lunes, 15 de octubre de 2007

Van Gogh, 14 de Octubre

Van Gogh

Recuerdo una carta de Vincent a Theo. Decia: 'he tenido que maltratarme mucho para conseguir este amarillo'. Asi fueron los casi cien kilometros de hoy. Para mi. Celso iba mas sobrado y asumio tragarse el viento de cara, mientras yo me protegia de el. Fue una etapa dura. Sobre todo por el viento. La carretera era malisima, aunque casi sın coches, pero el viento soplaba, fueras en la direccion que fueras, siempre de cara (impresion personal). Hasta Derinkuyu fueron cuarenta y un kilometros que se me hicieron setenta. El paisaje no podia ser mas desaborio (aqui la tilde es importante)y el recorrido, por no mencionar el viento, era de constantes subidas y bajadas. En coche hubiera sıdo traducido como 'facil, todo llano'. En Derinkuyu visitamos la mayor ciudad subterranea de la region. Una pocholada. Un sinfin de galerias excavadas a pico,!a pico', con, por lo menos, cuatro niveles de profundidad. Desconzco el origen y la epoca de la construccion. Eso vendra con el tiempo. El paseo por el interior, mientras un tendero con perfecto aleman nos cuidaba las bicis, me recordaba dos cosas; una, ınevitable, casi irrefutable, era 'el jardin de los senderos que se bifurcan'. La claustrofobia la aparte enseguida. La otra era la concepcion de la ciudad. Cual seria el pensamiento original de dicha organizacion? que ideas la guiaban? Incapaz de hacerme idea de la planta, por su caracter laberintico, me sorprendio que la İglesia se encontrara en la profundidad, con lo cual las creencias no parecian situarse de forma marxista, como supraestructura, sino mas bien como cimiento de la construccion. Hubo algo que me agrado especialmente. La bodega estaba arriba, casi en la salida, muy a mano. Una maravilla. Comimos rapido y mal... pero, ah! olvido algo. Mientras Celso me esperaba en Kamakly, unos kilometros antes de Derinkuyu, yo hacia amigos. Un hombre mayor me adelantaba con una bici como la que montaba mi abuelo, desde mucho antes de morir. Llevaba una rosa (de plastico, como la que le gustan a Galeano) floreciendo del manillar. No pude evitar amistar con el. Y el no pudo evitar llevarnos a un bebedero de Te, donde nos invito a te y bombones. Nos trato como a verdaderos invitados. Se llamaba Abdullah. Llevo su direccion en el reverso de la fotocopia del Pasaporte. 'El turco es hospitalario, definitivamente', pensaba, hasta que en la entrada de Derinkuyu un nino de no mas de siete anos empezo a hacer gestos ostensibles para que pararamos. Las dos manos en alto y el en el centro de la carretera. Como no queria parar, me agarro de la chaqueta. Sobrevivi de milagro. Gritaba 'money' y empano un poco mi concepto del turco. No conviene generalizar, me decia para resolver el dilema.
El primer sitio en el que podriamos dormir era Ihlara, a cincuenta y un kilometros de Derinkuyu. Desde fuera parece facil, pero el viento dispone. Durante dos horas Celso asumio el viento, hasta que el dia, que poco a poco habia ido cerrandose, decidio hacer aguas. A cinco kilometros de Ihlara, ya casi sin fuerzas, ocurrio lo increible. Habia una niebla humeda que borraba el horizonte. La luz debia desaparecer. Y, sin embargo, aparecio una claridad especial. Los amarillos de la espiga cortada se convirtieron en algo vivo. Jamas habia visto antes algo asi. Las mejores 'calidades' (como era el gusto del dilettante de 'cafe de artıstas')de marillo que habia visto nunca. Luminoso, presente.?Vendria del azul, tambien de una especial luminosidad e inetensidad? Era como si el dia, una vez terminado, quisiera amanecer de nuevo. pense que la paliza habia merecido la pena, justo cuando estaba a punto de comprender porque Bızancıo habia permitido, en el siglo XI, un Sultanato (el de Rum), en el seno del imperio. Anatolia central no parecia poder interesarle a nadie y tampoco parecia diferir mucho del 'ancha es Castilla', no en el mejor de sus sentidos. Pero cuando vi la magia del amarillo, inmediatamente pense en Theo. Y eso, la Estetica, me salvo. Ya no me quedaban fuerzas. Quiza lo imagine (con tilde en la e). Eso tambien pudo ser.
En el descenso hacia el valle, hacia el canon de Ihlara, cerre por un momento los ojos, para que la lluvia me hiciera caricias. Debia ir muy cansado. En Ihlara, ante la subida que llevaba a la pension, decidi quedarme en la plaza, haciendo amigos, que, como siempre, me invitaron a Te. Me ofrecieron subirme el equipaje en coche. Por razones que desconozco no acepte (con tilde en la e final). Comi una barrita de chocolate. Estaba muerto de frio y las piernas se tambaleaban. Les faltaba ATP. La pension me salvo. Una ducha intermınable y caliente me devolvio la vida. Luego vino la cena, que compartimos con una israeli que nos invito a su mesa. Dirigia una revista de poesia, y ella misma escribia. Me enseno algo que me parecio un Talmud. Nos conto de la mezcla que vio en Estambul, entre lo frikie y lo tradicional. Una mezcla que le encantaba. Pero eso vendra con el tiempo, si la lluvia que hoy inunda de forma salvaje Estambul, entre otras razones, lo permite.

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