sábado, 20 de octubre de 2007

Lo que Cervantes no contó del Quijano

 Antes de empezar, debo corregir un error. La mezquita de Beysehir no era del 712 sino que tenía 712 años. O sea, era de 1295. En todo caso, aunque no construida en los albores del Islam, fue construida en los albores Selyúcidas en la península de Anatolia. El Iman no hablaba mucho inglés y entendí que era del 712. pero era imposible, claro.
 Y ahora a lo importante, que esto va hoy de Quijotes y Sanchos. Hace unos días, en la bici, pensaba una frase que creo que dijo Neuhaus sobre Emil Gillels, y que me contó Touza en los años habaneros: 'En Gillels una escala es un acontecimiento estético'. Lo pensaba por la forma. Todo depende de la forma, del Cómo. En las cuestiones sencillas, las de la actitud, uno va prefiriendo las cuestiones del Cómo a las cuestiones del Qué (estas últimas incluyen tambien el adónde) ¡¡Como Foucault!! La Estética en el marco de la Ética, al fin y al cabo. Así que, por asociaciones que desconozco, hoy no dejaba de cantar una frase, que decía: 'Por la manchega llanura se vuelve a ver la figura de Don Quijote pasar'. Hice por lo menos veinte versiones, en las que la visión del Quijano variaba mucho. La carretera era como Montiel, como Albacete, pensaba que aquello sólo tenia un sentido físico, casi como el de un transfer... Para mi se habia convertido en una contrarreloj, porque, por razones que contaré despues, había salido muy tarde. Y entonces pensé: '¿No le pasaria lo mismo al Quijano?'
¡¡¡Pues claro!!!, me dije, 'no podia ser de otra manera...' Pero eso que Cervantes calló por razones aristotélicas que trataré de explicar después, era de cajón. '¿O cree alguien que todos los dias eran dias de Molinos, de Batanes, de Altisidoras?' Imposible. Los más de los dias de la vida del Quijote serían dias como el de la etapa que fue mi hoy.
- Sancho, mi niño, por qué no te vas con tu seño, que tengo el día de dinámica individual...
- Disculpe vuestra merced, respondia el escudero, pero las suyas, publicas, con o sin escudero, son siempre dinámicas individuales...
- Venga Sancho, coño, no te pongas sanchesco ahora, que Don Mıguel no nos mira y llevamos aquí diez dias torrados al sol sin que aparezca ni dios...
- Tanto mejor, vuestra merced, que los hombres sencillos gustamos mas del aburrimiento que de la pretension vana y vanidosa de Odiseas y Epiqueas..
- Sancho...
- Ni Sancho ni cojones, tire vuestra merced tieso, que ya va siendo hora de comer algo.

Asi caía el día y el sol entre Egirdir y Dinar. Y, como siempre, Don Miguel, dejándonos la posibilidad de escuchar las conversaciones de nuestros dos personajes, nos salvaba... Claro que nadie hubiera creído a Cervantes que Quijote y Sancho tuvieran días así. Eso lo aprendió Don Miguel de Aristóteles el de Estagira: 'Debe hablar siempre de lo posible verosimil, y no de lo posible real, pero inverosimil' Un ejemplo, para los no versados en verosimilitud. Nos lo conto Heras Leon, un día habanero, cerca de G y malecón: 'Hay una estatua detrás de la Escalinata de la Universidad (de La Habana), un busto de un tal (vamos a ponerle) Ramon Trubia. Este señor, acaudalado cubano de familia española, vivía en La Habana, pero murio en la plaza de toros de Las Ventas, como sigue: El matador intentó entrar a matar con tan mala suerte que la espada rebotó, y salió volando hacia la grada, girando en círculos, hasta clavarse en el corazón de nuestro Ramon'.  Si alguien escribiera algo así, sería un aprendiz. Tanto por exceso como por defecto (Horacio; mediocritas aurea, Dios y Bach;proporción aurea) la historia no cuajaría. Si, aún sin deberlo, quisiéramos contarlo, deberiamos decir: 'El matador entró a matar, la espada no pudo encontrar su sitio. Ramón sintió la punzada como propia. Un estremecimiento le recorrió. Cayó muerto, sin que nadie pudiera hacer ya nada por él.' Por eso Cervantes no nos contó lo que sin ninguna duda él, personalmente, había visto. Para evitarnos el tedio y la incredulidad. Pero existen días asi, etapas así. ¿se hace entonces alguien idea? Pero debo ser sincero con la narracion de los hechos. No debo ser injusto con la realidad. Por la mañana, despues del desayuno (del que sin duda también se podréa hablar durante páginas), me quedé paseando por el bello Egirdir mientras Celso marchaba en pos de Dinar. El mercado empezaba a abrir. El lago parecía el mar, hasta olía a mar. Pero no me quedé sólo para eso. Me quedé para ir al Hammam, para ir a los baños, pilar de parte de la mitología turca. El Hammam. Cuando Goytisolo habla del Hammam y hace literatura comparada a través de las visiones del 'Otro', comprendemos que en esencia, el Baño no es una acontecimiento aislado, sino que forma parte de los ritos de purificación. Parte pues, de un ideal religioso. Los turcos que viajaron al Cristianismo no podían creerse el hedor que desprendía el cristiano, que, en invierno, podia bañarse, si había suerte, alguna que otra vez. ¿De dónde parte, entonces, la idea contraria, desde le cristianismo, de considerar al turco y al moro sucio? ¿Hay alguna diferencia entre esto y la conceptualización actual equivalente de moro fanático, de moro terrorista? 'El cristiano' podría seguir siendo más cerdo y mas terrorista por mucho que se reúna con Dalais Lamas y espíritus santos...
Total, que el Hammam de Egirdir es pequeño y no para turistas. El turco, que no habla palabra de ningún idioma que no sea turco, espera a que pases por la sauna, a que hagas tus abluciones de aguas calientes y frías, y entonces te tumba en el suelo de mármol bajo la cúpula. Te cepilla de arriba abajo con una esponja de estopa, tumbado primero y sentado después. Te lava entonces de nuevo bajo la fuente de agua caliente, y luego te da una masaje. Utiliza para ello jabón. Con una especie de trapo que es en realidad una bolsa de tela, hace espuma en un barreño. Coge entonces la bolsa, la deja caer sujetándola por la parte abierta, y la sopla hasta que se llena de aire. Entonces te la coloca encima y la rompe, quedando la burbuja sobre tu cuerpo... y notas como se va desburbujando. Asi, con dos o tres burbujas de esas, empieza el masaje. Fuerte y de arriba abajo, boca arriba y boca abajo. Despues el tipo te invita a Té y trata de conversar contigo en perfecto turco, idioma al que tú respondes según el sonido y la imaginación que tengas. Vuelves por el mercado, montas la bici y te vas. A los veinte kilómetros paras en un puesto de melones en medio de la carretera. Sin ningun pudor pides un melón. Te traen uno pequeñito, recién cortado, que parece un limon criollo por fuera y que sabe a melón y a pepıno. Pero tú quieres un melón melón. Así que el hombre viejo te trae un cuchillo, te coloca una gran lata que hace las veces de asiento, y te observa comerte un melón entero. Después  empiezas con las manzanas. Ya que estás... Y cuando acabas y lo has puesto todo perdido, te trae agua para que te laves las manos y para que bebas. Por supuesto, no te deja pagar. De Molinos y Melones. Así transcurre el día hasta la gasolinera que hay a veinticuatro kilómetros de Dinar, cuando las fuerzas están ya algo justitas. Decides cruzar al otro lado, la mediana es como las paredes de las casas de Dogville. En aquella gasolinera sólo hay dos mendas sentados, vestidos de azul, serios, sin decir palabra, aburridos. No muestran ni un movimiento interior hacia el extranjero. Pero tienen una silla junto a ellos. Asi que les pido permiso y me siento. La estampa del dia. Saco mis pistachos y les ofrezco. Uno acepta. El otro tiene una mala hostia de mil demonios. O lo parece, que para el caso... De Gasolineras y Altisidoras. Entonces me ofrecen Té. Que yo acepto. Siempre acepto los Tés. Así, como sacado de Fargo, hasta que viene un camión. Hay que seguir. Entonces te ponen un puerto de cinco kilometros, durísimo, cuando llevas ya las piernas maceradas. Crees que los veinticinco kilómetros que quedan te las van a hacer pagar, pero sucede el milagro, la carretera baja por el valle, precioso, como un regalo, y puedes rodar por ahí a cıncuenta por hora en las bajadas y a cuarenta en llano, estimulado por la sensacion de que aquello marcha, de que estás rodando redondo. Hasta que llega Dinar (de Dinares y Batanes)como deberían llegar todos los pueblos. Sin avisar. Sin que se sienta la manaza del hombre.

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