico en lo cotidiano, el lugar en el que lo evidente no lo es tanto, el espacio para lo bello. El amor. El arte.

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